Rafa Guerrero: "Si un hijo solo se enfada con su madre, significa que es puerto seguro"


         Rafa Guerrero: "Si un hijo solo se enfada con su madre, significa que es puerto seguro"

Aunque pueda parecer contradictorio, los niños muestran sus verdaderos sentimientos con sus madres.

Muchas son las madres en España que se preguntan por qué su hijo se enfada más con ella que, por ejemplo, el padre u otras partes de la familia. Esta pregunta, que a simple vista parece algo sin importancia, tiene un trasfondo que revela mucho más de lo que imaginamos y hace que muchas se planteen si son o no buenas madres.

"Si un hijo solo se enfada con su madre, significa que es su puerto seguro", así lo afirma Rafa Guerrero, psicólogo, doctor en Educación y uno de los mayores expertos en apego infantil de nuestro país. Esta afirmación, aparentemente contradictoria, encierra una verdad emocional poderosa: la figura materna, cuando es estable, presente y segura, se convierte en el único lugar donde los niños se sienten libres para expresar sin filtros sus emociones más intensas, incluida la rabia. Es decir, es con las madres con las que, normalmente, los niños suelen mostrarse de manera más auténtica y real, pues se siente más seguros y protegidos.

Durante años, muchas madres han vivido con frustración el hecho de que sus hijos, sobre todo en edades como la infancia o la adolescencia, parezcan mostrar su peor versión solo con ellas, mientras que fuera del hogar, en el colegio o con otras personas, los mismos niños se comportan con una corrección sorprendente. Comprender el por qué de esta actitud puede hacer que se evite la frustación de las madres.

Por qué los niños se enfadan más con las madres

Que los niños se enfaden más con las madres no es una cuestión de probabilidad ni nada parecido, sino que tiene una explicación bastante entendible, y es que es con las madres con quienes se sienten más seguros y pueden mostrar libremente sus sentimientos.

Es más, según Rafa Guerrero, esto no debe interpretarse como un fracaso en la crianza, sino como un indicador de éxito: el niño percibe a su madre como una base segura. Es precisamente porque confía en ella que se atreve a mostrar lo que en otros entornos reprime. La rabia, por tanto, es una emoción válida, una señal de que algo necesita atención, y no una conducta que deba suprimirse automáticamente con castigos.

El concepto de "puerto seguro", como se llama a la madre en estas situaciones, viene de la teoría del apego de John Bowlby, que sostiene que los vínculos afectivos tempranos con las figuras cuidadoras (habitualmente la madre) son determinantes para el desarrollo emocional del niño. Un niño con apego seguro sabe que puede volver a ese "puerto" siempre que lo necesite, incluso cuando su comportamiento no es el más adecuado.

Ser ese lugar de retorno implica una gran carga emocional para las madres. Requiere presencia, paciencia y una capacidad casi infinita de contención. Pero también exige autocompasión: entender que no se trata de ser perfectas, sino suficientemente buenas para sostener las tormentas emocionales de los hijos sin caer en la culpa o el reproche.

Cabe destacar que esto también puede ocurrir con el padre. Especialmente en aquellas familias en las que la crianza de los hijos corre a cargo de ambos. Es decir, antiguamente parecía una tarea destinada más a la madre, pero con la incorporación de las mujeres al mundo laboral, ambos se ocupan de los pequeños, por lo que los dos se convierten en referencia y "puerto seguro".

{getToc} $title={Tabla de Contenidos}

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente

Formulario de contacto