
"Dicen las malas lenguas que el Manzanares se encuentra entre los más contaminados por fármacos de Europa."
Hace mucho tiempo que el agua dejó de ser incolora, inodora e insípida. Desconozco a quien se le pudo ocurrir semejante inexactitud. Recuerdo que yo lo aprendía en la Enciclopedia Álvarez, nuestro libro escolar de cabecera hasta que llegó la aventura de la reforma educativa llamada Ley Villar, nombre de aquel ministro de Franco que algunos mandamases no querían mucho por sus atrevimientos reformistas. Para situar a la gente joven, digamos que el siglo XX empezaba sus tres últimas décadas y el régimen dictatorial estaba a punto de caer.
Olvidado aquello, diríamos que el agua de la naturaleza, libre o cautiva es lo que sea, menos incolora, inodora e insípida. Me doy una vuelta por mis sitios de información, en este caso la revista PNAS Nexus (en su número de abril de 2025) y me entero de que los antibióticos están cada vez más presentes en el sistema fluvial global. ¿De dónde han salido? Es obvio, del consumo humano. Lo cual plantea riesgos notables. Tanto a los ecosistemas acuáticos como a la salud humana, en las poblaciones que se abastecen de agua en bastantes lugares naturales. No solo son tóxicos sino que se sabe que influyen en la eficacia posterior de los antimicrobianos.
Porque claro, después del consumo humano y el metabolismo parcial quedan residuos en nuestro cuerpo. Cuando excretamos por los dos mecanismos esenciales, van experimentando complejos procesos de acumulación y descomposición a lo largo de su ruta desde las aguas residuales hasta los sistemas fluviales naturales. Esto no solo pasa en los ríos de los países pobres, como en el Ganges de la India, sino también en los nuestros. Los sistemas de depuración actuales no están preparados para retenerlos. Añadamos que esto solo por el consumo de aguas domiciliarias, ¡que sin contásemos todos los "manantiales" que salen de industrias o la ganadería intensiva!
Uno que es curioso por naturaleza está abonado a las informaciones de Ecowatch, un portal que todos deberíamos visitar con frecuencia. En una de sus últimas entradas también habla de las resistencias antibióticas que provoca el agua medicada. Pero además, pone el foco de varios artículos en la cantidad de nanoplásticos que nos tragamos con el agua. Hay estudios que dicen que interactúan con los fármacos, incluidos los antibióticos, reduciéndoles su eficacia e incluso aumentando el riesgo de resistencia a los antibióticos. Sigo atento al tema porque de verdad me preocupa, pues uno bebe agua del grifo, como debe ser, y no se deja engañar por el multiconsumo incentivado por las llamadas "aguas minero medicionales", que vienen en botellas de plástico y algunas nos añaden una ración extra de los famosos microplásticos.
Menos mal que me entero de que algunos institutos de investigación han diseñado bacterias comunes en las plantas de tratamiento para descomponer la contaminación por ellos provocada, y no vaya al río que sostiene biodiversidad ni se la beba gente aguas abajo de nuestra localidad. Y lo que es mejor, la ciencia de esta gente (Universidad de Waterloo, entre otras) demostró que añadiendo ADN a varias especies de bacterias presentes en aguas residuales se biodegradaba un plástico común, el tereftalato de polietileno (PET), el rey de nuestra vida. Pues está presente en ropa, alfombras, envases de alimentos y bebidas. Busquemos en todos utensilios plásticos de casa si pone PET, en la base un triangulito con un número dentro. Los niveles de PET son importantes pero no nos vamos a extender en este asunto. Si quieren conocer lo que significan los números, dense una vuelta por la web de Alkanatur, y no hacemos publicidad, sino que la elegimos por la claridad expositiva.
Y en España, ¿cómo va el asunto? Dicen las malas lenguas que el río Manzanares se encuentra entre los más contaminados por fármacos de Europa. En especial por la presencia de antibióticos, analgésicos y hormonas en sus aguas. Es el mayor “consumidor” de paracetamol, entre otros medicamentos. Aquí, en España como en todos los países mediterráneos, hay un problema importante: la carga de medicamentos en cauces fluviales aumenta su peligrosidad debido al escaso caudal que los ríos llevan buena parte del año.
Que se preparen las autoridades autonómicas, de Madrid y en toda España, porque parece ser que la Unión Europea va a obligar, de verdad, a las farmacéuticas a financiar los gastos de limpiar los ríos de restos de medicamentos. Es más, por lo que conocemos, aspira a rebajar en un 80% la presencia de estos dañinos compuestos en todos países. Veremos cómo queda el asunto. Volvemos a recordar que es un derecho humano, no logrado... {getToc} $title={Tabla de Contenidos}