No es el arroz blanco ni las legumbres: una investigación que ha seguido a un grupo de ciudadanos chinos durante 13 años ha confirmado que son las frutas, las verduras y la actividad física los tres pilares para llegar al siglo de vida
La longevidad, y por ende la inmortalidad, ha sido el gran anhelo a lo largo de la historia y en todo tipo de culturas. Hoy en día, traspasar la frontera del siglo de vida ya no es tan excepcional. En España, entre 2008 y 2022 se ha triplicado el número de personas centenarias: casi 20.000 en la actualidad. Pero es el continente asiático el que sigue acaparando el foco cuando pensamos en que esa longevidad sea además con una calidad de vida aceptable. Un estudio recientemente publicado ha confirmado los tres hábitos clave para lograrlo.
Un equipo científico multicultural (China, Australia, Reino Unido) se ha volcado en estudiar los hábitos alimentarios, estilo de vida y riesgo de mortalidad en una cohorte de ciudadanos chinos mayores de 80 años, cuyas vidas han seguido de cerca entre los años 1998 y 2011. Un periodo lo suficientemente amplio como para que los investigadores puedan ahora desterrar ciertos mitos sobre la dieta asiática y también sorprenderse porque lo estrictamente saludable no es el eje que marca absolutamente llegar a estas edades.
Como los responsables del estudio aclaran en sus conclusiones, la complejidad de manejar ese arco temporal tan amplio y la evolución del grupo seleccionado (algunas personas murieron a lo largo de estos años) ha supuesto que las informaciones no tengan el nivel de detalle deseado en cuanto a cantidades ingeridas y especificidad de alimentos por parte de los participantes, por ejemplo. También alertan de que la ecuación entre dieta y riesgo de mortalidad no es exacta debido a otros factores externos como las enfermedades crónicas.
El arroz no es el único secreto
Desde los países occidentales pensamos en el Lejano Oriente como una de las zonas del mundo guardianes del secreto de la longevidad: comúnmente se ha asociado su dieta a esta capacidad. En concreto, el arroz y la menor presencia de proteína cárnica se han barajado como los factores dietéticos que podrían garantizar llegar a los cien años de vida.
Sin embargo, la citada investigación no ha puesto el acento en el consumo de cereales sino en una triada que, a día de hoy, no provoca ningún asombro: se ha asociado a una ingesta diaria de frutas y verduras, así como a la práctica de una actividad física el aumento de dos años de supervivencia con respecto a los participantes que no tenían estos hábitos.
Las legumbres, en concreto los frijoles (judías, alubias), también se constataron como un alimento imprescindible para el 80 por ciento de las personas estudiadas. Y aquí sí que se produjo una sorpresa: paradójicamente se estableció un mayor riesgo de mortalidad en ese grupo que entre los que no los consumían. El estudio concluye que quizás el tipo de legumbre y la forma de cocinarlo puede estar detrás de esta sorpresiva variable.
No hay dietas perfectas
Las conclusiones también han desterrado ciertos mitos sobre la dieta china: no solo viven de arroz blanco. Los octogenarios y nonagenarios participantes en el estudio confirmaban una ingesta frecuente y alta de proteína como carne, pescado, legumbres y huevos. Esta dieta, tildada de “inadecuada” por el equipo científico dada la frecuencia y la cantidad, se complementaba además con un alto consumo de verduras conservadas en sal, que los investigadores sugieren sustituir por frescas.
A todas luces no hay una fórmula secreta de la longevidad ni esta depende de las condiciones dietéticas de un determinado país. Los ancianos chinos que han participado en este estudio han llegado a noventa años y más comiendo proteína y sal en cantidades no recomendadas. Quizás el secreto esté finalmente en el ejercicio físico.
Referencias
Instituto Nacional de Estadística (s.f.). Población por edad (año a año), Españoles/Extranjeros, Sexo y Año. https://www.ine.es/jaxi/Datos.htm?path=/t20/e245/p08/l0/&file=01003.px
Shi, Z., Zhang, T., Byles, J., Martin, S., Avery, J. C., & Taylor, A. W. (2015). Food Habits, Lifestyle Factors and Mortality among Oldest Old Chinese: The Chinese Longitudinal Healthy Longevity Survey (CLHLS). Nutrients, 7(9), 7562–7579.