Vacas, cabras y ovejas: los 'bomberos' de Madrid que evitarán las llamas de este verano

Vacas, cabras y ovejas: los 'bomberos' de Madrid que evitarán las llamas de este verano

Miles de pinos, encinares y melojares inundan la sierra de Guadarrama. Es el Madrid soñado por todos los que pasan sus días entre el asfalto, el tráfico y los edificios de la capital. Entre toda esa vegetación discurren amplios campos de matorral y de hierba como si de una gran alfombra verde se tratase que brilla con más fuerza este año, después de la histórica primavera pasada por agua. Sin embargo, la belleza de lo rural esconde uno de los peligros más imparables y bravos: los incendios forestales. El año pasado hubo solo en la región unos 265 incendios de este tipo que abarcaron menos de 100 hectáreas y en 2023, 201. Un problema que se acentúa en verano y al que dan vueltas las distintas administraciones. Sequía, altísimas temperaturas, placas solares, postes eléctricos y el factor humano. Mil variables posibles para las que se trabaja intensamente en poner soluciones.

En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, los bomberos y técnicos cuentan con la colaboración de hay casi un centenar de ganaderos que ponen a disposición sus cabras, vacas, ovejas y caballos para tratar de reducir las llamas. Prudencio, un ganadero de Miraflores de la Sierra (7.100 habitantes), lleva unos diez años trabajando en este programa. Tiene unas 80 vacas que se comen principalmente el pasto de tres parcelas en la Dehesilla, un monte de titularidad pública.

Como él, unos 90 ganaderos ponen a disposición sus animales para tratar de frenar la propagación de incendios en verano, el momento más problemático del año, y especialmente en el mes de julio. En total, 21.000 cabezas de ganado comerán este verano -y muchos también durante todo el año- la hierba crecida durante la primavera para reducir el riesgo de la vegetación se convierta en combustible. La mayoría estarán en los municipios de Manzanares El Real, Rascafría y Chapinería. Y especialmente en las zonas más próximas a urbanizaciones. La idea es compaginar la actividad de los retenes y maquinaria con los animales. Es decir, que primeramente sea el hombre el que corte las capas más altas de vegetación -cada tres o cuatro años- y que como mantenimiento, pasen los animales para realizar el "desbroce a diente" y "mantener lo que ya se había arreglado".

Jose Luis Gallego

Es una técnica que ya se usa en muchos puntos de España, pero los ganaderos lo hacen desde 2011 en colaboración con la administración regional, con datos e información estudiada y elaborada por el Cuerpo de Bomberos. En total, se trabajará en unas 4.000 hectáreas de monte. El año pasado, principalmente se utilizó a vacas (9.673), cabras (5.630), ovejas (5.750) y caballos (179). Además, la iniciativa cuenta con el apoyo de la Universidad de Alcalá y la Politécnica de Madrid quienes están inmersas en un proceso de I+D+I para analizar cómo es el tipo de flora que se genera, el redileo virtual -es decir, controlar a los animales a través de herramientas tecnológicas para que no se salgan de un perímetro determinado- o el comportamiento del ganado frente al paisaje.

La problemática de los incendios forestales se avivó en la década de los 50. Las llamas en la Comunidad -y en España en general- se tornaron más bravas de lo normal. Desde entonces, ha incrementado significativamente su extensión y sus efectos. ¿El motivo? Además de los años cada vez más cálidos, el éxodo de población hacia las grandes urbes ha provocado que nadie se ocupe de los matorrales y vegetación que crece sin control y se convierte en gasolina. En este sentido, la biomasa, que antaño se aprovechaba en el medio rural pasó a acumularse en el monte.

Es la combinación perfecta para propagar el fuego y consolidar los incendios, según detallan fuentes del servicio de Incendios Forestales de la Comunidad de Madrid. Además, la propia estructura urbanística de la región, con muchísimas urbanizaciones en zonas semirrurales, áreas industriales e incluso infraviviendas convierten cualquier incendio forestal en una emergencia para la población. Por ello, el trabajo de estos animales es algo primordial. Pero no solo es beneficioso para el medio ambiente. La iniciativa ha propiciado que muchos jóvenes ganaderos asuman el relevo generacional de sus familiares. "Aunque no sea el motivo principal para quedarte con una ganadería, se ha convertido en una técnica de fomento", sostienen fuentes del servicio.



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