Irene Montero ya está oficialmente ungida como candidata de la dirección de Podemos para postularse a liderar la lista en las próximas elecciones europeas. La secretaria general del partido, Ione Belarra, ha escenificado este sábado su petición a la exministra de Igualdad para que se presente a las correspondientes primarias, y después afronte esta cita con las urnas, al arranque de junio. Era un secreto a voces, que aventuraban distintas figuras del partido, y que dota a Montero de una nueva oportunidad para resurgir políticamente tras varios meses apartada de la primera línea. Una alianza con los de Yolanda Díaz con la número dos morada como candidata se antoja casi imposible, y todo apunta a que irán por separado, para medir la fuerza de cada uno de los actores.
"Nadie mejor que tú para ayudarnos a poner en pie, de nuevo, un proyecto valiente"."No nos podemos permitir la tibieza, porque nos estamos jugando el proyecto europeo"; "Nosotros no nos referenciamos en la familia política del social-liberalismo que representan los verdes y el PSOE"; "Necesitamos un grupo de izquierda fuerte", justificó Belarra. En esa escenificación de bicefalia que suelen practicar, las dos dirigentes fueran las únicas intervinientes en el acto, repartiéndose todo el protagonismo. "No tenemos nada que perder, salvo nuestras cadenas", afirmó la secretaria general, entre golpes de pecho por las medidas que los suyos han impulsado en el Consejo de Ministros.
"Los buitres y especuladores siguen haciendo negocio con nuestros derechos: vivienda, sanidad, educación. 🟣Pero nosotras tenemos la valentía para enfrentarnos a los poderosos".📹@IreneMontero #PodemosMásQueNunca pic.twitter.com/lm3lMJYJW2
— Podemos (@PODEMOS) December 16, 2023
Montero, a su lado, escenificó que acepta el encargo. "Me presentaré a las primarias de Podemos para ser la candidata a las elecciones europeas de 2024", aseguró. No hay hoy rival a la interna que cuente con opciones de hacerle sombra, como asumen en el núcleo duro de Belarra. Tampoco hay ninguna figura que, para sus bases, encarne como ella la alternativa a la línea política y al liderazgo de Yolanda Díaz, a la que llevan meses criticando por una ristra de agravios con los que quieren justificar haberle dado portazo. En todo el discurso de Montero, algo más extenso que el de Belarra, ha brillado su promesa de distinguirse de Sumar, sin nombrarles. De ejercer como una "izquierda fuerte",
Es una de las grandes bazas que juegan los morados desde que echó a andar la legislatura: retratar a Sumar como una fuerza servil, acomplejada ante el PSOE, para reivindicarse como los verdaderos garantes de las "transformaciones valientes". Como el partido al que Díaz no quiso en los Ministerios (Podemos solo peleó el de Montero); el de la ministra de Igualdad más atacada por la derecha y la ultraderecha, y por tanto como una suerte de guardián de las esencias de la izquierda. Y, en el marco europeo, como integrantes de la única familia política que está dispuesta a ir más allá que los socialdemócratas y los verdes.
Montero llamó a "no conformarnos" con la "receta" de PP y Vox, pero tampoco con el "no se puede" del PSOE". "Necesitamos una izquierda fuerte, un feminismo fuerte", que no calle "ni ante las ofensivas reaccionarias" ni ante las "peticiones de silencio de la socialdemocracia". No hacía falta nombrar a la vicepresidenta segunda para que evidenciara su enmienda a la totalidad a su proyecto político.
"Si nos conformamos con defender lo que ahora existe, las derechas, que no han pasado por los pelos, van a terminar pasando". "Si no hay posibilidad de cambios reales y profundos, gana la ultraderecha"; advirtió Montero. Repitió que, aunque para algunos sectores "transformar" sea "ir demasiado deprisa", "hacer ruido", o impulsan los cambios necesarios, "o las derechas mandarán, y camparán a sus anchas aunque no gobiernen", apostilló.
Es la cita electoral en la que tienen más opciones de éxito, toda vez que se asienta en el sistema de circunscripción única. Y llega cuando cumplen diez años, después de haber pasado por el Gobierno y de verse apartados del mismo, mientras no dejaban de perder apoyos electorales, se extinguían de parlamentos autonómicos y veían naufragar su proyecto a nivel territorial. De hecho, Belarra ha anunciado que próximamente pondrán en marcha el proceso para renovar las direcciones territoriales pendientes: hay cuatro comunidades autónomas ya en manos de gestoras, y su constitución está pendiente en regiones como Madrid. El partido quiere volver a la épica, vender su resurgir tras desplomarse electoralmente. Entraron en el Congreso con 69 diputados, hoy son solo cinco.
Podemos ha llenado este sábado el teatro del Palacio de la Prensa de Madrid: ha reunido a 600 personas en la sala, según la organización, dejando a otros 1.200 simpatizantes en la puerta, tras sobrepasar el aforo. Ni en el nombre del acto, "Ahora más que nunca", ni en sus llamamientos a asistir había ninguna información o aclaración sobre el contenido del acto.
Hasta la canción con la que empezaban a calentar a sus bases era una declaración de intenciones: "No estaba muerto, estaba de parranda", rezaba el estribillo de El Muerto Vivo, de Peret. Su decisión de romper con el grupo parlamentario Sumar les ha llevado a acelerar los tiempos, también a la hora de abrir un nuevo frente de batalla contra Díaz. Y a volver a entonar la misma canción que repiten desde hace meses: "No estaba muerto, estaba de parranda".
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