Si un empleador incumple ciertos aspectos del contrato, el trabajador tiene la posibilidad de solicitar una compensación económica en términos similares a los de un despido improcedente.
A muchas personas en España les ronda por la cabeza la posibilidad de dejar una empresa porque las condiciones laborales no acaban de ser de su agrado, pero tomar esta decisión puede llegar a salir muy caro si no se cumple con ciertos requisitos. Cuando un trabajador renuncia de forma voluntaria a su trabajo en España, pierde el derecho a cobrar el paro.
Esto se debe a que la normativa de protección al desempleo solo protege a aquellos trabajadores que se quedan sin trabajo por causas ajenas a su voluntad. Sin embargo, hay que tener en cuenta que existen algunas situaciones excepcionales por las cuales un trabajador puede abandonar su puesto laboral y, aun así, cobrar paro e indemnización, pero para ello habrá que demostrar que el empleado ha incumplido de forma grave sus obligaciones.
Tal y como establece la normativa, si un empleador incumple determinados aspectos básicos del contrato, el trabajador se puede “autodespedir” y pedir una compensación económica semejante al de un despido improcedente y, además, cobrar el paro.
Los cuatro supuestos en los que podrás autodespedirte cobrando paro e indemnización
Uno de los supuestos por los que una persona se puede autodespedir de su empresa es cuando se produce un traslado a un centro de trabajo situado en otra ubicación, lo que puede implicar cambios de relevancia en la vida del trabajador. La empresa está obligada a notificar el traslado con una antelación de al menos 30 días y garantizar unas condiciones razonables para el trabajador.
Si la empresa no cumple con estos requisitos, el empleado tiene derecho a solicitar el despido con una compensación de 20 años por año trabajado, hasta un máximo de doce mensualidades.
Otro caso se da cuando se produce una modificación importante de las condiciones laborales, ya que la empresa no puede llevar a cabo cambios drásticos en el contrato de un empleado sin que haya justificación para ello. Esto implica, por ejemplo, cambiar el horario laboral de forma significativa o reducir el sueldo.
De esta forma, si se cambia un turno de semana a uno de fin de semana, o si se reduce el sueldo sin que haya un motivo contractual que lo pueda justificar, el trabajador tendrá la posibilidad de autodespedirse, en este caso percibiendo una indemnización de 20 días por año trabajado, con un máximo de 9 meses.
También está justificado el autodespido ante una falta de pago o retrasos en el abono del sueldo. En aquellas situaciones en las que la empresa pague de una forma irregular o se acumulen un mínimo de 3 meses de adeudo, el trabajador se puede acoger a este derecho. De igual forma, si el salario se recibe más allá del décimo día de cada mes, también cabe la posibilidad de solicitar el autodespido, recibiendo la indemnización correspondiente.
Por último, el cuarto supuesto puede darse y permitir que el empleado abandone la empresa sin perder sus derechos, cuando tengan lugar incumplimientos graves por parte de la empresa, como casos de acoso laboral o carga de trabajo excesiva que pueda perjudicar a su bienestar. Si se pueden demostrar, el trabajador recibirá una indemnización similar a la de un despido improcedente.
Si el empleado no se encuentra en ninguna de las situaciones debidamente recogidas por la ley y abandona su puesto laboral de forma voluntaria, para poder percibir la prestación por desempleo necesitará haber cotizado en un nuevo empleo, aunque es una posibilidad también sujeta a determinadas condiciones.
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