Si hay algo que define el sentimiento identitario de un municipio, es el recelo irracional al contiguo. Laura Burguillo vive en una calle limítrofe entre Leganés y Getafe, pero que a nadie se le ocurra mencionar que ella es de los primeros. Burguillo es de Getafe, y punto. Y los de Leganés son “pepineros”. Este enfrentamiento popular, medio en broma medio en serio, a veces se deja entrever con la puesta en marcha de dotaciones municipales. Durante las décadas previas a la crisis, la carrera giró en torno a dotaciones públicas y grandes proyectos urbanísticos. Ahora, en estas fechas de celebración, champán y reencuentros, la pelea por ver quién consigue la Navidad más divertida es la última de las batallas entre localidades.
“Siempre hay cierta tendencia a que se produzca un efecto contagio”, apunta el politólogo y profesor de la Universidad Rey Juan Carlos, Javier Lorente. Esta vez, Abel Caballero prendió la mecha con la estrafalaria ciudad de Vigo y ahora la competición se extiende por el territorio. “Vigo es la reina, pero después vamos nosotros”, sentencia entre risas la concejala de fiestas de Leganés, Almudena González.
La última gran batalla entre Getafe y Leganés
“Getafe tiene un hermano tonto que se llama Leganés” o “Ea ea ea, Getafe es una aldea” son algunos de los lemas que definen la tónica de la rabieta entre estos dos municipios, siempre con el altavoz de la cuestión futbolística de fondo. El pique transciende a decoraciones dignas de película en las que todas son las más grandes en relación a algo.
Getafe lleva años montando el ya conocido Navidalia, una ciudad ficticia levantada en un recinto ferial con su propia casa de Papa Noel, Montaña de Trineos, carpa con 90 atracciones, un Belén a tamaño real, un paintball y “la pista de hielo natural más grande de Europa”. Lleva abierta desde el 18 de noviembre y no cerrará sus puertas hasta el próximo 8 de enero. Es el segundo año que la localidad apuesta porque “el entorno sea un parque temático de la Navidad”, explica el concejal de Cultura, Luis Domínguez.
Fue hace tres años cuando la tradicional y escueta celebración de luces y belenes aumentó con creces. Empezaron con un espectáculo aéreo que se mantiene hasta hoy. Esta vez se celebró el día 22 de diciembre. “Elevamos una infraestructura con una grúa a 20 metros de altura y se hace una danza aérea sobre el lago. También hay un DJ en el aire”, continúa el concejal. Por si fuera poco, contarán con un Bosque Mágico con luces y personajes los días 2 y 3 de enero. Todo eso unido a conciertos, espectáculos infantiles, teatros…
La cuestión es… Todo esto, ¿a santo de qué? Desde el consistorio explican que “es un momento de ocio y disfrute de las familias, una época muy importante llena de magia e ilusión para los más pequeños”. Y lo más importante: “¡Getafe es la mejor ciudad de la Comunidad de Madrid!”, bromea el concejal, quien continúa añadiendo en tono más serio que “es un lugar del que uno no quiere marcharse y al que uno siempre quiere volver. Trabajamos para eso; para que nuestros vecinos disfruten de lo mejor y que otros municipios también se puedan acercar a pasarlo bien”. Además, desde el consistorio añaden que tras el duro golpe de la pandemia, es una manera de incentivar el movimiento económico de determinados sectores.
Burguillo, de 27 años, es concisa: “La Navidad es mejor la de Getafe. Es como Torrejón, aunque es verdad que hay mucha cola, pero vaya, eso Leganés no lo tiene”.
Pero lo cierto es que sí. Después de ver el tremendo despliegue que montaban sus vecinos, Leganés este año se ha sumado a la carrera de la Navidad más guay. Sí, vale, Getafe tiene la pista de hielo más grande de Europa; pero Leganés ha compuesto su propio villancico y han creado a los Legamigos, una banda de muñecos con forma de personas, dragones y pepinos que interpretan la canción.
“¡Fue idea del alcalde!”, explica la concejal de Festejos, Almudena González. Miguel Ángel Recuenco, primer edil de Leganés y abogado, es también músico. Así surgió la idea de componer una canción navideña que hablara sobre la historia de la ciudad.
Es una realidad que, durante los últimos años, los residentes del municipio siempre tenían que desplazarse al vecino Getafe o la mítica Plaza Mayor de Madrid para disfrutar de algo similar. Con la entrada del nuevo equipo municipal en mayo, el gobierno local se puso las pilas. “Teníamos unas ganas locas”, sentencia Domínguez. “Cuando yo era niña no había estas cosas y hemos ido viendo como surgía esa inquietud en las ciudades cercanas. Nosotros siempre teníamos que salir de Leganés para disfrutar de estas fechas. Este año, cuando llegamos al Gobierno, el tema de la Navidad era algo que teníamos claro”, continúa Domínguez, nacida y criada en la localidad.
