Sin Justicia. Más de 300 asesinatos de ETA sin resolver (Espasa) es el libro definitivo para calibrar una de las asignaturas pendientes de la democracia española. Más de un tercio de los atentados de la banda terrorista permanecen sin esclarecer. El paso del tiempo y la nula colaboración de sus autores dificultan todavía más esa tarea. La minuciosa investigación de los periodistas Florencio Domínguez y María Jiménez Ramos cifra ahora en 312 los crímenes de la organización que siguen esperando una sentencia condenatoria para sus responsables.
"José Pablo García Lorenzo. 19 de junio de 1980. Amorebieta (Vizcaya). Empleado municipal", "Manuel Zamarreño Villoria. 20 de mayo de 1998. Rentería (Guipúzcoa). Concejal del PP"... Uno a uno, la obra repasa una lista interminable de nombres y familias destrozadas por la acción de la violencia. Así hasta el último, el doble asesinato de los guardias civiles Diego Salva y Carlos Saénz en 2009 en Palmanova. "Las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado siguen trabajando para identificar a los autores. La causa sigue abierta", concluye el apartado dedicado a estos dos agentes.
María Jiménez y Florencio Domínguez son dos firmas reconocidas por su labor a la hora de documentar el legado criminal de la banda. Domínguez es el periodista que más y mejor informó sobre la actividad de ETA y su medio siglo de terror. Fue director de la agencia de noticias Vasco Press, cuyos análisis servían de apoyo en ocasiones a las fuerzas de seguridad. Es autor de varios libros sobre la materia, como el referencial Dentro de ETA (2003), en el que se aborda el día a día de los comandos de la organización. Su prestigio le valió para ser elegido director del Centro Memorial para las Víctimas del Terrorismo, con sede en Vitoria.
"Este libro es un descenso a un puñado de historias que contienen un agravante para sus víctimas: la ausencia de justicia", dice el libro en sus primeras páginas. Reconocen a las autoridades policiales y judiciales un empeño en arrojar luz a tanta oscuridad y no obvian que "todos esos pasos se han dado en un contexto que en algunos momentos ha parecido hostil". "El fin de la actividad de ETA ha dado inicio a un tiempo en el que en una parte de la sociedad ha calado la idea del olvido", avisan Domínguez y Jiménez.
Sin Justicia retoma el modelo del libro Vidas Rotas (2010), en cuya elaboración también participó Domínguez. Publicado en los estertores de ETA, sirvió para poner nombre a todos y cada uno de los asesinados de la banda. Un nombre y una fecha servían de encabezamiento para cientos de historias personales, muchas de ellas olvidadas durante años. Vidas Rotas se convirtió en un documento de constante consulta para periodistas, historiadores e investigadores que acuden todavía hoy a menudo a un apabullante índice onomástico en sus páginas finales. Ahora esa fórmula se repite para servir de guía en los casos pendientes de resolver.
"Un total de 312 asesinatos de ETA cometidos mediante 240 atentados registrados después de la aprobación de la Ley de Amnistía de 1977 no han conocido sentencia en la que se haya condenado a alguno de los autores materiales que los perpetraron, por lo que se han considerado casos pendientes sin resolver", detalla el libro. Afirman sus autores que eso significa "casi un 40% de todos los crímenes mortales protagonizados por la banda terrorista en ese periodo de tiempo".
La peor etapa fue la que va desde 1977 hasta 1989, cuando se produjeron 563 asesinatos, de los cuales 236 permanecen sin resolver
Por datos, la peor etapa fue la que va desde 1977 hasta 1989, cuando se produjeron 563 asesinatos, de los cuales 236 permanecen sin resolver. Durante la década de los noventa, se registraron 165 atentados mortales, de los cuales 60 siguen sin esclarecer. En los 2000 fueron 58 muertes y 16 sin autor conocido. Por comunidades autónomas, País Vasco se ubica a la cabeza, con 255 casos pendientes. Le siguen Madrid (25), Navarra (16), Cataluña (6), Andalucía (5), Baleares (2), Castilla y León (1) y Comunidad Valenciana (1). Además, hay otro atentado sin autor conocido que se perpetró en Francia.
En su introducción, el libro admite que "un crimen solo estará completamente esclarecido cuando todos los implicados hayan sido identificados, y solo estará completamente resuelto cuando todos ellos hayan sido condenados". Sin embargo, este libro toma como punto de partida aquellos casos cuyos autores materiales no han sido identificados o no han podido ser llevados a juicio. "Es posible que se haya juzgado a los autores materiales, pero no a los colaboradores cómplices, en estos casos se consideraría esclarecido", aclara.
A partir de ahí, Domínguez y Jiménez abordan una cuestión relevante: las escasas sentencias condenatorias contra jefes etarras en concepto de autoría intelectual. "Conforma uno de los déficits que la lucha policial y judicial mantiene en torno al terrorismo de ETA", concluyen.
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