Una semana antes de que llegue a Granada el gran enjambre del cine español para una nueva gala de los Goya, en Valencia se desplegará una alfombra roja más discreta. El 1 de febrero el Palau de la Música de la ciudad acogerá los Premis Lola Gaos, con los que la Acadèmia Valenciana de l'Audiovisual celebra su propia cosecha, reubicándose en el calendario para acercarse al gran foco mediático que ofrece la ceremonia de los Goya.
En la gala del Palau de la Música, sin embargo, se vivirá una paradoja: celebrar un gran año para el audiovisual valenciano con una gala que no será televisada por la televisión autonómica por primera vez desde que esta viene celebrándose. Así se lo trasladaron responsables de À Punt a los dirigentes de la Acadèmia. Para ahondar en la aparente contradicción, À Punt presume de haber participado en películas que suman 68 nominaciones a estos premios.
Este apagón televisivo a los premios se produce el mismo ejercicio en que la Generalitat Valenciana ha retirado a la subvención a la ceremonia. La Acadèmia, además, tuvo que cambiar el nombre con el que se habían consolidado los galardones, Premis Berlanga, porque se trata de una marca registrada cuyos propietarios han denegado prolongar la cesión.
Una semana después de los rebautizados Premis Lola Gaos y, entonces sí, a los ojos de toda la audiencia española, el cine valenciano se congratulará por algunos hitos que "no se podrían haber imaginado hace unos años", según apunta la presidenta de la academia valenciana, Teresa Cebrián.
En los Goya competirán títulos nacidos en la Comunidad Valenciana como Domingo Domingo, de Suica Films, en la categoría de mejor documental; la misma productora está tras el corto documental nominado Las novias del sur, realizado por Elena Riera. También concurre una película aplaudida como obra de culto de la animación española: Rock Bottom, de María Trénor y coproducida por la alicantina Jaibo Films.
Y, sobre todo, estará presente la producción valenciana más relevante en la taquilla de los últimos años: La casa, de Raw Producciones y Nakamura Films, con Álex Montoya en la dirección y un tótem como Paco Roca como autor del cómic original. Cuenta con dos nominaciones: a mejor guion adaptado y mejor actor de reparto, para Óscar de la Fuente.
"Cuando compramos los derechos pensábamos hacer una película que llegara al máximo número de personas posibles, sabiendo que el cómic había vendido más de 60.000 ejemplares en España. Pero no fue hasta el estreno en Málaga cuando confirmamos que la película gustaba mucho", explica Montoya.
Cuatro premios recogió la película en la última edición del festival. Las buenas sensaciones se trasladaron a la taquilla: alrededor de dos meses en cartelera y más de 100.000 espectadores, según recoge el ICAA con datos de ComScore. Se trata, además, de un fenómeno genuinamente valenciano por financiación, equipo técnico y artístico y por la propia obra, explícitamente enraizada en el territorio.
"Es una película que consigue lo que hace el buen cine: la capacidad de colocar territorios en el acervo cultural general. La gente nos preguntaba dónde habíamos rodado, porque pensaban que Valencia era toda llana, y les explicas que también tenemos sierra, como muestra la película", remarca el realizador.
El éxito de La casa ha provocado ya una nueva simbiosis entre las mismas productoras y el dibujante para adaptar El abismo del olvido, el último título de Roca, un superventas para el que se trabaja en buscar aliados que permitan un salto presupuestario.
La casa, por otro lado, es un hito sin parangón este año para el cine producido desde la Comunidad Valenciana en cuanto a espectadores. Pero cuando la presidenta de la academia, Teresa Cebrián, habla de "grandes logros", apunta también a la presencia en festivales internacionales y el prestigio conseguido por otras de las películas en la carrera de los Goya.
Rock Bottom, por ejemplo, se ha erigido como una joya extraña de la animación española del año, sublimada por la crítica. Se trata de una película de animación inspirada en la vida y obra del músico británico de rock progresivo Robert Wyatt. A su creadora, la valenciana María Trénor, le costó diez años encontrar productores para el proyecto, la catalana Alba Sotorra y la alicantina Jaibo. "No es fácil levantar un proyecto de animación para adultos tan autoral", apunta la directora.
