Razones sensoriales, preferencias personales, juego... Por qué algunos gatos beben con la pata


         Razones sensoriales, preferencias personales, juego... Por qué algunos gatos beben con la pata

En muchas ocasiones, el gato usa el ‘método de la pata’ por tratarse de un recipiente inapropiado.

En un universo doméstico en el que todo parece estar (más o menos) bajo control, hay pequeños gestos que aún siguen desconcertando a personas que conviven con gatos, tengan experiencia previa o sea la primera vez que comparten espacio con un felino. Se trata de verlos beber agua no directamente con la lengua, sino mojándose una pata delantera para luego lamerla. A veces lo hacen de forma esporádica y en otras, como rutina consolidada. Y aunque a simple vista pueda parecer un simple capricho, lo cierto es que este comportamiento nos brinda pistas sobre el entorno, la salud y la personalidad del animal.

Este curioso hábito, que recuerda más a un ritual de pesca que a un acto de hidratación, no está relacionado con ninguna patología en particular. De hecho, es tan frecuente en gatos jóvenes como en adultos, y puede responder a múltiples causas que van desde la sensibilidad a los estímulos hasta preferencias arraigadas por la forma o ubicación del recipiente. Entenderlo es útil tanto para calmar la inquietud de los humanos responsables del animal, y también para adaptar el entorno del gato a sus verdaderas necesidades.

Entre la física del agua y la etología felina

El primer motivo que puede llevar a un gato a beber con la pata es muy básico: no le gusta cómo está colocado su cuenco. Si está demasiado cerca de una pared, si el borde le roza las vibrisas (conocidas como bigotes) o si el material refleja la luz de forma molesta, es posible que el animal opte por acercarse con cautela y probar primero con la pata. Algunos felinos desarrollan aversión a meter la cara en un recipiente profundo, especialmente si su diseño no está adaptado a su morfología o si huele ‘raro’. En esos casos, usar la pata es una forma de tantear el terreno sin comprometer la cabeza ni las sensibles vibrisas.

Otra razón tiene que ver con la percepción visual. A diferencia de los humanos, los gatos tienen dificultad para detectar superficies de agua estática en cuencos muy llenos o transparentes. Al mojar la pata, generan ondas o pequeños movimientos que les permiten confirmar visualmente la presencia del líquido. Este mecanismo es comparable a lo que hacen al beber de fuentes en movimiento o al preferir el agua corriente y es que no es solo una cuestión de frescura, sino también de percepción sensorial.

Tampoco hay que descartar el papel del juego. En gatos jóvenes, activos o muy curiosos, mojarse la pata y salpicar suele ser parte de un comportamiento exploratorio. El agua, en ese caso, se convierte en un recurso lúdico, no muy distinto del que representa una cuerda o una caja de cartón. Y en algunos individuos, esta forma de beber puede mantenerse por simple costumbre, como una estrategia que en su día funcionó y que se perpetúa por repetición, sin necesidad de un desencadenante externo.

Observar, ajustar y respetar

Aunque ver a un gato beber con la pata no es preocupante en sí, conviene observar si el comportamiento surge de forma repentina o si va acompañado de signos de incomodidad. Si antes bebía normalmente y ahora evita acercarse con la cabeza al cuenco, puede haber una causa física, como dolor dental o problemas en el cuello, o problemas ambientales como cambios en la disposición de objetos u otro animal cerca.

Una buena idea es revisar el tipo de recipiente. En el caso de los gatos, lo ideal son los cuencos anchos, poco profundos y de acero inoxidable o cerámica, materiales que no retienen olores ni reflejan demasiado la luz. Es preferible evitar los cuencos estrechos o de plástico, siempre colocarlos lejos del arenero y, si es posible, en una zona tranquila del hogar y sin estar pegados a una pared. Algunos gatos también agradecen tener varias fuentes de agua distribuidas en distintos puntos, lo que les permite elegir según su estado anímico o la hora del día.

También se puede probar con una fuente de agua en movimiento. Muchos gatos muestran una clara preferencia por el agua que fluye, tanto por su percepción de frescura como por su atractivo sensorial. Si al introducir una fuente observamos que el gato deja de usar la pata, es una buena señal de que la motivación era más práctica que lúdica. Si, por el contrario, sigue con su gesto habitual, quizá estamos ante una personalidad especialmente meticulosa o juguetona, y en ese caso no hay motivo para cambiarla.

En última instancia, beber con la pata es una de esas pequeñas excentricidades felinas que enriquecen la convivencia. Siempre que el gato esté sano, hidratado y cómodo en casa, no hace falta corregirlo. Al contrario, observar cómo se relaciona con el agua puede ser una excelente oportunidad para comprender mejor su sensibilidad, su carácter y su forma de relacionarse con el m... {getToc} $title={Tabla de Contenidos}

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