Investigadores de la Universidad de Georgia y de la Universidad de Brenau han publicado los resultados de un estudio dirigido por la doctora Sherry Sanderson,...
Investigadores de la Universidad de Georgia y de la Universidad de Brenau han publicado los resultados de un estudio dirigido por la doctora Sherry Sanderson, en el que exploran el impacto que tiene ser casa de acogida de gatos entre los adultos mayores que viven de forma independiente.
El perfil de las personas voluntarias para colaborar en el estudio exigía que fueran mayores de 60 años, vivir solos y solas y no tener otras mascotas en casa. A través de un reclutamiento realizado en el Athens Community Council on Aging, situado en Estados Unidos, los participantes debieron completar una encuesta antes de iniciar el programa y posteriormente el seguimiento incluyó nuevas encuestas a los 1, 4 y 12 meses después de la acogida o adopción. En dicho cuestionario se incluían escalas de soledad, salud física, salud mental, confianza en uno mismo, sentimientos positivos y negativos y la sensación de comodidad que proporcionaba el animal de compañía.
Al tratarse de un programa de acogida, los participantes recibieron los materiales necesarios para el mantenimiento de un gato, como caja de arena y toda la alimentación y, por supuesto, la atención veterinaria regular para los gatos que corrieron a cargo de las asociaciones participantes en el estudio.
En la encuesta de seguimiento a los 4 meses tras iniciar el programa, la investigación reveló que el sentimiento de soledad sufría un descenso significativo entre todos los participantes. Un total de 95.7 por ciento adoptaron al gato al finalizar el programa.
“Esta investigación, la primera realizada exclusivamente con gatos, proporciona evidencia prometedora de que un programa de acogida de gatos para adultos mayores tiene el potencial de crear un vínculo duradero que beneficia tanto a los humanos como a los gatos”, declaró uno de los financiadores del estudio.
El escollo económico
Todos los participantes que, recordamos, eran personas mayores independientes, expresaron previamente su interés en adoptar si pudieran hacer frente económicamente al cuidado que requiere un animal de compañía.
En este estudio, y de forma paralela, el equipo investigador también quería comprobar hasta qué punto el obstáculo financiero imposibilita a esta franja de ciudadanos adoptar un animal.
“Nuestros resultados muestran que al eliminar las barreras económicas que supone la adopción de un animal, como los suministros para su cuidado y la atención veterinaria a cargo de las asociaciones, no solo podemos ayudar a los adultos mayores a vivir más sanos y felices, sino que también estimula la socialización y la adopción de los gatos procedentes de refugios”, explica Sherry Sanderson en el comunicado.
En Europa, más del 32 por ciento de la población mayor de 65 años vive sola; en España hemos alcanzado la cifra de 2.54 millones de personas en dicha situación. Existen numerosos estudios que demuestran los efectos nocivos que tiene la soledad y el aislamiento entre la población mayor, y para los que se necesitan estrategias para abordar este problema de manera efectiva.
Resultados como este estudio, demuestran que establecer programas de acogida entre asociaciones de cuidado y control de animales domésticos y personas geriátricas puede marcar una sustancial diferencia en la vida de las personas mayores que se sienten solas.
Referencia:
- The Impact of Cat Fostering on Older Adult Well-Being and Loneliness: A Feasibility Study. Sherry L. Anderson y equipo. The Journals of Gerontology (2023)