En Salteras hay una pequeña quesería que vende queso solar. El negocio que José Antonio Macías y su esposa, María Ángeles Montes, pusieron en marcha hace casi una década ya era particular, ya que la suya es la única quesería de Andalucía que elabora sus productos con leche de oveja. Lo habitual es que el queso fresco se elabore a partir de la leche de cabras o vacas, pero estos dos emprendedores optaron por el ganado bovino. Y eso es justo lo que les ha permitido añadir el adjetivo solar a sus productos. Desde hace casi un año, las ovejas de este matrimonio pastan a la sombra de las placas solares de la planta Aljarafe, una de las explotaciones de generación de energía renovable que Endesa tiene en Sevilla, entre las localidades de Salteras y Valencina.
Mientras las ovejas producen leche, están en las instalaciones que los dueños de Quesos Cabañil tienen en Valencina, pero hace ya varios meses que dejaron de pastar en las tierras anexas para viajar los campos solares que la eléctrica instaló en esta zona del área metropolitana de la capital andaluza. "Estamos mucho más tranquilos porque aquí están vigiladas", cuenta Montes mientras unas 150 ovejas se pasean entre placas de silicio, cables y un grupo de influencers que acudieron a finales de noviembre a conocer esta peculiar práctica que es cada vez más común. Endesa colabora con ganaderos desde hace tiempo, pero también con apicultores como los que tienen sus panales en la explotación de Las Corchas (Carmona) en su apuesta por ganarse la aceptación de los productores locales en un momento de expansión de las renovables en toda España.
El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación calcula que si salen adelante todos los proyectos de renovables en marcha en España, el porcentaje de suelo fértil que ocuparán ronda el 0,4%. Pero esa cantidad no está exenta de polémica, sobre todo porque hay lugares donde esa presencia es muy visible. "Cuando vas por una autovía y ves muchos campos solares puedes llegar a pensarlo, pero los datos no dicen eso", cuenta Juan Carlos Cuevas, responsable de Sostenibilidad de Endesa en Andalucía. Y a pesar de esos números, el esfuerzo de las energéticas por colaborar con los habitantes del territorio en el que se implantan es una prioridad. Por eso se pusieron en contacto con estos ganaderos de Salteras para ofrecerles la planta Aljarafe para sus ovejas.
No habrían podido hacerlo con cabras porque su comportamiento es incompatible con el mantenimiento de las placas fotovoltaicas. "Podrían darle una coz a las bases, subirse encima o comerse los cables", expresa Cuevas, que explica que las vacas tampoco son compatibles por su porte. Se están haciendo experimentos con pavos, pero por el momento las ovejas son la especie óptima y, además, se benefician de la presencia de las placas, que les da sombra en verano y las protege de las inclemencias del tiempo en invierno. Pero las miles de instalaciones de metal y silicio que generan 86,18 MW de electricidad también se benefician de su presencia. Las ovejas hacen las veces de desbrozadoras naturales del pasto que, además, no tiene ningún tipo de producto sanitario por la normativa medio ambiental. Quid pro quo.
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EP
Cuando las ovejas han dejado limpio uno de los cinco campos solares que componen la planta de Endesa, son trasladadas a otro para seguir con su labor, que sirve para hacer posible el tránsito entre las placas y reducir el riesgo de incendio. "Son nuestras bomberas", apunta Cuevas sobre esta forma simbiótica de alimentar al ganado para poder dar después la leche con la que se produce el "queso solar". Es cierto que no todo el trabajo lo pueden hacer los animales del matrimonio Macías Montes, por lo que la eléctrica ha puesto en marcha también un plan de formación en colaboración con entidades locales pilotado por la Fundación Juan XXIII para formar a personas con discapacidad. Algunos de ellos acaban trabajando en las plantas con desbrozadoras y compostadoras después de un curso para aprender a utilizar la maquinaria necesaria.
