
El campeón del Roland Garros vive en una casa de madera que antes pertenecía al tenista Juan Carlos Ferrero.
El murciano Carlos Alcaraz, con tan solo 22 años, es hoy por hoy el tenista más famoso de España. Entre sus mayores logros figuran las victorias en Wimbledon y en Roland Garros. Además, es el jugador más joven que ha ganado un Grand Slam en tres superficies distintas e hizo historia alcanzando una final olímpica el año pasado.
Este domingo, ha conseguido ganar su segundo Roland Garros en una final contra Jannik Sinner. A pesar de que su lugar de nacimiento es El Palmar, ahora reside en Alicante, donde dispone de todo lo necesario para preparar sus competiciones al máximo nivel.
Dónde vive Carlos Alcaraz
Desde el año 2019, Carlos Alcaraz vive en Villena, un municipio del noroeste de la provincia de Alicante. Concretamente, el murciano reside dentro de la Academia Equelite, el centro de alto rendimiento donde el tenista entrena durante la semana. Este espacio está totalmente equipado y cuenta con gimnasio y unas 20 pistas de tenis distintas. Además, dentro de él se pueden encontrar unas casas prefabricadas que sirven para que los deportistas y sus familiares se puedan alojar.
La casa de Alcaraz es un bungalow de unos 90 metros cuadrados de superficie con todo lo necesario para vivir siendo un tenista de élite. Sin embargo, el murciano no siempre ha residido en este, que es de los más grandes del complejo y pertenecía a Juan Carlos Ferrero. Antes, Alcaraz vivía en uno mucho más pequeño de 25 metros cuadrados, que fue donde el tenista pasó los meses de la pandemia.
Villena, el municipio alicantino en el que se encuentra este centro de alto rendimiento, es una ciudad que destaca en la provincia como una de las que tiene mejor calidad de vida. Aunque monumentos emblemáticos como el Castillo de la Atalaya son muestra de su combinación de historia con modernidad, lo que más destaca de este lugar de la Comunidad Valenciana es su fantástico entorno natural. Aquí, Alcaraz puede despejarse del ritmo de la ciudad y disfrutar de los espacios naturales.