
Un fallo eléctrico provocó una de las historias más delirantes de los últimos años, donde un paraíso vacacional se transformó en un verdadero infierno. El documental se estrena el próximo 24 de junio.
Febrero de 2013, el crucero Carnival Triumph parte de Galveston (Texas, EE UU) para pasar cuatro días de diversión y desenfreno en las aguas atlánticas del Golfo de México. Poco podían esperar las más de 4.000 personas a bordo, entre pasajeros y tripulantes, que esta experiencia se volvería una verdadera pesadilla cuando un incendio causara un fallo eléctrico que los dejaría varados durante cuatro días en mitad del mar.
Esta historia se narra ahora en Fiasco total: El crucero de la caca, el nuevo documental de Netflix que aterriza en la plataforma el próximo 24 de junio. James Ross, cineasta reconocido por sus trabajos anteriores Defoe y Anton Ferdinand: Football, Racism and Me, se sitúa al frente de la narración de una historia tan delirante que parece ficción.
Y es que el fallo eléctrico no solo hizo que la propulsión de la embarcación fuera imposible, teniendo que pedir auxilio para que fuera remolcada, sino que algunas cosas tan básicas como las cocinas y los baños dejaron de funcionar. Esto provocó que, durante estos días, la gente caminara sobre sus propios excrementos e hicieran sus necesidades en bolsas de plástico, provocando que el barco fuera denominado en los medios como el crucero de la caca.
Lejos de quedar ahí la broma, una pérdida del cable del remolque provocó que el crucero fuera amenazado con quedar a la deriva de nuevo, pero finalmente pudo ser solucionado y los pasajeros pudieron ser rescatados.
Entre las risas y la pena de muchos, los pasajeros desembarcaron después en Mobile (Alabama, EE UU), haciendo que el tema de los excrementos se volviera viral. "Tratabas de pasear por la cubierta y de ir a la cafetería, pero el suelo estaba lleno de heces y tenías que pasar por encima" o "El olor repugnante y cada vez peor, ya no eran vacaciones era supervivencia" eran algunos de los comentarios más compartidos por aquellos que denunciaban que las alarmas ante el incendio ni saltaron.
Aparentemente, la única referencia que los pasajeros tuvieron fuera una llamada al código Alpha para que los tripulantes acudieran a la sala de máquinas, provocando que muchos se temieran lo peor y pensaran instintivamente en la tragedia del Titanic o del Britannic (su hermano gemelo).
Remolcado hasta el puerto de Cádiz, con una inversión de más de 200 millones de dólares, este barco se transformó en 2019 y cambió de nombre a Carnival Sunrise, comenzando a operar nuevo. Un barco de la misma compañía que el Costa Concordia, que naufragó en las costas italianas en 2012 y provocó la muerte de 32 personas y 64 heridos.
Este documental se suma a aquellos englobados dentro de la colección Fiasco total, donde estos años conocíamos otras historias turbias reales como Woodstock 99, El alcalde del caos y American Apparel, la secta de la moda, mientras que estos días se estrena también Fiasco total: La tragedia del festival Astroworld.
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