Rodeado de verdes campos y valles, este encantador destino es el lugar perfecto para descubrir las tradiciones más antiguas y respetadas del país.
Suiza es un país maravilloso que destaca por sus imponentes paisajes naturales, que quitan el aliento y que se han convertido en uno de los destinos más visitados por los amantes del deporte al aire libre. Grandes y lujosas pistas de esquí y montañas para escalar son solo algunas de las infinitas maravillas que ofrece el territorio.
También destaca por sus encantadores pueblos, que habitan entre verdes valles y donde la naturaleza es la protagonista indudable. El color de la hierba y los árboles contrasta con los llamativos amarillos, rojos, naranjas y azules que desprenden las casas y edificios típicos de la arquitectura suiza.
El encantador pueblo de Appenzell
Hoy descubrimos uno de ellos, un lugar a dos horas de Zúrich al que debes viajar si buscas conocer las tradiciones suizas más antiguas y respetadas, donde se fabrica uno de los quesos más deliciosos del mundo, donde celebran la Nochevieja dos veces y donde la naturaleza se fusiona con los edificios. Hoy descubrimos Appenzell.
Ubicado entre el macizo Alpstein y el precioso lago Constanza, en el noroeste de Suiza, encontramos este pueblo de poco más de siete mil habitantes donde los coches no pueden entrar y las vacas campan a sus anchas. Sus encantadoras casas pintadas de diferentes y llamativos colores están rodeadas en la cercanía por lagos, bosques y cuevas.
Aunque el pueblo cuente con monumentos y edificios muy interesantes como un castillo, la plaza de Landsgemeindeplatz, el museo de Appenzeller Brauchtumsmuseum o la iglesia Heiligkreuzkapelle, no son los principales protagonistas de Appenzeller. Ese galardón se lo llevan algunas de sus tradiciones y encantos típicos que no puedes perderte en tu viaje al país.
Celebran dos Nocheviejas
Por si no fuera suficiente festejar una vez el inicio de un nuevo año, en Appenzell lo hacen dos veces. Esta curiosa tradición única en el mundo tiene lugar, como en todo el planeta, el 31 de diciembre, pero pasados unos días, el 13 de enero, salen a las calles para celebrar una vez más el comienzo del año en una gran fiesta popular.
El origen de esta celebración tiene una sencilla explicación, y es que, en este pueblo, siguen las indicaciones de un calendario diferente. En el siglo XVI se cambió el calendario juliano, que tantos años llevaba usándose, por el gregoriano, y algunas comunidades protestantes no aceptaron la sustitución, por lo que siguieron celebrando algunas fechas señaladas en el antiguo.
Un queso delicioso y tradicional
Pero las pistas de esquí y el espectacular paisaje no son los únicos atractivos turísticos del pueblo. En este lugar se crea el queso Appenzeller, una auténtica delicia suiza, consumida en todo el país y considerado uno de los mejores. Su tradición ganadera y el cuidado de sus vacas hace que este producto sea una maravilla. Además, se dice que solo dos personas en todo el mundo conocen la receta.
Siguiendo las antiguas costumbres, este queso se elabora igual que lo hacían hace 700 años, y afortunadamente en Appenzell es posible visitar la fábrica y descubrir el proceso de elaboración del alimento. Más de setenta queserías se encargan de producirlo, pero es Appenzeller Schaukäserei donde podrás descubrir cómo lo hacen. Este encantador pueblo tiene mucho más que ofrecer, pero para descubrirlo debes visitarlo tú mismo.
{getToc} $title={Tabla de Contenidos}