La construcción cuenta con 50 plantas y es el cuarto rascacielos con mayor altura de la Unión Europea.
La ciudad de Madrid cuenta con el conjunto de rascacielos más alto de España y uno de los skyline más modernos y fotografiados de la Unión Europea, al nivel de ciudades como París, Fráncfort, Viena, Róterdam o Varsovia, donde el músculo económico se refleja en sus impresionantes edificios.
Desde 2008, la capital española se eleva hasta rozar el cielo en el parque empresarial Cuatro Torres Business Area (CTBA), junto al Paseo de la Castellana. Entre los cuatro grandes edificios de Madrid hay uno que sobresale por encima del resto: la Torre Cristal. Se trata de un rascacielos de 249 metros de altura y 50 plantas, situado en el distrito de Fuencarral-El Pardo, dentro del CTBA. Además, se trata del edificio más alto de España y el cuatro de la Unión Europea.
Una tonelada de vidrio para su construccción
La Torre Cristal es propiedad de la aseguradora Mutua Madrileña y, en la actualidad, es la sede de empresas como KPMG, Red Hat, SegurCaixa Adeslas, Agbar, Seat, Bovis, o el centro de negocios Regus. Fue construido entre 2004 y 2008 y el diseño corrió a cargo del arquitecto César Pelli en colaboración con el estudio Ortiz León Arquitectos.
Para su construcción se emplearon 4.600 ventanas, lo que equivale a 44.000 metros cuadrados de vidrio y un peso de una tonelada. Además, fue necesario retirar 90.000 metros cúbicos de tierra, emplear 44.000 metros cúbicos de hormigón y 4,5 millones de ladrillos, sin contar los sonatnos.
27 ascensores permiten la movilidad en el edificio
El rascacielos tiene 120.800 metros cuadrados de superficie: 76.724 en superficie y 44.007 subterráneos. Entre sus 50 plantas, 45 son oficinas, 5 donde se encuentran las salas de máquinas, una planta baja, una azotea y 6 de aparcamiento, donde entran más de 1.250 vehículos. Para una óptima movilidad dentro del edificio, cuenta con 27 ascensores.
Los 249 metros de altura de la Torre Cristal provocan una diferencia de temperatura de 10 grados centígrados entre el suelo y la cota máxima, donde se han llegado a registrar vientos de hasta 132 kilómetros por hora, lo que ha puesto a prueba la resistencia del edificio en situaciones adversas.
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