Los rebeldes hutíes de Yemen mantienen en jaque al comercio mundial. Sus incesantes ataques a embarcaciones en el mar Rojo han multiplicado la tensión en una de las regiones más inestables y militarizadas del planeta, y han reducido drásticamente el tráfico por una vía marítima primordial para el transporte global de mercancías e hidrocarburos. La volatilidad e importancia geoestratégica de la zona se reflejan en la presencia permanente de tropas de casi todas las potencias militares; y en las ansias del Kremlin por establecer una base en el mar Rojo tras varios intentos fallidos. Las guerras civiles que asolan sus costas, el resurgir de la piratería y la fijación de Etiopía con obtener una salida al mar, elevan aún más la temperatura de unas aguas ya de por sí calientes.
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