Tac, tac, tac, tac. Son las nueve de la noche. Ana y Manuel, dos desconocidos del barrio madrileño de Delicias, intentan, cada uno en su vivienda, cenar. Tac, tac, tac. Ninguno consigue hacerlo sin que se le lleven los nervios. Tac, tac, tac resuena sin piedad una máquina. Son los trabajos para la construcción de la línea 11 de Metro. Sus edificios comienzan a vibrar. “Hay días que empiezan a las siete de la mañana y no acaban hasta la una. No se respeta el descanso”, exclama Ana visiblemente afectada. Cerca de su casa, José Manuel regenta una panadería en la que ha vivido “el peor mes de noviembre. Ha sido incluso peor que cuando abrí y no me conocía nadie”.
Ana tiene grabado en su mente el día 19 de agosto. Desde aquella calurosa jornada ha dejado de hacer “una vida normal”, cuenta. Esta vecina reconoce que padece “estrés y trastorno del sueño”, además indica que para ella es “imposible hasta teletrabajar”. Otros vecinos como Manuel Díaz, presidente de la Asociación Delicias Para Todos, y Susana de la Higuera, de la organización vecinal Pasillo Verde, coinciden con Ana: “Hay muchísimo malestar en el barrio porque es imposible conciliar el sueño”, reflexiona Manuel. La Comunidad de Madrid responde a El Confidencial que "la Dirección General de Infraestructuras cumple escrupulosamente con la ordenanza del Ayuntamiento de Madrid en relación con las obras y trabajos que se realizan en la vía pública".
Según la normativa vigente, no se pueden realizar de lunes a viernes ciertos trabajos entre las 22 h y las 7 h, salvo por razones de urgencia, seguridad, peligro o por necesidades técnicas o de movilidad que impidiesen realizar los trabajos durante el día. En este sentido, el Gobierno regional concreta que "esta última motivación es por la que el Ayuntamiento de la capital autoriza, en distintos periodos y para localizaciones concretas, a la UTE Metro Línea 11 la ampliación entre las 22:00 y las 2:00". Además, recalcan que "a partir de las 18:00 los trabajadores terminan la excavación y se hormigona, con lo cual, el impacto acústico baja considerablemente".
Pero los problemas que atormentan a los habitantes no son exclusivamente sonoros. La suciedad derivada de las obras y el polvo perjudica a unos vecinos que temen mayores afecciones en su salud. Además, en el último mes una rotura de la alta tensión y una fuga de gas han elevado el nivel de crispación en este distrito.
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A. Farnós
En este barrio son cientos los vecinos superados por la situación. Muchos de ellos, además, constituyen el tejido empresarial del distrito. Una pastelería, una zapatería, una floristería, una tintorería, una pescadería y un bar han decidido echar la persiana abajo tras demasiados meses encadenando números rojos. El Paseo de las Delicias ha dejado de ser un lugar de paseo con viandantes mirando los escaparates, para ser un lugar de paso de unos vecinos que no quieren invertir más tiempo del necesario entre vehículos pesados, zonas valladas, polvo en suspensión y estruendos.
Uno de esos pequeños negocios es la panadería de José Manuel. “Quien entra es porque viene expresamente a comprar algo, pero ya no hay gente que entre espontáneamente y eso en una panadería solía suponer el 35% de la clientela”, cuenta el vecino a El Confidencial. José Manuel eligió un punto estratégico para que quienes esperaban el autobús o salían del metro vieran sus cruasanes y panes, pero hoy ya es imposible. “Normalmente, noviembre y diciembre son grandes meses en cuanto a facturación y son imprescindibles para hacer frente a peores tiempos como julio y agosto”, subraya preocupado por las bajas cifras con las que ha cerrado el mes.
Este panadero apunta que “este noviembre ha sido un 30% peor que el de 2023” y teme pensar en las Navidades que están a la vuelta de la esquina. “Hemos pedido menos cantidad de dulces que otros años y aún creo que vamos a tener unas mermas muy grandes”, sostiene. A él, según explica, "no le queda más remedio que aguantar". Los comerciantes de esta zona se reunieron con el Ayuntamiento para exponer sus problemas, pero señalan que la única solución ha sido poner unos pequeños letreros en el metro indicando dónde está cada negocio. Algo “insuficiente”, defienden.
Pese a las quejas, los vecinos reconocen la necesidad de una línea de metro que conecte el distrito de Carabanchel con el resto de la ciudad. Critican principalmente la falta de información entre Ayuntamiento, Comunidad y los ciudadanos. “No sabemos hasta cuándo estarán ni qué días trabajarán por las noches. Hemos pedido comisiones de seguimiento porque queremos tener información, pero nos las han denegado”, insisten. Preguntada por este medio, la Comunidad de Madrid, responsable del Metro, aclara que los vecinos disponen de "una Oficina de Atención en el barrio de Comillas para informar sobre las obras".
Los problemas no se quedan únicamente en este distrito. En los aledaños de la estación de Atocha, los comerciantes están igualmente enfadados. Acostumbrados a un trasiego imparable de pasajeros que ultimaban sus compras en la capital, ahora coinciden con los vecinos de Delicias en que se ha convertido “en una zona por la que pasar rápido”.
“El verano ha sido terrorífico”, censura Óscar López, trabajador de la librería de segunda mano del Paseo de la Infanta Isabel. “Quienes pasan lo hacen al trote, pero no miran ya qué libros tenemos”, sostiene. López prescia que han vendido un 60% menos que en 2023 y pone el ojo en las Navidades: “Esperamos que la gente venga. Nos hemos volcado muchísimo más en las redes para publicitar talleres y eventos. Es la única manera”. Coincide en la falta de información con los vecinos de Delicias: “Si tenemos que cerrar unas semanas, lo hacemos. Pero que nos digan fechas concretas y reales porque ya no se trata de trabajar mejor o peor, es que es nuestro medio de vida”.
Al lado de la librería, Mari Sol regenta una cafetería. En el mes de agosto ya señalaba a las obras del Metro como su foco de problemas y reconocía que pasaban horas “cruzados de brazos”. Tuvieron que despedir a varios empleados porque prácticamente no entraban clientes pese a su ubicación. Este local contaba hasta entonces con una terraza que, en cualquier época del año, abarrotaban viajeros y vecinos. Hoy, operarios, máquinas y vallas ocupan ese espacio.
Un cartel colgado en las inmediaciones del metro en Delicias anuncia que las obras acabarán a finales de mayo de 2025. Aun así, los vecinos se muestran incrédulos. "A nosotros nos dijeron que del 28 de octubre de 2023 al 28 de octubre de 2024 nos quitarían la terraza. Eso es lo último que sabemos", reitera Mari Sol. Más de un mes después, la vida continúa trastocada para muchos ciudadanos de la capital.
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