![La calle del juego en Madrid: donde las apuestas y la prostitución van de la mano](https://images.ecestaticos.com/pinPLExZFHVZbD38Zw5tXxndB10=/0x0:2272x1515/1600x900/filters:fill(white):format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F83e%2Fe0f%2Fbde%2F83ee0fbde89cdbd6f80d0f369799d0b5.jpg)
Un balde de agua pende de un hilo, listo para derramar su contenido sobre la cabeza del próximo cliente que salga del salón de juegos armando escándalo. Desde un balcón, un vecino observa con la satisfacción de quien ya ha visto antes lo que va a suceder. Dentro del local, ajenos a la escena, los jugadores siguen clavados en las pantallas. En la glorieta de Cuatro Caminos, el resplandor de los neones atrae a los jugadores. Hay tres en la misma rotonda, marcando una especie de frontera invisible que divide la calle Bravo Murillo. "Si sigues por esta calle para arriba, todo está lleno de casas de apuestas", dice una mujer en la entrada de uno de ellos.
A mediodía, entre semana, las máquinas no dejan de sonar. La mayoría de los jugadores son hombres. No les importa lo que sucede fuera. Todos los salones son iguales. Espacios sin relojes, sin espejos, sin una salida fácil. Diseñados para una sola cosa: que nadie se dé cuenta de que el tiempo pasa. Borja, de 25 años, empezó a jugar con 17 en Madrid. "Abrieron una casa de apuestas al lado de donde yo vivía y empecé a ir como algo social con amigos. Sin darme cuenta, se convirtió en una adicción y terminé yendo todos los días solo a apostar todo el dinero que tenía. Si un día no iba, sentía un vacío", cuenta. Desde hace cuatro meses, está en proceso de recuperación en Jugadores Anónimos. "Las personas que tenemos una adicción somos muy compulsivas", asegura.
En solo dos kilómetros, un paseo de 20 minutos desde Cuatro Caminos hasta Plaza de Castilla, hay 18 locales de apuestas, muchos de ellos a menos de 100 metros de varios colegios del barrio. "Aquí no sirve ningún decreto. Además, el problema afecta directamente a los más jóvenes. Algunos ni siquiera han cumplido la mayoría de edad. Los centros educativos están alarmados", afirma Gonzalo López, vocal de la Asociación Vecinal Cuatro Caminos-Tetuán.
El problema trasciende las apuestas: también se busca droga y prostitución, elementos que forman parte de la ecuación de la vulnerabilidad. En una rápida búsqueda en foros de internet no cuesta nada encontrar más de una docena de anuncios en la zona. "Justo en Plaza Castilla, al inicio de Bravo Murillo. Piso con habitaciones enormes, tipo hotel, todo limpio", reza el anuncio de una trabajadora sexual. "Yo estuve con ella a finales de noviembre y recibía por Bravo Murillo. Se anunciaba como masaje con juguetes", explica en otro hilo de mensajes un cliente de la zona.
Sin colegio, pero con casas de apuestas: las salas de juego irrumpen en el mundo rural
Adriana López
El Confidencial ha podido contactar con algunas de las mujeres que figuran en estos anuncios y comprobar que, en efecto, trabajan ahí. "Estoy ubicada en Plaza Castilla, en un apartamento discreto solo para mí", asegura una mujer por WhatsApp. Para José Antonio Tamayo, psicólogo sanitario en Activa Psicología, existe una relación recurrente entre la ludopatía y el consumo de prostitución. "No es en todos los casos, pero no es infrecuente", explica. El perfil del jugador que cruza de un vicio a otro, comenta, suele ser el de un hombre joven, impulsivo, que busca estímulos constantes y tiene dificultades para regular sus emociones. "La euforia de una gran victoria o la desesperación tras una pérdida pueden empujarlos a buscar otra vía de escape inmediata. Y en barrios como Tetuán, donde se concentra el mayor número de casas de apuestas, la prostitución está a la vuelta de la esquina". La proximidad de estos negocios no es casual: ambos prosperan en entornos vulnerables donde la oferta de placer inmediato se convierte en un refugio para quienes buscan evadirse de su realidad.