No cabe duda de la veracidad de sus palabras si se tiene en cuenta el despliegue musical de 37 días que han montado en toda la localidad. “La intención es que la gente se ilusione y se potencie ese sentimiento de pertenencia”, continúa la concejal. Las Musicales Navidad en Leganés giran especialmente en torno a la música, pero hay un diamante en bruto con el que no contaban el resto de ciudades. El espíritu gallego se adentró en la corporación municipal y apostaron por instalar una noria gigante. “No es una noria, es LA noria”, sentencia González. “Es la hermana de la de Vigo, son 50 metros”. Y no es casualidad, ya que los mismos que montan el parque temático de Abel Caballero, también han instalado la infraestructura de Leganés.
Javier Lorente apunta que, con el cambio de Gobierno producido en Leganés en los últimos comicios de mayo, puede existir esa intencionalidad de “marcar la diferencia”. No obstante, es pronto para determinar que pueda influir en la percepción de la opinión pública sobre el equipo local.
Por el momento, todas las esperanzas están puestas en este proyecto. “El impacto económico de momento se desconoce. Partimos de la nada, así que si repercute en el comercio local genial, pero lo primero es que los vecinos tengan una programación buena cerca de casa”, apunta González. Más aún si se tiene en cuenta la tragedia que sufrieron en 2020 cuando “el Belén de la caseta se incendió”. El suceso fue un incentivo más para pelear por unas Navidades mejores.
El yo también quiero es un fenómeno de la política local más que conocido. Una filosofía donde entran en juego dos factores: por un lado, la comodidad de tener lo mejor cerca de casa, y por otro, el orgullo de que eso mejor está en el lugar con el que te identificas. A menor escala, los pueblos más pequeños también compiten por tener las mejores fiestas, orquestas y peñas de vecinos. En cuanto a dotaciones municipales se refiere, el periodista Llàtzer Moix analizó esta tendencia en su libro Arquitectura Milagrosa publicada en 2010. En la obra, el escritor se centra en la arquitectura, y explica cómo durante décadas las localidades españolas se alistaron a una carrera para levantar las infraestructuras más llamativas, muchas veces por el simple hecho de que el de al lado lo había conseguido.
El politólogo Javier Lorente no es ajeno a estos pequeños retos entre municipios. “Vigo ha conseguido definir una especie de marca personal en torno a esto, y a ese nivel dudo que lleguen estas localidades. Diría que es más por ese contagio”, explica. Además, al no formar parte (todavía) de la identidad de los municipios, no implica que pueda incidir en la opinión pública del equipo de Gobierno. “Probablemente los políticos crean que sí, pero este tipo de medidas (salvo grandes proyectos), no tiene efecto electoral. Si las elecciones fuesen en enero, quizá. A nivel de políticas públicas, lo que se ha visto en Madrid que más afecta al voto son las cuestiones relacionadas con el Metro”.
Las dos caras de la Navidad de Torrejón
Hay un municipio que se lleva la palma. Torrejón de Ardoz lo apuesta todo al rojo: para los fanáticos de la parafernalia navideña, es casi obligatorio acercarse a las calles de las mil luces. Ya en 2017, lanzaron con orgullo el siguiente comunicado de prensa. “Torrejón de Ardoz y Lieja (Bélgica) son las dos primeras ciudades europeas elegidas como Capitales Europeas de la Navidad”.
Es innegable que están en el podium. Los primeros. Haciendo de rabiar a los residentes de Alcalá de Henares. “Me duele reconocerlo, pero sus Navidades son mejores”, describe Paula Quintanar, residente de la ciudad de Cervantes desde hace más de 30 años. Este periódico ha intentado ponerse en contacto con la concejal de Festejos de la localidad, pero el jaleo de las fechas ha sido una piedra en el zapato. “Tiene un evento”, reseñaron innumerables veces desde el consistorio.
Este año, además, el evento será gestionado por la compañía Productores de Sonrisas (Premio Nacional de Circo 2023). “Queremos convertir las Mágicas Navidades en un referente mundial”, declaró su portavoz, Rafael González.
Pero, a veces, también se puede morir de éxito. El festival de linternas asiáticas, más de un kilómetro de luces, una pista de hielo sobre un lago y, por supuesto, “el Belén más grande de España”, no termina de gustar a todos. La fiesta ha crecido tanto que desde el consistorio han apostado por cobrar entrada al recinto para reducir el aforo. Los vecinos de los edificios aledaños están hasta el gorro.
Mario, por ejemplo, es uno de ellos. “Me inhabilitan el parque dos meses. Yo voy ahí a hacer ejercicio a diario y, además, también desaparece el parking de la estación de Cercanías que usan quienes viven lejos de la parada”, relata a este diario. “Y el tráfico… para ir a un sitio que tardas 5 minutos, llegas en 30. Pero bueno, te puedes organizar para ir de otra forma”. Su novia Nuria es más optimista. “Soy Torrejonera y que se hable de nosotros por esto es bueno. Para los niños es súper mágico, ¡y para los mayores también!”.
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