Gatos con sobrepeso: cómo iniciar hábitos saludables para ayudarlo a adelgazar


         Gatos con sobrepeso: cómo iniciar hábitos saludables para ayudarlo a adelgazar

Un par de kilos de más pueden parecer insignificantes, pero el impacto en su salud puede ser profundo.

Al igual que ocurre con las personas, el sobrepeso y la obesidad en gatos están relacionados con un mayor riesgo de padecer enfermedades graves como diabetes tipo 2, problemas articulares, hipertensión o algunos tipos de cáncer. Además, los gatos con exceso de peso suelen tener una calidad de vida más baja, ya que juegan menos, se mueven con más dificultad, y pueden incluso dejar de acicalarse o de usar el arenero por sentirse incómodos o fatigados.

Por ello, ayudar a un gato a perder peso no solo puede alargar su vida, sino mejorar su bienestar diario. Sin embargo, iniciar un plan de adelgazamiento felino exige constancia, un entorno adaptado, y sobre todo, acompañamiento profesional. Nunca debe iniciarse una dieta por cuenta propia ni reducir de forma drástica la cantidad de comida, ya que los gatos pueden desarrollar enfermedades hepáticas graves si pierden peso demasiado rápido.

Como todo cambio importante, esta transformación requiere tiempo y pequeñas estrategias sostenibles en el tiempo.

El punto de partida

Antes de plantear cualquier cambio, es imprescindible que el gato sea examinado por su veterinario. Una revisión completa permite descartar patologías que puedan estar detrás del aumento de peso o que dificulten la pérdida de calorías, como trastornos hormonales o metabólicos. Además, el profesional veterinario puede calcular con precisión el peso ideal y elaborar un plan individualizado con el número de calorías recomendadas y el tipo de dieta más adecuado.

Las dietas terapéuticas formuladas para la pérdida de peso son distintas de los piensos comerciales con reclamos como light o ‘control de peso’. Contienen menos calorías por ración, pero están formuladas para mantener el nivel adecuado de proteínas y micronutrientes, de modo que el gato conserve su masa muscular incluso comiendo menos. También suelen incluir más fibra para aumentar la sensación de saciedad y, en algunos casos, ingredientes que estimulan el metabolismo.

El seguimiento también es muy importante: el plan inicial suele necesitar ajustes, por lo que se recomienda revisar el peso cada dos semanas. En muchos casos, el veterinario puede indicar la cantidad exacta de comida en gramos diarios, ya que medir con tazas o a ojo puede dar lugar a errores. Hacerse con una báscula de cocina puede ser muy útil para un control más preciso. Si hay otros gatos en casa, será necesario buscar estrategias para que cada uno tenga acceso únicamente a su comida.

Introducir el ejercicio en la rutina

En la naturaleza, los gatos son depredadores de emboscada, diseñados para alternar largos periodos de reposo con breves explosiones de actividad. Esta biología sigue presente en los gatos domésticos, pero el entorno del hogar facilita el sedentarismo, sobre todo cuando la comida está siempre al alcance.

El truco está en crear oportunidades para que el gato se mueva más sin estrés. Por ejemplo, colocar el comedero en otra habitación de la casa obliga al gato a caminar, así como cambiar la ubicación del cuenco cada cierto tiempo también lo mantiene activo. Otra opción efectiva son los comederos interactivos o los puzzles de comida que el gato debe manipular para obtener pequeñas cantidades, lo que ralentiza la ingesta y estimula su mente.

El juego es otro aliado. Jugar dos veces al día, durante 5 a 10 minutos, con cañas, pelotas o bolas de papel les va a ayudar a quemar calorías y, sobre todo, reactivan la motivación del gato. Muchos gatos responden mejor si se les da una pequeña recompensa tras la sesión, como una parte de su ración diaria. La variedad es importante y lo que resulta emocionante hoy, puede no interesarle mañana. Para mantener viva su curiosidad, es buena idea alternar juguetes y los tipos de estímulos.

Evitar recaídas

Uno de los mayores retos de los planes de adelgazamiento es resistir las súplicas del gato hambriento. Muchos felinos aprenden rápidamente que maullar a ciertas horas o mirar fijamente al cuenco vacío produce una reacción humana, pero es importante no ceder a ese “chantaje emocional”. Se pueden usar dispensadores automáticos para establecer rutinas y evitar que el gato relacione directamente al humano con la comida.

Es importante aclarar que los premios comestibles y las recompensas no tienen por qué desaparecer, pero sí deben formar parte del plan calórico total. Por lo general, se recomienda que no superen el 10% de las calorías diarias. En caso de iniciar la dieta, hay que elegir premios bajos en calorías, dividirlos en trozos más pequeños o incluso usar parte del pienso como recompensa también es una estrategia efectiva. Y, en muchos casos, el premio puede ser también una sesión de juego o cepillado.

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