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El movimiento independentista catalán está a punto de quebrarse irreconciliablemente. La euforia unitaria desatada hace años ha dado paso a una atomización de los grupos y la mayor organización cívica secesionista ya está a punto de partirse por la mitad: el 5 de junio nació oficialmente la plataforma Dempeus per la Independència, formada en buena parte por críticos de los partidos que alimentaron el procés. Se puede decir que es la organización de los cabreados. Pero realmente con todos: con los partidos independentistas tradicionales, con los electores que no les votan, con España y los españoles y con el mundo en general.
La nueva organización nace con el objetivo de aplicar el unilateralismo, de presentar una lista cívica rompedora a las próximas elecciones autonómicas y para polarizar el voto del soberanismo catalán entre la extrema derecha de Aliança Catalana y la nueva organización. Pero, aun así, incorpora a elementos de extrema derecha que la hacen inestable, porque entre sus filas conviven radicales izquierdistas como la cúpula de Solidaritat per la Independència (Sí, un partido surgido de una fractura de ERC) con activistas que apoyan ahora a la ultra Sílvia Orriols, diputada y alcaldesa de Ripoll.
En un acto al que asistieron medio millar de activistas, Dempeus se vistió de largo en Barcelona. Huidos de Junts per Catalunya y de ERC, junto a otros gurús secesionistas, conforman una cúpula variopinta que, sorpresivamente, aúna a elementos de los dos extremos del arco ideológico.
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Antonio FernándezDempeus nace como una amalgama de intereses partidistas coyunturales de fuerzas unidas por un sentimiento de hispanofobia y con el único cemento entre ellas que el rechazo a todo lo que venga de España. En realidad, no formula propuestas nuevas (aparte de la radicalidad extrema de sus posicionamientos), pero recoge lo peor del procés. Su prioridad es la independencia y su intención es, una vez más (y ya van cinco), “convertir las próximas elecciones catalanas en plebiscitarias con la unilateralidad como única estrategia realista”.
Proyecto indefinidoEs un proyecto, ideológicamente hablando, indefinido y vacuo, pero con una base de sentimentalismo atávico antiespañol. “Solo si somos libres recuperaremos la dignidad y no tendremos que soportar por más tiempo el menosprecio y los insultos de España y podremos potenciar nuestros valores propios: el trabajo, el esfuerzo, el ahorro, la iniciativa, el espíritu emprendedor, la innovación…”, dice uno de los puntos de su ideario. Otro destaca: “Estableceremos el nuevo Estado sobre una base democrática de calidad, sin los corsés y rémoras franquistas de la democracia de baja calidad española”.
Manel Manzanas, uno de sus portavoces, lo dejó muy claro en el acto de presentación público: “Esto no va de izquierdas o derechas. Primero, la independencia”. Contrariamente a los que en privado señalan algunos (que se ha de hacer efectivo un cordón sanitario contra la ultra Aliança Catalana), el dirigente de la nueva formación afirmó que para formar parte de Dempeus no se preguntará a nadie si es de derechas o de izquierdas.
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Antonio Fernández. BarcelonaDempeus es capaz de reunir bajo el mismo paraguas a ex de Junts como el aspirante a senador Roger Español o la exdiputada Cristina Casol, el empresario Jordi Roset, que ha estado financiando al Consell de la República de Carles Puigdemont desde sus inicios, o a Josep Punga, que se enfrentó a Lluís Llach por el control de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y que es un histórico de Convergència y de Junts.
También cuenta con el apoyo de Josep Manel Ximenis, el primer alcalde que organizó un referéndum independentista local en Cataluña, en el lejano 2009, o activistas que ahora coquetean con la extrema derecha como el exterrorista Fredi Bentanachs. Nombres de peso como máximos dirigentes de la ANC se cuentan entre sus adeptos: las expresidentas Elisenda Paluzie (también ex de ERC) y Dolors Feliu, el exvicepresidente David Fernández Aguilera o Uriel Bertran (antes en ERC y luego en Solidaritat).
La intención es “articular una lista electoral de cara a las elecciones al Parlament de Cataluña previstas para el año 2028. Es preciso reactivar el independentismo unilateral y representar a todo este sector que ahora mismo se siente huérfano de un proyecto político que le represente”.
Temas recurrentesManzanas también mostró la estrategia de Dempeus: “Cataluña está pacificada, dicen... Dempeus viene para alterarla de nuevo”. La estrategia de la nueva plataforma se reduce a un puñado de palabras que ya han sido repetidas hasta la saciedad en los últimos años. De hecho, recurre el manido tema del expolio fiscal: “Cada año, el Estado español coge a los catalanes 22.000 millones de euros en impuestos que van a España y no vuelven a Cataluña. Esto significa un expolio fiscal de 3.000 euros por persona y año (12.000 euros por cada familia de 4 personas)”. La única novedad es que subió el monto del supuesto expolio: de 16.000 a 22.000 millones.
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Antonio Fernández. BarcelonaLos nuevos independentistas prometen un paraíso futuro. “Con la independencia, podremos mejorar un 70% el presupuesto de la Generalitat e invertir más en educación, sanidad, ayudas a la vivienda y mejora de las pensiones”, aseguran. Y añaden que “podremos crear un sistema de becas-salario y de ayudas para que los jóvenes puedan sobresalir y concentrarse en los estudios y tengan todas las oportunidades para progresar”.
De momento, lo único que ha generado el proyecto es el recelo de los grandes partidos y de las organizaciones cívicas. “Son gente que no ha logrado alcanzar puestos de poder a través de los votos en las distintas organizaciones y quieren ahora montar su propia parcela de poder. Pero no se trata más que de proyectos destinados a satisfacer el ego personal de unos cuantos, aunque luego encandilen a un sector nacionalista muy motivado”, explica a El Confidencial una fuente independentista. La semilla de la discordia, no obstante, está sembrada.