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Hace algo más de cuatro años, en la cabeza de Laura Nadeszhda, una joven graduada en Arte Dramático, rondaba la idea de contar Madrid de forma distinta. Frente a los cientos de free tours que abarrotan la Gran Vía y la Puerta del Sol, sintió que realmente la vida madrileña más allá de la M-30 (pero también en espacios céntricos como San Bernardo) se quedaba sin contar. “Soy una persona muy intensa”, comenta entre risas. “Me encanta pasar por un lugar y recordar momentos que viví allí. Creo que así puede contarse otro Madrid”, sintetiza. En 2021 y junto a otros dos amigos, decidió arrancar el proyecto ‘Nos separa el puente y el río’ donde distintos madrileños -de nacimiento o adopción- cuentan sus historias más personales para tratar de explicar la realidad de un barrio. “No es solo contar qué pasó. Intentamos convertir una historia íntima en una pieza artística”, reflexiona Nadeszhda.
Desde el 27 de mayo hasta el 24 de junio, los barrios de Ascao, Entrevías, Colonia Manzanares, La Elipa, Arganzuela, Conde de Casal, Ciudad Universitaria y San Bernardo acogen la quinta edición de estos recorridos gratuitos que tienen una duración aproximada de dos horas. “Te conecta con la ciudad de otra manera”, apunta emocionado un usuario de los paseos. Son ya cientos de personas las que se han sumado a lo largo de estos años a las rutas, y según cuenta Nadeszhda , es una comunidad que repite en varias ocasiones. En esta edición, la organización propone un reto a los seguidores más fieles: ‘un pasaporte’ al estilo Camino de Santiago con sellos y un premio final. En total hay siete recorridos distintos que los guías realizan en tres jornadas diferentes.
La mayoría de los guías son el mejor ejemplo de la fidelización que consiguen los paseos. “Es gente que en general ha venido a ediciones anteriores como oyente, y se han animado. No nos conocíamos, pero para eso abrimos convocatorias todos los años y siempre con la prioridad de que lo que pase sea fuera del centro”, explica. Personas de distintas generaciones, aunque especialmente las más jóvenes, llenan rápidamente las listas todos los jueves cuando los organizadores abren los formularios de inscripción de la siguiente semana. "A quien viene le flipa", exclama Laura. La iniciativa, además, cuenta este año con el apoyo del Ayuntamiento de Madrid.
Claudia, vecina de Arganzuela, es una de las guías de este año. Su tour, Los niños saben de prismáticos y palmeras, cuenta su rutina junto a su hermana cuando acudían semanalmente a una academia de inglés del barrio hasta que una tarde una confesión les pilló por sorpresa. En este caso, los asistentes recorren la zona desde Pirámides hasta Acacias. El trabajo de los guías no se reduce simplemente a hablar. Preparan para cada grupo material -manuscritos, fotografías, canciones, alguna manualidad- con el que entender mejor la vivencia. Además, el reducido número de participantes por cada grupo -unas siete personas- favorece la proactividad y la puesta en común de historias.
El paseo que guía Alba por el barrio de Ascao, llamado La gata, es su forma de entender el regreso a casa. Tras pasar una temporada en Londres, ha decidido hablar de su familia, de amigos, del amor y del desamor. Es decir, de la nostalgia y de cómo cambia un lugar cuando uno marcha, pero la identidad siempre permanece. Unos sentimientos reconocibles en casi cualquier vida. Y ese es el quid de la cuestión: al final del día, las historias personales se repiten. "Tendemos a pensar que nuestras vivencias son singulares, pero al escuchar las de otras personas, nos damos cuenta de que son universales", resume Laura. También en este sentido apunta Asten, una asistente de los paseos: "Fui a un recorrido sobre vivencias de una madre. Y descubrir a otras madres a través de historias personales te hace redescubrir a la tuya. Todas son diferentes versiones de una misma madre".
Como broche final, los asistentes acuden a una picnic donde debaten sobre el tour que acaban de hacer. Además, durante el año Laura, Manuel y Kimo -las otras dos personas que gestionan este proyecto- realizan talleres tanto para niños como adultos en los que también se trabajan las experiencias personales con la ciudad. La idea de los tres organizadores es poder ampliar tanto los talleres como los paseos y reproducir la idea en otras ciudades españolas.