El choque por las pensiones agrieta los puentes de Feijóo con los sindicatos: "Es ridículo"

El choque por las pensiones agrieta los puentes de Feijóo con los sindicatos:

"Respeto a los sindicatos, lo saben. Me he entendido con ellos, he discrepado de ellos y, sin embargo, les respeto profundamente". Con estas palabras, Alberto Núñez Feijóo escenificó en abril de 2022 su intención de "ensanchar" al partido ideológicamente, también en el ámbito económico y social. Las pronunció en su congreso de coronación de Sevilla. En primera fila escuchaba, atento, el secretario general de UGT, Pepe Álvarez y otros líderes sindicales. El presidente del PP desdeñó las críticas políticas y mediáticas de la esfera conservadora para trazar su propio camino con los sindicatos tradicionales, históricamente vinculados a la izquierda.

En estos casi tres años al frente del partido, Feijóo se ha esforzado de forma notable para mejorar la interlocución con CCOO o UGT. Pero los puentes vuelven a resquebrajarse con el mismo trasfondo que persiguió a Mariano Rajoy en los últimos compases de su mandato: el choque por las pensiones. Las manifestaciones convocadas por los sindicatos mayoritarios en marzo de 2018 colapsaron las grandes ciudades españolas. Cientos de miles de jubilados salieron a la calle a protestar contra las políticas del Gobierno. Y el esquema volverá a repetirse el próximo domingo, con la diferencia de que ya no es el PP quien ocupa el Palacio de la Moncloa.

CCOO y UGT vuelven a hacer un "llamamiento masivo" a la ciudadanía para que salgan a la calle el próximo 2 de febrero a protestar contra el "oportunismo político" de PP, Junts y Vox por tumbar en el Congreso el decreto ómnibus del Gobierno, con el que decae la revalorización de las pensiones o las bonificaciones en el transporte público, entre otras medidas. En su comunicado, los sindicatos instan también a Sánchez a aprobar cuanto antes nuevos reales decretos para blindar el escudo social, una decisión a la que el jefe del Ejecutivo ha dejado sin fecha. El Gobierno quiere que tanto PP como Junts se 'quemen' antes de retomar las medidas.

A juicio de Génova, las nuevas movilizaciones convocadas por los sindicatos no son precisamente fruto de la casualidad. En la cúpula apuntan a un "toque de corneta" del Gobierno en su intento de posar sobre el PP el descontento de los pensionistas, que constituye el músculo electoral del bipartidismo. Desde la caída del decreto ómnibus, Sánchez y Feijóo pelean cuerpo a cuerpo por ganar la batalla del relato, y culpar al contrario del bloqueo en la subida de las pensiones. Y los sindicatos, dicen en el PP, "acuden al rescate" del Ejecutivo.

EFE

Aunque hubo dudas internas, Feijóo quiso castigar al Ejecutivo por el "chantaje" de su decreto, que al margen de las mencionadas iniciativas incluía el traspaso de la sede parisina del Cervantes al PNV. Y ahora los sindicatos les sitúan en el centro de las movilizaciones por su responsabilidad en la anulación de las medidas relativas a las pensiones o el transporte. El malestar en Génova no ha hecho más que escalar. Y la situación amenaza con lastrar el acercamiento en el que había trabajado Feijóo en los últimos años. "Está claro que tienen que calmarse el mono de manifestarse en la calle, que lo tienen adormecido tras siete años de Sánchez", censuran en la cúpula nacional.

Las voces críticas en el equipo más próximo de Feijóo se han multiplicado en las últimas horas por la "absurdez", dicen, de "manifestarse contra la oposición". "Es ridículo", resuelve un dirigente. "El PP sería ingenuo si esperara respaldo sindical. Tenemos planteamientos radicalmente opuestos, y ellos están en el equipo de Sánchez y Díaz. Nosotros, en el contrario", abundan las fuentes consultadas, que profundizan la brecha que el propio líder del PP había tratado de aminorar pese a la "disonancia ideológica".

Ana Belén Ramos

El ejercicio de 'reconciliación' planteado por Feijóo empezó en el mismo momento de su aterrizaje en Génova, pero lo extendió a través de múltiples encuentros con varias rondas de contactos públicas con los líderes de UGT y CCOO. El canal privado de comunicación también se ha mantenido "constante", según referencian fuentes conocedoras de esa interlocución.

La dirección del PP intensificó esos contactos durante la elaboración de su ley de conciliación, y el propio Feijóo citó tanto a Unai Sordo como a Pepe Álvarez a la sede de Génova. En octubre, ambos comparecieron bajo el logo de los populares en la sede del partido. El presidente del PP no logró su apoyo a su propuesta para comprimir la semana de trabajo, pero los dos dirigentes sindicales celebraron el buen tono con el líder de la oposición. "Es bueno que se meta en estos charcos", celebró Sordo. Tanto él como Álvarez plantearon a Feijóo nuevos encuentros para tratar la reducción de la jornada laboral y abrirse a posibles consensos.

Pero si hubo un gesto decisivo —que se acogió con cierto recelo en algunos sectores del PP y que también criticó Vox— fue la asistencia de Feijóo al Congreso de UGT en noviembre del año pasado, convirtiéndose en el primer presidente del Partido Popular en asistir a este evento. El líder popular volvió a tirar de la bandera del pragmatismo para justificar su presencia, y declaró su intención de "mantener" la relación con UGT.

Ignacio S. Calleja

"Pudiera parecer que estar en este congreso es jugar fuera de casa. Pero no concibo a España así", apuntó. Ese día, Feijóo ya había comprometido su apoyo a sindicatos y patronal para la última reforma de las pensiones sobre la jubilación activa, que fue precisamente el único decreto que Sánchez salvó el pasado miércoles en el Congreso gracias a los votos del PP.

Apenas dos meses después, Feijóo vuelve a toparse de cara a CCOO y UGT. A la espera de cuantificar el impacto, alcance y consecuencias de las protestas, en Génova se ponen en guardia. El malestar que trasladan en privado ha tenido su reflejo en los mensajes críticos que han lanzado algunos dirigentes nacionales en las últimas horas. "Para lo que han quedado", publicó en X la vicesecretaria de Sanidad y Educación, Ester Muñoz. "7 años escondidos y ahora salen a manifestarse contra la oposición (...). No amedrentan a nadie", lanzó. Cuca Gamarra, secretaria general del partido, tampoco ha optado por la mesura: "Son el brazo político de Sánchez".



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