La piscina natural más pintoresca de La Rioja: paisajes de postal y agua muy fría

La piscina natural más pintoresca de La Rioja: paisajes de postal y agua muy fría

En el corazón de la Sierra de Cebollera, donde los hayedos cubren laderas y los arroyos serpentean entre montañas, se esconde uno de los rincones más sorprendentes y refrescantes de La Rioja: las cascadas de Puente Ra. Este enclave natural, cerca del municipio de Villoslada de Cameros, es mucho más que una ruta de senderismo: es la escapada perfecta para quienes buscan paisajes de postal y un chapuzón inolvidable (si el cuerpo aguanta el frío).

La experiencia arranca desde el Centro de Interpretación del Parque Natural Sierra de Cebollera. Desde allí, siguiendo el sendero señalizado como número 4, se inicia un recorrido circular de algo más de seis kilómetros. El trayecto arranca en la Ermita de la Virgen de Lomos de Orios, un edificio barroco del siglo XVII ubicado a más de 1.400 metros de altitud, rodeado por uno de los bosques de hayas más espectaculares de la región.

El camino no presenta grandes dificultades, aunque sí tramos con cierto desnivel que requieren algo de resistencia física. A cambio, el visitante se adentra en un entorno salpicado de miradores naturales y rincones donde la vegetación parece brotar por todas partes. Durante la marcha, se atraviesa un antiguo refugio pastoril en la Majada de las Desecadas, un vestigio de la trashumancia riojana que aún se conserva en forma de chozo y corraliza restaurados.

Uno de los momentos más mágicos de la ruta llega con el descenso hacia el arroyo de Puente Ra, donde el sonido del agua comienza a dominarlo todo. A medida que se avanza por este terreno resbaladizo, el murmullo se transforma en rugido y, de repente, aparece ante los ojos del caminante “El Saltín”, la más icónica de las cascadas del recorrido. El salto de agua, que desciende entre paredes de piedra cubiertas de musgo, forma una poza natural que invita al baño.

Sara Castellanos

Pero cuidado: el agua está helada. Tanto, que solo los más valientes se atreven a sumergirse por completo. Eso sí, quienes lo hacen aseguran que la descarga de adrenalina vale la pena. La poza de El Saltín se ha convertido en una piscina natural improvisada, donde el frescor del agua contrasta con el calor de las caminatas estivales.

El regreso hacia la ermita transcurre por un tramo ascendente que, aunque puede parecer duro al final de la ruta, se lleva bien gracias a las vistas y la satisfacción de haber descubierto uno de los rincones más singulares del turismo de naturaleza riojano. Esta combinación de patrimonio, historia y paisajes verdes hace del sendero de Puente Ra una experiencia redonda para disfrutar en verano.



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