¿Pueden los perros comer yogur? Guía práctica para no meter la pata


         ¿Pueden los perros comer yogur? Guía práctica para no meter la pata

Los probióticos del yogur no benefician igual al sistema digestivo humano que al canino.

El yogur se ha convertido en un superalimento habitual en las neveras humanas, por lo que parece lógico que muchos convivientes con perros se preguntan si pueden aprovechar esos beneficios para sus animales. La respuesta corta es sí, ya que el yogur no es tóxico, pero la respuesta completa exige matices. No todos los perros lo digieren bien, no todos los formatos valen y, sobre todo, la cantidad importa.

A nivel nutricional, el yogur aporta proteínas de buena calidad, calcio, potasio y magnesio, además de bacterias vivas (probióticos) que, en teoría, pueden ayudar al equilibrio intestinal. Sin embargo, también contiene lactosa. Tras el destete, muchos perros pierden la enzima lactasa que permite digerir ese azúcar, y en ese caso, incluso una pequeña ración puede traducirse en gases, diarrea o vómitos. Por eso conviene probar con una cucharada escasa y observar.

¿Cada día? Mejor no

Aunque sea bien tolerado, el yogur debe considerarse un extra ocasional, no un pilar de la dieta. Incluirlo a diario aumenta el aporte global de grasas y calorías y a la larga puede favorecer el sobrepeso o, en casos extremos, desencadenar pancreatitis, una inflamación potencialmente grave. La mayoría de veterinarios recomiendan limitarlo a una o dos cucharadas dos o tres veces por semana, siempre dentro del cálculo calórico total.

Blanco y sin azúcar

El envase ideal para perros es un yogur natural, sin azúcar añadido ni edulcorantes. Los sabores de frutas o chocolate incorporan sacarosa, jarabes o incluso xilitol, un edulcorante inocuo para humanos pero tóxico para los perros. En caso de duda, es muy importante leer la etiqueta y si aparece la palabra xilitol o maltitol, descartarlo.

Dentro de los naturales, la variedad griega tiene un punto a favor y es que se cuela para concentrar proteínas y reducir lactosa, lo que suele mejorar la digestibilidad. Eso sí, es importante también escoger la versión desnatada o semidesnatada para controlar la grasa.

Cachorros, séniors y estómagos sensibles

Los cachorros sanos pueden probar el yogur, pero en cantidades mínimas dado que su flora intestinal aún está en proceso de maduración y un lácteo puede desequilibrarla. En perros muy mayores o con patologías digestivas crónicas conviene consultar antes con el veterinario, igual que en casos de alergia confirmada a la proteína láctea.

Para ofrecérselo a los perros, las recomendaciones sugieren que puede darse directo desde la cuchara, como premio rápido, o bien mezclado con el pienso, para dar frescor y aroma.

Sea cual sea el formato, se debe retirar el plato pasados diez minutos y limpiar los restos para evitar la fermentación del ácido láctico que puede atraer bacterias.

¿Y los probióticos? Hay alternativas mejores

Si buscamos un refuerzo digestivo en la alimentación canina, los suplementos veterinarios formulados con cepas específicas para perros son más eficaces que el yogur de consumo humano. El número y tipo de bacterias, así como su supervivencia al paso por el estómago canino, están estandarizados, mientras que con el lácteo destinado al consumo humano, la variabilidad es alta y el aporte, impredecible.

En conclusión, el yogur puede ser un complemento seguro y apetecible para la mayoría de los perros siempre que sea natural, sin edulcorantes y administrado con moderación. Hay que observar la respuesta digestiva, ajustar la ración y, ante cualquier duda (diarrea persistente, vómitos, picores), consultar al veterinario.

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