"Yo sabía que no era una película comercial. Era una película de autora y he asumido hasta las últimas consecuencias tener una libertad absoluta, utilizando diferentes técnicas de animación, por ejemplo", añade Trénor. La película fue regada de prestigio en el festival de Annecy, certamen aspiracional para cualquier película de animación, y con una colección de buenas reseñas en la mochila pretende seguir creciendo.
"Es un orgullo que la prensa especializada haya hablado tan sumamente bien. Yo creo que agradecen ver una propuesta diferente y arriesgada. La película también ha sido muy bien acogida en Francia y queda estrenarla en Reino Unido, de donde es Wyatt", señala la realizadora.
Como Rock Bottom, otra de las valencianas nominadas a los Goya, el corto Las novias del sur, obtuvo el sello de calidad de un festival internacional como Cannes, recibiendo la Queer Palm, premio a películas que contribuyen a la diversidad desde una perspectiva LGTBIQ+.
"Estamos ganando prestigio, más premios a nivel nacional e internacional; cada vez somos más tenidos en cuenta", apunta Cebrián sobre el año excepcional del cine valenciano. Ahora bien, ¿se puede hablar de un gran salto? ¿Hay un acercamiento a industrias cinematográficas de peso en España como la catalana o la del País Vasco?
"Estamos lejos", expresa la presidenta de la academia, y abunda en el diagnóstico: "La inversión que se hace aquí es muy poca. Los presupuestos que se manejan para apoyar al sector, las medidas de promoción exterior, en el caso nuestro, son hasta ahora muy tímidas".
"Hace unos años hubo un apoyo muy decidido por parte de la Junta de Andalucía a su cine y de ahí salieron grandes directores, grandes obras que llegaron a nivel nacional. El cine vasco lleva tiempo haciéndolo. El cine catalán también. En Valencia parece que estamos un poco huérfanos en cuanto a este apoyo. Que no se nos ha tomado demasiado en serio como motor económico", refrenda Montoya.
El mismo realizador apunta, en este sentido, a la ausencia de los premios Lola Gaos en la televisión autonómica: "Queremos que se hable de la película. Qué menos que los valencianos puedan ver la gala de premios del cine valenciano. Para conocer quiénes somos, lo que hacemos y valorar nuestras obras. Esto [la negativa a retransmitir la gala] es una cosa bastante inexplicable".
Volviendo a los Goya como termómetro, si bien es cierto que la presencia de figuras valencianas en distintas categorías y oficios se sitúan por encima de la veintena, al filtrar cuántos de esos nombres están ligados a producciones valencianas –con capital y equipos del territorio–, esa representatividad se reduce notablemente.
Cebrián incide en que sí que hay un crecimiento del sector a nivel nacional, y que las alegrías de 2024 no son casuales, que se han ido gestando poco a poco. Apunta tres factores. El primero son las subvenciones públicas que ofrecía el Institut Valencià de Cultura a diferentes fases de una película, desde la escritura hasta la producción. "Se concedían unas ayudas a la fase de desarrollo de la película que eran modelo a seguir en otras autonomías cuando querían implementar aportaciones públicas", explica.
"La vuelta de la televisión valenciana también ha contribuido a que avancemos, aunque está tan infrafinanciada que tampoco puede participar ni crear como debería", apunta la académica.
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Ahora, tras la catástrofe de la DANA y la reorientación presupuestaria, la aportación pública es una incógnita: "No sabemos si se mantendrán todas las ayudas o si variará el presupuesto. Sí sabemos que À Punt no tiene dinero para producir ficción televisiva, y que podrá participar en producciones siempre bajo mínimos".
Por último, Cebrián señala la iniciativa personal y privada como clave para este pequeño salto: "Se ve una nueva generación de productores muy creativos que están apostando por obras más arriesgadas, que yo creo nos está abriendo puertas por todo el mundo".
Al riesgo se refería precisamente María Trénor para describir su película. Una nueva generación busca agitar el mapa cinematográfico desde la Comunidad Valenciana. Los Premis Lola Gaos quieren reivindicar esas nuevas miradas. En un espectáculo que no será televisado.
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