El inesperado repunte migratorio que desfonda a El Hierro: "No aguantamos más"

El inesperado repunte migratorio que desfonda a El Hierro:

Un total de 1.300 personas han llegado en apenas 48 horas a una isla de 7.000 habitantes. Ese es el resultado de uno de los fines de semana más caóticos que se recuerdan en la isla más alejada del continente africano; El Hierro. La cifra aumenta porque, en 30 días de este 2024, son más de 4.000 los migrantes que han llegado a las costas herreñas, la última parada de la mortífera ruta canaria. Enero está siendo inédito en las islas, con más de 6.000 personas llegadas a sus costas, y se espera que vaya a más tras las elecciones presidenciales en Senegal, que tendrán lugar en poco más de 20 días.

Los voluntarios de Protección Civil son los primeros que, junto a las autoridades y Cruz Roja, suelen llegar hasta el Muelle de La Restinga para prestar asistencia a los migrantes que llegan. Juan Francisco Mendoza es Coordinador de Protección Civil Valle El Golfo y hace una manifestación que resume el agobio de este principio de año: "No hemos podido ni actualizar los datos de tantos que han llegado esta última semana”.

Se trata de un grupo de 66 voluntarios que, al dejar su trabajo, sacrifican su tiempo de ocio para convertirse en ángeles de la guarda de las personas que arriban a la tierra herreña. Sin embargo, no todos están activados a la vez. "He tenido que hacer una criba y quedarnos solo 27 personas porque lo que se ve en un CATE (Centro de Atención Temporal de Extranjeros) afecta psicológicamente y no todos están preparados”, asegura Mendoza.

Este fin de semana llegaron más de 1.000 personas a la isla y lo compara hasta con "una película de Steven Spielberg". Mendoza llegó el sábado a las 9 de la mañana y se fue el domingo a las 7 de la tarde del CATE de San Andrés, con capacidad para 500 personas. "Es muy fuerte lo que vivimos. No dormimos porque había una entrada constante de cayucos y esto lo llevamos aguantando desde hace año y medio, desde octubre de 2022", añade.

Ignacio Cembrero

Esta llegada constante de náufragos ha afectado también a la rutina de Mendoza. Para él, todos los migrantes con los que tiene relación "son amigos". "Hay madrugadas en las que te desvelas, piensas en quien no te ha hablado desde hace días o no sabes nada de él, coges el móvil y le llamas". Pero no solo eso, muchas veces, en plena noche, su móvil suena y son mensajes de familias preguntando por alguno de sus paisanos, vecinos o hijos que salieron del continente africano y no dan señales de vida. "Cuando mueren o se enferman, no te cuento, se cae el mundo al suelo", lamenta. El año pasado fallecieron en aguas canarias 6.007 personas. Este año, solo tratando de llegar a la isla herreña, ya son 13.

"Que el Gobierno cumpla"

Mendoza, ante la circunstancia actual, es claro y pide cuentas a Moncloa: "El Gobierno nos prometió una ayuda que ahí se quedó y nosotros somos voluntarios, siempre tenemos que estar pidiendo, porque siempre nos hace falta y los pocos recursos que tenemos, se agotan por el desborde actual". Pide que cumplan su palabra, "aunque solo sea para la gasolina".

Juan Manuel Benítez, por su parte, regenta el Bar Chachi, en El Pinar, municipio en cuya costa está La Restinga. Asegura que la isla está "desbordada". "Esto hay que pararlo sí o sí, pero parece que todo el mundo mira para el otro lado y nadie quiere enterarse de la situación".

Destaca la nobleza y el comportamiento de los chicos que conviven en el municipio canario de menos de 2.000 personas. "No son agresivos y los niños se han ido adaptando bien, incluso tienen un equipo de fútbol". Sin embargo, lamenta que no se pueda contratar a los adultos, por ejemplo en su negocio, por carecer de nacionalidad, ni tampoco se puede adoptar a los menores porque "hay familias que quieren acoger a niños, pero si lo adoptas, le coges cariño y después te lo quitan".

Lamenta que no pueda contratar a los adultos, por ejemplo en su negocio, por carecer de nacionalidad, ni tampoco adoptar a los menores

Y es que la nacionalidad, y por tanto el permiso para trabajar, es otro de los grandes obstáculos con los que se encuentran los migrantes en España. Estas personas tienen que demostrar que llevan dos años viviendo en el país, pero, para vivir, necesitan un certificado de empadronamiento y, para ello, un contrato de alquiler.

Recursos escasos

En una isla no capitalina se tienen deficiencias en materias sanitarias, educativas o sociales. Los recursos son más escasos que en las capitales canarias y no cuentan, por ejemplo, con infraestructuras sanitarias que atiendan a los herreños, tales como la capacidad para hacer una simple resonancia magnética. Precisamente muchos de ellos no aguantan más la situación y claman contra ella: "Es insostenible que cancelen mi cita médica porque el médico se fue de urgencia a atender migrantes que acaban de llegar", comenta una paciente mientras espera su turno en el Hospital Insular Nuestra Señora de Los Reyes.

Apenas llega a los 70 años de edad, pero recuerda perfectamente cómo su familia emigró a Venezuela a buscar una vida mejor, pero comenta, que desde hace tres meses, la isla vive en un constante caos porque "faltan medios, ambulancias, policía…".

Prefiere ocultar su nombre por miedo a que sus vecinos la tachen de "racista": "No sé qué me pueden hacer estos chicos. Van en grupos de diez por Valverde, caminando o parados en cualquier esquina, y tienen distinta mentalidad a nosotros. De momento están tranquilos, pero ¿hasta cuándo?". Además, recuerda una imagen que le produce horror, la de la destrucción de cayucos: "Antes, La Restinga era un muelle pesquero, fuente de nuestra alimentación durante años y, en verano, una estampa de gente disfrutando. Ahora se ha convertido en nubes de polvo y ruidos fuertes cuando desarman o se llevan los cayucos. No dan ganas de bajar a uno de los sitios más queridos por los herreños".



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