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El exseleccionador femenino Jorge Vilda ha declarado este miércoles en el juicio que le sienta en el banquillo de los acusados de la Audiencia Nacional por un presunto delito de coacciones a la jugadora Jenni Hermoso. Según ha dicho, "nadie le dio importancia" al beso que le dio Rubiales a la jugadora porque, en esos momentos, tras ganar la final, “todo era celebración y jolgorio”. Ha añadido que después, ya en el avión, fue más consciente de la situación y fue a hablar con el hermano de la futbolista para tratar de que ella hiciera una declaración para “normalizar la situación”. “Igual tenía que haberle preguntado cómo estaba”, ha admitido el entrenador.
Vilda ha basado su defensa en que, cuando terminó la final, le comunicaron que su hija de 11 años había tenido problemas abdominales y se la habían llevado en ambulancia, por lo que permaneció algo ajeno a las celebraciones, tanto en el césped como en el vestuario. A pesar de ello, ha reconocido que ya escuchó comentarios y cánticos sobre el beso, pero ha insistido en que no le dio más relevancia.
Fue en el avión cuando supo que habían tratado de convencer a Jenni Hermoso para que grabase un vídeo de descargo con Rubiales. También dice que presenció las conversaciones del presidente de la Federación con su equipo de colaboradores en la parte delantera del avión. Ha añadido que vio a la jugadora con “cierta cara de preocupación”, pero lo atribuyó a lo que estaba leyendo en los medios lo que ya entonces se decía sobre el beso en España.
Entonces, según ha narrado, tuvo "una reflexión personal" en su asiento sin que Rubiales le ordenase nada. Ha contado que pensó en los siguientes retos deportivos de la selección y en cómo este escándalo podía afectar deportivamente al grupo, se refirió en concreto a los Juegos Olímpicos de París de este verano. Y por ello quiso “normalizar la situación”. Por eso fue a hablar con el hermano de Jenni, aunque no con la jugadora a la que dijo conocer desde hace 17 años “para no importunarla”. Informó a Rubiales antes y después de hacer esta gestión, el entonces presidente le llegó a preguntar si ya había hablado con el hermano de Jenni, pero Vilda ha reiterado que no le ordenó que lo hiciera. "Actué de 'motu propio'", ha afirmado.
El entrenador, que no ha querido contestar al abogado de Hermoso, se expone a una condena de hasta un año y medio de prisión por haber actuado presuntamente en favor del que fuera su jefe al frente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) Luis Rubiales. Según las acusaciones, presionó a la futbolista por medio de su entorno para lograr una declaración en favor de Rubiales que rebajase la indignación que había en su contra por haber besado a la deportista en la entrega de medallas de la final del mundial disputada en Australia en agosto de 2023.
El hermano y un amigo de Jenni Hermoso que iban en el avión de la delegación española contaron la semana en el juicio al tribunal que Vilda fue a hablar con ellos y les pidió que Jenni Hermoso grabase un vídeo de descargo junto a Rubiales. Según la versión de estos testigos, lo que al principio fueron palabras cordiales, luego se endurecieron hasta el punto que les indicó que tuvieran en cuenta las consecuencias si Hermoso no colaboraba.
Le llegó a indicar que si aceptaba su petición, la futbolista podría ser colocada en algún cargo de la Federación cuando se retirase como futbolista. Este miércoles, Vilda ha negado estas acusaciones. "No fue más de cinco minutos, les pregunté si sabían lo del beso y ellos lo tildaron de anecdótico y algo sin importancia. Hasta lo que yo había visto, esa era la importancia que se le daba, otra cosa es lo que se hablaba en los medios. Lo que dije es si podíamos buscar una fórmula para que se hablase de lo importante que era el campeonato. No le especifiqué si un vídeo, pero sí algún tipo de comunicación".
La fiscal del caso, Marta Durántez, le preguntó a Vilda por qué fue a hablar con la familia de Hermoso si en ese momento ya sabía que la jugadora había rechazado salir en un vídeo con Rubiales. "Yo lo que quería era normalizar la situación", concluyó.
Rivera y Luque, en la misma línea: "No la vi incómoda"
Tras la declaración de Jorge Vilda, han comparecido ante el juez el exdirector de la Selección masculina, Albert Luque, y el exresponsable de marketing de la Federación de Fútbol, Rubén Rivera.
Albert Luque viajó a Ibiza cuando las jugadoras de la selección se encontraban allí celebrando el Mundial. Está acusado de coaccionar a Jenni Hermoso en ese viaje para que saliese públicamente a restarle importancia al beso con Rubiales. "Yo, como estoy en Ibiza, y resulta que ella está allí, pues intento hacer algo. Escribí a Jenni diciendo que estaba abajo en el hotel, por si quería hablar, pero me dijo que no quería hablar con nadie y que gracias por interesarme", narra Luque. Además, recalca que "con Luis (Rubiales)" no tuvo "contacto en ningún momento".
El exdirector de la Selección masculina ha ensalzado la dificultad de su gestión de crisis con el beso, "yo al final estaba en medio de dos amigos", ha expresado Luque.
Por su parte, Rubén Rivera sí que viajó con las jugadoras a Ibiza para "preservar la imagen de las jugadoras y el trofeo", según ha definido él y para hacer las gestiones de ocio en la isla. "Yo era el único que conocía a miembros del Consell porque ya había hablado con anterioridad con ellos por los partidos amistosos y eventos", ha explicado Rivera.
El exresponsable de marketing de la RFEF ha afirmado que nunca recibió ninguna llamada para hacer nada al respecto del beso. Eso sí, ha narrado cómo García Caba le pidió que hablara con Jenni porque tenía que estar operativa a una hora determinada para hacer una llamada de Zoom y no conseguía contactar con Jenni porque tenía el móvil sin conexión.
Asimismo, Rubén Rivera ha indicado que no vio "llorando ni incómoda" a Jenni Hermoso durante el viaje en Ibiza.
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