A mediados del siglo XX, el paisaje urbano de España comenzó a transformarse de forma radical. Las ciudades experimentaron un rápido crecimiento hacia sus periferias debido al éxodo rural y a la necesidad de vivienda que acompañó al desarrollismo franquista. Madrid, como epicentro de estas transformaciones, vio cómo las colinas y descampados que rodeaban la capital se llenaban de bloques de viviendas uniformes y anodinos. Lugares como Vallecas, Carabanchel o San Blas dejaron de ser pueblos autónomos para integrarse en la gran urbe, mientras el paisaje se llenaba de ladrillos y toldos verdes.
"Madrid, antes de los años cincuenta, era una ciudad pequeña, dedicada a la corte y los grandes bancos", explica el fotógrafo Kike Carbajal, uno de los autores de Toldo Verde: Postales de otro patrimonio. "Pero tras la Guerra Civil, comienza una construcción masiva en los pueblos anexados, creando ese paisaje de colmenas que hoy conocemos como periferia".
Esta obra, resultado de un largo proceso de investigación y exploración, rescata la historia y la importancia de estos barrios, proponiendo una nueva forma de entender su relevancia patrimonial. Una mirada que nos acerca a esos otros barrios fuera del centro, y que nos explica cómo fueron construidos y el porqué de sus formas y colores.
Un patrimonio que siempre estuvo ahí
Para muchos, el extrarradio madrileño ha sido un paisaje funcional, un telón de fondo para la vida cotidiana. Sin embargo, el arquitecto-investigador Pablo Arboleda, coautor del libro, plantea una perspectiva diferente. "El patrimonio no tiene que ser siempre grandioso. No son solo catedrales o palacios", señala. "Estos barrios, con sus toldos verdes y bloques de viviendas, son testigos de una historia reciente que define nuestra sociedad y que merece ser analizada".
El concepto de "toldo verde" que articula la obra no solo es literal —esas lonas omnipresentes que protegen del sol en las ventanas de tantos edificios—, sino también simbólico. Representa la uniformidad de la periferia y la singularidad de sus historias humanas. Arboleda y Carbajal han convertido este elemento, aparentemente banal, en una metáfora que invita a reflexionar sobre identidad y memoria urbana.
"El libro no busca embellecer, sino mirar con otros ojos", dice Arboleda. "Queremos que el lector se detenga, que pasee por estos barrios con una mirada analítica, que descubra las capas de historia que hay en sus calles".
La construcción de un proyecto común
La colaboración entre Arboleda y Carbajal surgió como un encuentro de intereses cruzados. Por un lado, Carbajal se había dedicado a fotografiar la periferia de Madrid durante la pandemia. Por otro, Arboleda había iniciado un grupo de Facebook donde exploraba los toldos verdes como un fenómeno estético y cultural.
"Cuando vi las fotos de Kike, me di cuenta de que su mirada elevaba la periferia a algo monumental", cuenta Arboleda. "Sus composiciones transformaban lo ordinario en extraordinario".
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De esta sinergia nació la idea de un volumen que no es un ensayo ni un fotolibro al uso. Aunque el disfrute es total; un objeto diseñado por el polifacético e inquieto Jaime Narváez, una de las figuras más sobresalientes dentro del mundo de la edición en España. Capaz de transformar y levantar un proyecto tan especial y, por qué no decirlo, difícil como este.
Un viaje por el extrarradio que mezcla fotografía, historia y reflexiones personales. "Lo llamamos el peor libro de viajes de la historia", se sonríe Arboleda. "Un viaje a los lugares más cercanos, pero también los más ignorados".
El "toldo verde" como deriva interpretativa
Para construir este relato, ambos autores se embarcaron en largos paseos por los barrios madrileños. Durante estas caminatas, Arboleda tomaba notas de campo que luego se convertirían en los textos del libro. "Eran observaciones sobre los olores, los sonidos, las sensaciones del paisaje. Todo eso formó parte del proceso", desgrana.
Por su parte, Carbajal encontraba en estas derivas nuevas oportunidades para capturar la esencia de estos lugares. "Buscaba esas esquinas donde el tiempo se detiene", reflexiona el fotógrafo. "Quiero que la gente reconozca algo familiar, pero también se sorprenda al verlo desde una perspectiva diferente".
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El libro se estructura en fragmentos breves, casi postales literarias, que acompañan las imágenes. En ellos, Arboleda reflexiona sobre la historia de la periferia, la sociología de los barrios y las paradojas de la modernidad urbana. "Quise escribir como si fueran mensajes en el reverso de una postal", explica. "Pequeños textos que capturan la esencia de un lugar en unas pocas palabras".
Las empresas que moldearon el extrarradio
Estas postales ofrecen pistas sobre el origen de los barrios, desde los poblados dirigidos hasta las promociones inmobiliarias ligadas al franquismo. Empresas como Huarte, Banús y Urbis desempeñaron un papel clave en la urbanización masiva de la periferia durante esas décadas. Estas compañías, que también estuvieron vinculadas a proyectos como el Valle de los Caídos, encontraron en la construcción de viviendas un negocio impulsado por las políticas de expropiación y desarrollo.
Urbis, por ejemplo, es recordada por haber levantado barrios enteros como La Estrella y Moratalaz. Esta constructora se convirtió en un símbolo de cómo el régimen utilizó el sector inmobiliario para consolidar una nueva clase social. "Es fascinante ver cómo estas empresas no sólo construyeron viviendas, sino también un sistema económico y social que aún hoy define nuestra relación con el espacio urbano", desarrolla Carbajal, que ha sido el responsable de escribir el contenido más histórico.
Otro de las grandes responsables fue José Banus, encargado de proyectos como el barrio de La Concepción y parte del Pilar. Estas promociones se caracterizaron por su uniformidad y por un diseño que priorizaba la eficiencia sobre la estética. "Estos barrios eran como piezas de ajedrez que se colocaban en descampados, sin pensar en el impacto a largo plazo", señala Arboleda.
A la firma de Félix Huarte también le tocó el desarrollar infraestructuras clave para conectar estos nuevos desarrollos con el centro de la ciudad. Su participación en proyectos como el Puente de Vallecas o las principales vías de acceso a Madrid fue crucial para integrar estos barrios con el tejido urbano. "Detrás de cada bloque de viviendas hay una historia de cómo se organizó la ciudad y de qué intereses económicos y políticos estaban en juego", termina resumiendo el arquitecto.
Un patrimonio en debate
Toldo Verde está lejos de ser un libro convencional. En palabras de sus autores, es una invitación a mirar con otros ojos. "Queremos que la gente redescubra su ciudad", dice Carbajal. "Que vea la belleza y la historia en esos paisajes cotidianos que solemos pasar por alto".
Tras su publicación, ambos autores continúan explorando nuevas formas de abordar el patrimonio urbano. "Queremos seguir investigando las periferias, quizá ahora bucear en el interior de esas viviendas", explica este último. "Hay muchas historias por contar".
Mientras tanto, Toldo Verde se consolida como una obra imprescindible —también bellísima— para quienes quieran entender cómo la historia reciente ha moldeado nuestras ciudades. Además de rescatar la memoria de los barrios, también plantea preguntas sobre cómo queremos construir su futuro.
Al final, como señala Arboleda, "el toldo verde es una metáfora, pero también una realidad. Es el puente entre lo cotidiano y lo monumental, entre el pasado y el presente. Es un recordatorio de que nuestra ciudad es mucho más de lo que vemos a simple vista".
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