El patrón se repite en zonas como Usera, Puente de Vallecas o Carabanchel, donde los salones de juego conviven con pisos de prostitución y locales de masajes. Tamayo describe el mecanismo psicológico de esta doble adicción: "El jugador patológico necesita mantener la sensación de excitación. La prostitución se convierte en una extensión del juego, una forma de prolongar la adrenalina". En otros casos, funciona como un parche emocional ante el sentimiento de fracaso. "Tras perder grandes sumas de dinero, algunos buscan recuperar la sensación de control pagando por sexo. Pero lo que al principio parece una forma de compensación pronto se transforma en otra espiral de dependencia". A largo plazo, esta combinación deteriora la autoestima, las relaciones personales y la estabilidad económica, atrapando al jugador en un ciclo de autodestrucción difícil de romper.
![Un 'sportium' en la calle Bravo Murillo. (Cedida)](https://images.ecestaticos.com/yTW9Hpw4mR89GisqSxe9a9_ZZSM=/0x0:2269x2357/723x752/filters:fill(white):format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F117%2Fb73%2F29c%2F117b7329cd6c063f2b66a8f6ff0f658b.jpg)
![Un 'sportium' en la calle Bravo Murillo. (Cedida)](https://images.ecestaticos.com/yTW9Hpw4mR89GisqSxe9a9_ZZSM=/0x0:2269x2357/723x752/filters:fill(white):format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F117%2Fb73%2F29c%2F117b7329cd6c063f2b66a8f6ff0f658b.jpg)
Rocío Mora, directora de APRAMP, explica que en lugares donde circula constantemente dinero, como los salones de juego, es más fácil que los proxenetas controlen las ganancias. "Muchos de estos espacios no son visibles, pero funcionan como puntos de explotación donde las mujeres son prostituidas mientras los jugadores encuentran un lugar para seguir apostando", señala. Tras la pandemia, las redes de captación de víctimas se han trasladado a lugares más difíciles de identificar, al igual que las casas de apuestas, que han ampliado su alcance a plataformas digitales. "Estos entornos permiten que los delitos pasen más desapercibidos, convirtiendo los locales de prostitución en puntos donde no solo se intercambia dinero, sino donde también se alojan colaboradores de las redes de explotación".
A Higinio, de 64 años, que empezó a los 12 años apostando, esta enfermedad le quitó mucho dinero, pero lo más importante, le quitó años de ver crecer a sus hijas. Terminó viviendo en la calle porque el juego controlaba todos los aspectos de su vida. "Nunca me gasté el dinero que gané en nada material, todo era en estímulos artificiales en el momento", asegura. "Es una enfermedad muy mala, que ahora está cada vez más al alcance de los jóvenes y nadie hace nada para regularlo bien", añade.
López se ha convertido en un experto tras numerosas manifestaciones en el barrio para sacar las apuestas de sus calles. "Hasta 2018, los locales de Luckia y Codere se instalaban sin restricciones por todo Madrid. Nadie los regulaba. De repente, hubo una sobreoferta, y fueron ellos mismos quienes pidieron regulación para proteger su inversión. Había 800 locales en la ciudad. Antes de la pandemia, la presión social en los barrios humildes era enorme. Salimos todos a la calle, y fue entonces cuando los operadores del juego aprovecharon para pedir regulación. En noviembre de 2019, la Comunidad aprobó una ley que impedía abrir nuevos locales a menos de 100 metros de un colegio. Pero lo que hizo fue otorgarles una moratoria de 10 años para los que ya estaban instalados, asegurando así su inversión", señala.
