Óscar López es el candidato ideal… a favor de Ayuso

Óscar López es el candidato ideal… a favor de Ayuso

Inspira ternura la ingenuidad con que Óscar López ha decidido inmolarse en la fortaleza de Ayuso. Ha llegado a creerse él mismo que puede destronarla del imperio de Madrid. Y que va a funcionarle su identificación integral con Pedro Sánchez como antídoto a la diva populista del PP.

Al revés, sucede que el sanchismo -o el antisanchismo- constituye el mejor combustible que coopera a favor de la presidenta de la Comunidad. El antagonismo a la Moncloa se propaga como caudal político inagotable.

Y López se ha avenido a sacrificarse, no ya siendo más sanchista que el propio Sánchez en los discursos temerarios, sino desplazando a un candidato que se caracterizaba precisamente por su espíritu crítico a la doctrina de Ferraz. Y por su buena reputación entre las bases.

Hablamos de Juan Lobato, artífice de una rebelión truncada que ha terminado por convertirse en escarmiento ejemplarizante de Sánchez. Quedó claro en el Congreso de Sevilla. La cabeza de Lobato se expuso en una bandeja de plata. Puso precio Sánchez a cualquier atisbo de disidencia. E introdujo la ley de silencio para propagar el culto a su liderazgo.

Rubén Amón

Y no es solo que Sánchez ha decapitado a quien se había prevenido del complot al novio de Ayuso urdido por la Fiscalía y la Moncloa; es que ha premiado -se ha premiado- al jefe de gabinete de la jefa de gabinete que había diseñado la siniestra operación de palacio.

Estamos aludiendo al candidato López, antiguo opositor al sanchismo, converso entusiasta después, ministro de la Transformación Digital. Y transformista él mismo en coherencia con los manuales de resistencia que se leen fanáticamente en la Moncloa a efectos imitativos.

Nadie más y mejor que Ayuso ha celebrado que su futuro rival en Madrid sea una parodia o una variante clónica de Sánchez. Y nadie menos y peor que Óscar López se ha percatado de la trampa, aunque sus declaraciones a la prensa afín redundan en una suerte de anestesia que aspira a generalizarse.

Ignacio S. Calleja

Lo que dice el ministro es que Madrid aloja lo peor de la política española. Y puede tener razón. Y no solo por la inercia del proyecto estrafalario y providencialista que lidera Ayuso en la Comunidad, sino porque la capital también aloja la Moncloa, la sede de Ferraz y el ministerio donde opera López.

No tendrá rival en las primarias porque la designación a dedo de Sánchez anula cualquier alternativa. Se trata de controlar el partido y de castigar las voces disonantes, pero ocurre que la estrategia de sumisión perjudica seriamente las opciones electorales del Partido Socialista.

El lema implícito de “o conmigo o con Ayuso” le pone muy difíciles las cosas al ventrílocuo de Sánchez y demuestra que ha sido un error descarrilar las opciones de Lobato. Porque su espíritu crítico atraía a la militancia. Y porque sus distancias con la Moncloa relativizaba el discurso antisanchista que ha permitido a Ayuso conquistar su mayoría absoluta por los siglos de los siglos.



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