Junts y ERC se han unido para intentar arrebatar a Silvia Orriols el bastón de mando de Ripoll. El pacto llega tarde, porque ya se podría haber hecho en 2023, antes de que la líder del partido de ultraderecha independentista Aliança Catalana alcanzase la alcaldía y lograse el escaño de diputada en el Parlament un año después. Orriols ha perdido una cuestión de confianza en la localidad, pero mantiene el foco mediático en el Parlament y representa la principal sangría de votos para los de Carles Puigdemont.
Perder la alcaldía sería un drama para Orriols. Pero también es verdad que gobierna en minoría. De los 17 concejales en Ripoll, Aliança Catalana solo tiene seis. Las resistencias de Junts a formar un gobierno alternativo permitieron que la dirigente llegase a alcaldesa y que después, en las elecciones autonómicas catalanas, arrasase en la misma ciudad, donde obtuvo el 33% de los votos.
La situación de Silvia Orriols es delicada. "He presentado un presupuesto para Ripoll y me lo han tumbado en Sant Vicenç dels Horts y en Waterloo", subrayó la propia interesada en la red social X. Orriols, incluso, reconoce que puede ser uno de sus últimos discursos como alcaldesa. Y atribuye su situación a las presiones de Oriol Junqueras y Carles Puigdemont para defenestrarla en el cargo.
Tras perder la cuestión de confianza, algo que pasó el pasado lunes, ERC y Junts tienen 30 días para armar un gobierno alternativo, que podría incluir a los concejales del PSC. Es decir, un gobierno de concentración en Ripoll para operar como una especie de cinturón sanitario contra la ultraderecha independentista, que tiene buenas perspectivas electorales en Cataluña.
La alianza no está garantizada. De hecho, ya existe un precedente de fracaso, cuando la edil de Junts Manoli Vega se negó en 2023 a unir sus fuerzas con otros grupos para vetar el acceso de Silvia Orriols a la alcaldía. Vega, que ejercía como líder de la oposición, ha dimitido ahora por asuntos personales y su sustituta, Montsina Llimós, ha resultado una correa de transmisión mucho más eficaz con el aparato del partido.
Despliegue territorial
Aliança Catalana está haciendo un importante despliegue territorial desde hace dos años. La política municipal para esta formación es clave e incluso ha conseguido captar personas que estuvieron vinculadas a Junts. La formación ha abierto una veintena de direcciones comarcales en lugares de Lleida como el Segrià, pero también Baix Llobregat Nord, Montsià, Baix Ebre, Osona, Vallès Oriental o el Bages, entre otros.
Perder Ripoll puede parecer menor, pero Aliança Catalana se levanta sobre una base territorial
El partido cuenta en este momento con más de 700 militantes al corriente de pago de sus cuotas. Pero en zonas urbanas le cuesta más penetrar. Algunas encuestas le dan buenas perspectivas. El barómetro sobre la intención de voto en Cataluña, publicado por el Centro de Estudios de Opinión (CEO) de la Generalitat en noviembre del año pasado, les daba entre seis y siete diputados en el Parlament. Ahora tienen dos. El crecimiento sería básicamente a costa de Junts.
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