
La actriz se somete a la entrevista 'Fuera de contexto' con Rebeca Marín en '20minutos'.
María Galiana tiene 90 años. Es necesario empezar por aquí y recordar su edad, para ser conscientes de que, a veces, los tópicos son verdad y la edad es solo un número. Actúa cuatro días a la semana interpretando a Mag Folan en la obra La reina de la belleza, la función teatral que el 28 de junio pondrá el punto final al Teatro Reina Victoria.
Además, ha firmado varios proyectos de cine y le molesta trabajar los fines de semana porque le estropea los planes. "Voy al cine, por supuesto, a la ópera, porque soy abonada, a un concierto…", reconoce. Y, por si fuera poco, es del Betis y aficionada al tenis: "Pensar que la final de Roland Garros no la pude porque estaba en el teatro…".
A María le gusta la vida, mucho más que las entrevistas, y se agarra a ella dejándose las uñas en el intento. "Tengo un miedo horroroso a morirme, tengo que luchar contra la depresión que te supone vivir la última década de tu vida", asegura. Un miedo que hoy, parece comprensible, pero vivir mucho, vivirlo todo, siempre ha sido su objetivo.
Empezó en el mundo de la actuación haciendo teatro en los años 50 en el TEU (Teatro Español Universitario) cuando la dictadura y la censura oprimían tanto, que ahogaban cada intento de sacar la cabeza y respirar algo de libertad. Actuaba en pequeñas obras mientras ejercía de profesora, una vocación temprana, que se materializó tarde, cuando se dio a conocer al gran público. "No son casualidades, pero son oportunidades que aparecen y que una tiene el don. Yo no he tenido que estudiar para hacer esto, no he tenido que ir a ninguna escuela. Lo puedo hacer mejor o peor, hay muchísimas lagunas, cosas que yo todavía no conozco y me doy cuenta", detalla.
La misma vida con dos caminos, la docencia y la actuación, sin renunciar a nada: "Seguí dando clase hasta mi jubilación, hasta los 65 años". Un amor al trabajo que le sigue alargando la vida. "Es una verdadera pena porque a la gente joven no le interesa aprender, se ha perdido la idea de que estudiar es un privilegio. Creo que a la gente ahora mismo le parece que trabajar es un horror y a mí lo que me gusta es trabajar. Estoy agradecidísima a mi amor por el trabajo, porque creo que es lo que me mantiene viva", apunta.
Incansable, fuerte, enérgica e independiente: "No sé lo que es aburrirse, no me aburro nunca. Me gusta estar sola, cosa que ya es difícil a mi edad encontrar esto, soy especialmente independiente". "A mis nietos les veo poco, pero se las apañan. Yo le digo 'niño, estoy ganando dinero para dar propinas'. Les hago bizzum, que funciona de maravilla; para su cumpleaños le mando uno", dice sobre su relación con ellos.
A sus 90 años, María Galiana sigue conduciendo y no necesita mapas: conoce el camino, pero nunca el destino, y todavía le quedan muchas paradas.