
Neuralink, Starbase y el Tesla Roadster orbitando el Sol son solo tres ejemplos de cómo el magnate tecnológico lleva sus obsesiones al límite. Ahora también está aplicando su intensidad a su relación con Donald Trump.
Era solo cuestión de tiempo que ocurriera: a guerra ha estallado entre Donald Trump y Elon Musk. El apodado 'bromance' entre el presidente de Estados Unidos y el magnate tecnológico ha terminado convirtiéndose en un conflicto abierto, sin filtros y con consecuencias imprevisibles.
Todo comenzó con un mensaje incendiario en Truth Social, donde Trump arremetió contra Musk y sugirió que debería haberse quedado sin contratos públicos hace tiempo. “Siempre me sorprendió que Biden no lo hiciera antes”, escribió, dejando claro que está dispuesto a romper vínculos con todas las empresas del multimillonario.
La respuesta de Musk no tardó: desde su cuenta en X (antes Twitter), amenazó con retirar del servicio la cápsula Dragon, la misma que lleva años transportando astronautas y cargamento a la Estación Espacial Internacional (ISS) bajo encargo de la NASA.
La amenaza no era menor. Dragon es uno de los pilares del actual programa espacial estadounidense y su retirada forzosa supondría un golpe serio a la colaboración entre SpaceX y la agencia espacial. Sin embargo, Musk matizó más tarde su comentario con una respuesta ambigua: “Buen consejo. Ok, no desmantelaremos Dragon”. Críptico, como siempre, pero lo bastante provocador como para seguir alimentando la polémica.
La ruptura no se queda ahí. Musk ha declarado que fue él quien impulsó la victoria de Trump en las elecciones de 2024 y ha dejado caer que el presidente figura en los papeles de Jeffrey Epstein, el financiero acusado de dirigir una red de explotación sexual de menores. La tensión escaló rápidamente y Steve Bannon, exasesor de Trump, ha pedido públicamente la deportación inmediata de Musk, mientras las acciones de Tesla caían un 14% en bolsa.
En medio de este fuego cruzado, hay quienes cuestionan si no es todo otro teatro del siempre excéntrico fundador de SpaceX y Tesla. Porque más allá de los titulares políticos, Elon Musk lleva años materializando ideas que parecen sacadas de una película de ciencia ficción: conectar el cerebro a un ordenador, lanzar un coche al espacio o fundar su propia ciudad en Texas.
Lo asombroso es que todas esas insólitas propuestas no solo existen, sino que ya están en marcha.
Neuralink: el proyecto para conectar el cerebro a un ordenador
Desde 2016, Musk trabaja en Neuralink, una empresa de neurotecnología que desarrolla implantes cerebrales. Su objetivo declarado es ayudar a personas con parálisis o enfermedades neurológicas graves, pero a largo plazo busca fusionar la mente humana con la inteligencia artificial.
En enero de 2024, Neuralink implantó por primera vez uno de sus chips en un paciente humano. Según Musk, en un mes este pudo mover un cursor con la mente. Aunque el avance genera entusiasmo, también...