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Desde hace unos 45 años, el Guadiana convive con el que se ha convertido en su mayor enemigo: el nenúfar mexicano, una especie invasora que se detectó en la zona por primera vez en los años 80. Sin embargo, no fue hasta el 2012, aproximadamente, cuando se expandió a lo largo del cauce hasta la desembocadura del Caya, en la frontera portuguesa, tiñendo el río de verde a su paso por Badajoz.
La Nymphaea mexicana, su nombre original, es una planta acuática originaria de México y el sur de Estados Unidos que se comporta como invasora en varios países. De hecho, está incluida en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, por lo que debe controlarse y erradicarse. De ahí que las autoridades se hayan visto obligadas a intervenir.
“Badajoz siempre ha mirado de espaldas al Guadiana. Esperemos que ahora mire de frente y que podamos revertir la causa”, señala Juan Fernando Delgado, presidente de la Asociación Ciudadana Salvemos al Guadiana, que lleva desde el 2016 trabajando, primero para erradicar la invasión del camalote, y ahora del nenúfar.
Desde la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) explican que esta especie, que ya afecta a unos 38 kilómetros de cauces y coloniza más de 100 hectáreas, se aprovecha de la falta de competencia y depredadores, la ausencia de suficiente vegetación de ribera que proporcione sombra, junto con las buenas condiciones del clima y nutrientes que el Guadiana les proporciona.
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De esta forma, su presencia supone la ocupación de nichos ecológicos de las especies autóctonas, la hibridación con otras especies, ocupación de masas de agua restringiendo su movimiento… y puede ocasionar alteraciones importantes en los ecosistemas acuáticos al disminuir la entrada de luz en los cauces.
Tal y como añaden desde la asociación, también supone un problema a nivel recreativo para realizar actividades como la pesca o el piragüismo, ya que las piraguas se pueden quedar encalladas, o también para efectuar algunos rescates, ya que "te puedes quedar enredado". “Los efectos sociales y su control suponen un importante gasto económico”, coinciden desde la CHG.
"Los efectos sociales y su control suponen un importante gasto económico"
No obstante, desde la CHG precisan que "actualmente no genera efectos negativos sobre la calidad de las aguas" ante la alarma social que puede generar su presencia. Y aunque la lista de efectos negativos es larga, también beneficia a algunas especies de fauna, que usan esta planta como refugio y zona de alimentación, como es el caso del calamón.
Un proyecto de tres fases y 26 millonesSalvemos el Guadiana denuncia que nunca ha habido mucha voluntad política para poner en marcha el proyecto de retirada del nenúfar, un plan para el que se tienen que poner de acuerdo el Gobierno, la comunidad autónoma y el Ayuntamiento. Al Estado le corresponde controlar las especies exóticas invasoras y la conservación y protección del agua; a la Junta de Extremadura, la conservación de la biodiversidad silvestre y de la naturaleza en su territorio; y al Ayuntamiento de Badajoz, el mantenimiento de los cauces que discurren por zonas urbanas. "Es verdad que ha habido mucha disputa política en los últimos años", reconoce Hernán Álvarez, concejal de Badajoz.
Tras años de lucha, parece que Salvemos el Guadiana empieza a ver la luz al final del túnel. El 7 de mayo de 2021 se publicó la resolución de determinación del alcance del estudio de impacto ambiental del proyecto, presentado por la CHG, pero no fue hasta mayo de 2024 cuando obtuvo la Declaración de Impacto Ambiental.
El plan tendrá un coste de unos 26 millones de euros cofinanciados al 85% con fondos europeos, y constará de tres fases: una preparatoria para la adecuación de zonas de acceso, la ejecución y la restauración para restituir y mejorar las condiciones del entorno. Para ello, se prevé dividir en cuatro tramos el río, para ir actuando de forma progresiva durante los próximos seis años. “Hay que ir vaciando parcialmente y raspando el suelo, quitando las semillas, que se quedan en el lodo, y luego volver a llenarlo para que se quite. Tardará bastante tiempo en dragar”, explica Álvarez.
"Ahora, ni la gente ni las especies pueden disfrutar del río, de lo que es suyo, así que esperamos que con el proyecto esto se revierta"
La Confederación señala a El Confidencial que lo más complicado es la retirada, con medios mecánicos, de todos los lodos, cuya fase comenzará este otoño. De hecho, se retirarán más de 400.000 metros cúbicos de lodo. “Tardará años, dependiendo de cómo vengan las lluvias durante los próximos inviernos, ya que son los periodos en los que se nos permite vaciar el cauce para intervenir con maquinaria más efectiva, que es la que podemos utilizar en verano”, precisan. Con las crecidas del río no se puede trabajar en dicho cometido. "Ahora, ni la gente ni las especies pueden disfrutar del río, de lo que es suyo, así que esperamos que con el proyecto esto se revierta", concluyen desde la asociación.