El queso fresco y los yogures de Cabañil se venden ya en 60 tiendas de Sevilla y sus alrededores y también en la tienda online a toda la península por medio de mensajeros. José Antonio Macías y María Ángeles Montes dejaron sus trabajos para dedicarse a la ganadería junto con un trabajador que también forma parte del proyecto. Y sus perros pastores, que pasaron toda la mañana del 26 de noviembre moviendo al rebaño de un lado a otro del parque fotovotaico para no se fueran muy lejos y aparecieran como estrellas invitadas en los tiktoks de los influencers que fueron a visitarlas.
Las ovejas y las abejas no son los únicos animales que aparecen por las plantas sevillanas. Los animales salvajes de la zona también aprovechan el espacio seguro para cavar sus madrigueras. Es habitual ver conejos, perdices o faisanes, aunque también especies más raras, como los búhos chicos que se encontraron en la instalación de Carmona a pesar de que son especies arbóreas. Juan Carlos Cuevas cuenta que en Extremadura hay una planta en la que han anidado ejemplares de sisones, un ave rapaz amenazada a la que se puede ver entre las placas de silicio. Para facilitar la presencia de estos animales, se suele instalar un vallado cinegético inverso, con los huecos más grandes en la zona baja para que los animales puedan entrar y salir de las plantas.
Las instituciones públicas también se involucran en este tipo de proyectos de "creación de valor compartido" y que buscan "compartir y no competir" por el uso del territorio. El Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (Ifapa), tiene en marcha un proyecto de investigación en colaboración con Endesa para explorar la posibilidad de instalar cultivos adaptados a una planta fotovoltaica, como es el caso del girasol de bajo porte, cereales o plantas aromáticas. En Extremadura también llevan la delantera en esta materia, ya que existe de forma experimental una plantación de una variedad de romero que se utiliza en la elaboración de aceites esenciales para bioingeniería.
La colaboración entre el sector primario y la producción de renovables tiene otras vertientes que tienen que ver con el autoconsumo, como ocurre en la finca agrícola de Las Cuartas, en la localidad sevillana de Benacazón. En este caso, Quantica ha puesto en marcha una instalación con 130 módulos fotovoltaicos que sirven para dar electricidad a un cultivo de cítricos. Las empresa adquirida por Imagina Energía en 2021 colocó las placas en el techo de un almacén de aperos y en una bancada colocada junto a una balsa de riego. Con esta instalación la finca ha reducido en un 70% el consumo energético, según explican desde el área de autoconsumo industrial de este grupo español con una matriz en Corea del Sur.
El think tank especializado en energía Ember publicó recientemente un estudio enfocado en Centroeuropa que apuntaba a los beneficios de combinar la producción agrícola con la generación de energía solar, una práctica que ya está en marcha tanto en la República Checa como en Bulgaria. Praga aprobó el pasado junio una ley para proteger la superficie agrícola que regula la práctica de la agrivoltaica que aludía al autoconsumo de granjas y también fomentaba el uso simultáneo del suelo para el sector primario y la producción eléctrica. La norma del país centroeuropeo limita en el 10% el terreno en el que se pueden colocar paneles solares dentro de cada granja, aunque es cierto que hay incertidumbres, ya que la norma sólo permite las instalaciones para el autoconsumo y no para la generación conectada al sistema.
Los cálculos de Ember cifran en 180 gigavatios la cantidad de energía que se puede generar por medio de la agrivoltaica en países como Chequia, Hungría, Polonia y Eslovaquia, aunque se trata todavía de una práctica experimental. Más al este, en Bulgaria, estas prácticas han generado polémicas por los incentivos de esta práctica, sobre todo entre los productores de cereal. La apuesta por favorecer la agrivoltaica se aprobó en octubre de 2023 y permitía instalar placas sin la necesidad de cambiar el uso del suelo ni pagar, por lo tanto, la tasa correspondiente.
Los guisantes y espinacas búlgaros crecen con mayor facilidad desde entonces a la sombra de los paneles de silicio, pero han generado una disputa política tras la crítica del presidente del país, Rumen Radev por el riesgo de "conversión incontrolada de áreas agrícolas en zonas de producción de energía". En medio de esta disputa, se han registrado denuncias contra una red que involucra a la Academia de Agricultura Búlgara y que elaboraba falsos análisis del suelo que favorecen la conversión de parcelas fértiles para ser declaradas infértiles para favorecer la instalación de campos solares.
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