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La visión sorprende. Una nao similar a las que debió usar Colón para sus expediciones a América emerge, solitaria, desafiante, solemne y desnuda, en medio de la Meseta castellana. Es casi un símbolo de un misterio mayor: el estudio de cine que la acoge, asentado en la localidad salmantina de Ciudad Rodrigo, y que recibe el nombre de Rodriwood, una simpática mezcla de referentes locales castizos y de inequívoca mitología cinematográfica.
Se trata de un proyecto joven -apenas lleva levantado unos tres años y medio- pero que ya ha despertado la curiosidad de los profesionales y del común. Entre los primeros, los directores Antonio Cuadri y Carlos Iglesias. Cuadri, un veterano artesano del cine y la televisión (ha participado en Al salir de clase, Manolito Gafotas y Cuéntame, entre otras series) rodó en el estudio de Ciudad Rodrigo buena parte de su última película Si todas las puertas se cierran. Y Carlos Iglesias, que se hizo popular como actor en la serie Manos a la obra, y que destacó como director en Un franco, 14 pesetas, ha sido un visitante habitual de Rodriwood para sacar adelante su última apuesta como cineasta, La bala, rodada por completo en el estudio del municipio salmantino.
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Pero, además, la curiosidad por tan insólita iniciativa ha suscitado ya más de 2.000 visitas durante los años 2023 y 2024. Visitas de colegios, asociaciones culturales, grupos de mujeres, institutos, curiosos… de la zona o de fuera de ella, que se enteraron de la existencia de este inhabitual proyecto por el boca a boca y quisieron verlo con sus ojos. "Nosotros no alentamos las visitas ni hacemos nada por buscarlas. Es algo con lo que nos hemos encontrado", explica Pablo Moreno, alma mater de Rodriwood y director de cine salmantino. Todos ellos buscan conocer la trastienda del cine, ese lugar entre mágico y misterioso en el que los sueños se fabrican a espaldas de los ojos del público.
Moreno, que empezó su carrera profesional como cineasta en el año 2013 con Un Dios prohibido, y que acaba de terminar el rodaje de su nueva película completamente propia, Las locas del obelisco, es natural de Ciudad Rodrigo y desde el principio decidió que desarrollaría su vocación artística en su comarca natal. "Nos creímos aquello que decía la Unesco de que las industrias culturales eran importantes para contribuir al asentamiento de población en el medio rural y aquí estamos", explica con una sonrisa.
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Guillermo MartínezEs difícil medir el impacto del asentamiento de la productora Stellarum Films en la comarca. "El cine es una actividad muy nómada. Nuestro jefe de sonido Juan Borrell está comprometido con nosotros y viene siempre que le necesitamos, pero como es muy bueno se mueve por toda España, de trabajo en trabajo". "De momento he conseguido que se quede en Ciudad Rodrigo mi mujer", bromea Moreno.
Los datos censales revelan, sin embargo, que Ciudad Rodrigo era una población con una aguda caída vegetativa y que ese proceso parece haberse frenado en los últimos años, aunque seguramente no haya un único factor que explique el cambio. La ciudad alcanzó su pico histórico de población en 1981, con 15.324 habitantes, según los datos del INE, pero en la actualidad tiene solo 11.846. El descenso más pronunciado se produjo entre 2000 y 2021, con una pérdida de 2.500 vecinos, mientras que entre 2021 y 2024 el descenso ha sido de 210, algo menos pronunciado que en el periodo anterior. Nada como para lanzar cohetes, pero una leve mejora en cualquier caso.
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El estudio Rodriwood nació inicialmente para dar servicio a los proyectos de Pablo Moreno y de su productora. Pero desde el principio tuvo claro que sus instalaciones y técnicos iban a ponerse al servicio de otros cineastas que pudieran necesitarlas. Cuadri e Iglesias son los primeros, pero con toda seguridad llegarán más. Entretanto, Moreno ha rodado en los estudios mirobrigenses Petra de San José, La sirvienta, Pastoris y su último trabajo, Las locas del obelisco. Pero también parte de otras obras en las que ha colaborado, como el documental sobre la Virgen de Guadalupe, Más cinco o la película sobre San José.
Los títulos de las obras dan la pista del tipo de cine que realiza el cineasta de Ciudad Rodrigo. Moreno se ha especializado en películas narrativas con temáticas religiosas de fuerte impronta social que recrean el origen, o momentos destacados, de algunas de las principales órdenes del país que, a menudo, son los que aportan la mayor parte de la financiación. A los títulos citados hay que añadir Claret, Luz de soledad o Red de libertad. "Ha habido un cambio en los últimos años en el cine religioso. Antes era un mercado muy de nicho, pero el éxito de productos como la serie Chosen ha desvelado que existen más personas interesadas de lo que parecía", opina Moreno. Hace unos años "nos veíamos como unos apestados, víctimas de un cierto ostracismo", pero ahora hay más interés y más producciones de calidad. Sigue fallando, eso sí, la promoción, pues los presupuestos son tan ajustados que apenas dejan margen para la publicidad. "El mayor problema es que la mayor parte de las veces nuestro público potencial no se entera del estreno de las películas".
Dado el tipo de historias que Stellarum frecuenta, no es de extrañar que tanto los decorados del estudio como el vestuario giren predominantemente en torno al siglo XIX.
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Miguel Díaz Martín"En estos años hemos mejorado las instalaciones con las que nacimos, con unos decorados exteriores más realistas y sólidos, así como también los decorados interiores", explica. Moreno está especialmente orgulloso de su guardarropa de trajes de época, que es probablemente el mayor del país. "Todo lo que se construye intentamos hacerlo con la economía de proximidad, con trabajadores de la zona".
El estudio, en cualquier caso, es modesto. Ocupa una superficie de 4 hectáreas (40.000 metros cuadrados), pero el espacio destinado a los decorados es de sólo 300 metros, y otros 200 más están dedicados a oficinas. Sin embargo, gracias a la magia del cine, y a la versatilidad y movilidad de las estructuras, parece mucho más grande. "Somos un estudio modesto, pero lo importante son las posibilidades que ofrecemos, que son muchas", explica Pablo Moreno.
La apuesta por el territorio de Stellarum Films es consistente. No sólo llevan tres lustros instalados en Ciudad Rodrigo, sino que montaron un Festival de Cine, que va ya por su XIX edición. Y cuentan con trabajadores locales para algunos de los muchos trabajos manuales que requieren sus películas. Como, por ejemplo, la construcción de la nao de Colón que sorprende al visitante nada más llegar y que se ha convertido en un icono de Rodriwood. La recreación se construyó para una película documental sobre la Virgen de Guadalupe, pero ya ha sido reutilizada como escenario para videoclips musicales (Cardoso) y para un video de la exposición Transitus de Las Edades del Hombre. Situada en medio de la meseta, en un lugar donde antes pastaban las ovejas, y sin mar a la vista, la nave de Colón más que un decorado, parece una metáfora de una hermosa apuesta quijotesca.