:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F630%2F0c0%2F7bf%2F6300c07bf9c39337c53662a98b88c2aa.jpg)
Fue una más para los vecinos del número 3 de la avenida Carlos Haya de Málaga capital. Seguro que no la más grave, pero tampoco la más inocua. El pasado fin de semana, el primero del mes, asistieron a un nuevo capítulo de la pesadilla que padecen desde "hace muchos años" y que tiene por protagonista a un propietario extremadamente violento que acumula más de una veintena de antecedentes policiales, algunos por delitos de sangre. Una situación que es un "sinvivir", influenciada por la presunta patología mental de este individuo y que tiene "atemorizados" a la mayoría de residentes, que con cierta regularidad se enfrentan a episodios como trampas de gas pimienta, amenazas, insultos o incidentes como lanzar el perro de su madre desde el ático en el que viven.
En la finca, compuesta por dos bloques de 11 plantas, pocos son los vecinos que quieren hablar. "Porque aquí vivimos con miedo, miedo real, de acudir al psicólogo", comenta uno de ellos, que explica que "llega de madrugada y a gritos comienza a insultar al último con el que la haya tomado".
La lista de situaciones violentas vividas por los residentes del complejo es amplia, circunstancia por la que la comunidad decidió instalar cámaras de seguridad en las zonas comunes. Además, los vecinos han recibido consejos de autoprotección e intentan evitar coincidir con esta persona. Las medidas pueden parecer exageradas, pero esta sensación se disipa al escuchar el relato de los vecinos.
En una ocasión, supuestamente, les tendió "una especie de trampa con espray pimienta y aguafuerte" que vertió por las escaleras y descansillos y "tuvimos que abandonar las casas de madrugada y en pijama porque los gases se filtraban por debajo de las puertas". Otra variante que presuntamente puso en marcha fue rociar con el gas de autodefensa las barandillas en las que se apoyaban los vecinos —"aquí vive mucha gente mayor"— que después se llevaban las manos al rostro. El residente problemático volvió a repetir esta acción días atrás, lo que obligó a la intervención de la Policía Nacional, según el relato de las fuentes consultadas. Las cámaras grabaron al sospechoso embozado y accionando el aerosol mientras se cerraba la puerta del ascensor. Después abandonó el inmueble.
La pena doble que espera a un hombre que (presuntamente) tiró a su perra desde una planta 11
P. D. A.
Los agentes del citado cuerpo también han sido atacados con este compuesto químico irritante. Fue sobre el mes de agosto, cuando este individuo comenzó a tirar mobiliario desde la última planta que compartió con su progenitora. "Roció con espray de gas pimienta a los compañeros que intervinieron y que acabaron deteniéndolo", señalaron fuentes policiales, que cuentan que este hombre tiene en su historial —al menos— 23 reseñas policiales, algunas por tentativa de homicidio.
Uno de esos antecedentes fue por lanzar al vacío al perro de su madre, que murió tras impactar contra el suelo tras caer desde una altura de 38 metros y por lo que fue arrestado por maltrato animal. Ocurrió la tarde del 14 de septiembre. Mucho antes, las actuaciones policiales estuvieron motivadas por las presuntas agresiones a su madre.
"Hasta que no mate a alguien, no van a hacer algo", señala un policía aludiendo a los supuestos problemas mentales del arrestado, que cada vez que es detenido queda libre después de ser evaluado por los médicos. Una dinámica por la que otro residente afirmó que se enfrentan a "un tema complicado".
Los vecinos de los bloques confiesan que, "desde hace muchos años", viven con resignación esta difícil convivencia
Los vecinos saben que las actitudes agresivas crecen en intensidad cuando llega final de mes y "se le agota la paga que le da su madre". "Entonces la lía mucho más", comentan los afectados, que "desde hace muchos años" viven con resignación esta difícil convivencia.
"No hay solución" lamenta una vecina, que antes de excusarse zanja: "Lo que nos queda es aguantar".
{getToc} $title={Tabla de Contenidos}