![Una conversación de WhatsApp con este periódico. (L.F.)](https://images.ecestaticos.com/CUNNklOqqVG2zxlLUJjAebrZlkc=/1x0:1600x887/1338x742/filters:fill(white):format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F046%2F84a%2F44d%2F04684a44d9a9ba328431d898be5b5e68.jpg)
![Una conversación de WhatsApp con este periódico. (L.F.)](https://images.ecestaticos.com/CUNNklOqqVG2zxlLUJjAebrZlkc=/1x0:1600x887/1338x742/filters:fill(white):format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F046%2F84a%2F44d%2F04684a44d9a9ba328431d898be5b5e68.jpg)
Desde la asociación aseguran que en el barrio de Tetuán había 40 locales y que ahora quedan 35. "No hay negocio para todos. Se instalaron en barrios humildes porque funcionan mejor en grandes vías comerciales, cerca de poblaciones vulnerables. Su mensaje es claro: aquí tienes bebida gratis, un lugar caliente, el fútbol en pantalla gigante y la ilusión de ganar más dinero del que tienes. Se nutren de gente sin defensa cultural, sin educación, sin espacios de ocio. Muchos jóvenes, principalmente migrantes, encuentran en estos lugares su única alternativa", explica López.
Regulación del juego
Según los últimos datos publicados por el gobierno regional, la Comunidad de Madrid ha logrado reducir significativamente el número de casas de apuestas, pasando de 160 en 2019 a 64 en 2024, lo que representa una disminución del 60%. "Este descenso se debe en parte a la explosión del juego online, que hizo pensar a muchos que internet era una inversión segura debido al poco capital inicial que requiere", aseguró a EFE Alejandro Landaluce, director general del Consejo Empresarial del Juego. Sin embargo, la demanda no creció al mismo ritmo, lo que llevó a los empresarios a darse cuenta de que, como cualquier otro negocio, el juego también se puede saturar.
Por su parte, la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM) asegura que basta con dar un paseo por zonas clave de la capital, como la propia calle Bravo Murillo, Marcelo Usera o Alcalá a la altura de Quintana, para ver más casas de apuestas de las que se indican en los informes oficiales. En 2021, la FRAVM realizó su propio mapeo de los locales de apuestas activos solo en Madrid capital, contabilizando un total de 371, lo que demuestra que, aunque ha habido un descenso, "es imposible que la bajada haya sido tan acusada". La federación señala que estos establecimientos siguen siendo un problema importante en varios barrios, como San Diego en Puente de Vallecas, Vista Alegre en Carabanchel y Moscardó en Usera. "Los vecinos continúan enfrentándose a los efectos negativos de su proliferación. A raíz de la pandemia, muchos de los comercios se pararon en su explosión, pero el problema no se ha solucionado. Estamos estancados. En mi barrio, en Vallecas, ningún local ha cerrado y el problema sigue estando ahí", asegura el presidente de la FRAVM, Jorge Nacarino.
Por su parte, desde la Asociación para la Prevención y Ayuda al Ludópata aseguran que la normativa implementada no ha restringido el uso de los locales. "No ha sido suficiente. Hay una realidad que sigue existiendo: licencias de mesas de bares que se utilizan para apostar. A día de hoy siguen abiertos locales de apuestas con ofertas de restauración". Y aclaran que los programas de prevención siguen siendo insuficientes. "Son muy escasos. El fenómeno de las casas de apuestas online hace que sea más difícil detectar este problema y poder hacer un trabajo de prevención", afirma su portavoz.
Bruno Cortés, presidente de la Asociación Madrileña para el Estudio y Tratamiento de Adicciones Conductuales (AMETAC), asegura que la realidad respecto a la adicción al juego en la Comunidad de Madrid es preocupante. "A pesar de las medidas implementadas, como las restricciones en las distancias entre las casas de apuestas y los centros educativos, el impacto ha sido limitado, y el problema sigue en aumento, especialmente entre los jóvenes". Cortés subraya que la legislación actual, aunque ha reducido la visibilidad de las casas de apuestas en ciertos aspectos, no ha logrado frenar de manera significativa el acceso al juego, especialmente a través de plataformas online. Además, destaca la creciente importancia de los recursos terapéuticos, aunque señala que es necesario un esfuerzo colaborativo más intenso por parte de las instituciones para enfrentar el problema de manera efectiva.
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