La falsa 'Kardashian' que esculpía su cuerpo con IA y extorsionó a 311 hombres entre basura

La falsa 'Kardashian' que esculpía su cuerpo con IA y extorsionó a 311 hombres entre basura

Si hubiese tenido ese talento, podría haberse ganado la vida haciendo videos en TikTok. ¿Por qué no? Muchas lo hacen. Chicas que, con un poco de base, un perfilado de ojos y un bonito rímel, obran milagros estéticos. Pero ella era una mentira. Un deseo cincelado con un círculo de luz, un móvil y un par de aplicaciones de Inteligencia Artificial (IA). Una Afrodita digital que desbordaba erotismo y sexualidad con su voluptuoso cuerpo artificial. Curvy sexy era uno de los nicks. Y no dejaba nada a la imaginación. Por eso logró engañar a un millar de hombres que no sabían que realmente habían intimado con una joven con sobrepeso, facciones poco agraciadas y que, entre montañas de basura, confeccionaba los videos eróticos con los que acabaría extorsionándolos.

Incautos desprotegidos por el ritual de la seducción digital y deseosos de algo de intenso cibersexo. Se han constatado 311 víctimas. Solo cuatro han denunciado. Y muchos han colgado a los investigadores que les llamaron. Es la historia de una chica que supone "un nuevo paradigma" dentro de la ciberdelincuencia. La protagonista de la operación Curvas. "El ejemplo de la democratización de la IA. Lo que antes era patrimonio de unos pocos, se ha transformado en un recurso al alcance de cualquiera sin conocimiento. Con dos app moldeas tu cuerpo para crear una identidad falsa".

El inspector jefe Andrés Román no oculta cierta admiración por su último objeto de estudio. "Antes de realizar el registro, pensábamos que en la vivienda nos encontraríamos un sofisticado equipo informático con potencia suficiente para mover videos e imágenes. Y con lo que nos topamos fue con una persona completamente normal que hacía sextorsiones de forma artesanal". Esto supone "una gran diferencia con respecto a más del 90% de los delitos de este tipo que investigamos, y que mayoritariamente perpetran grupos organizados de origen subsahariano o filipino", señala el responsable de la Sección de Ciberdelincuencia de la Comisaría Provincial de Málaga, que recuerda que supone una evolución porque se pasa de la "imagen en frío" a la interacción.

La sospechosa era una "autodidacta" que dio "un salto cualitativo" cuando descubrió las aplicaciones de Inteligencia Artificial con las que podía modificar su aspecto y transformarse en una Kim Kardashian para reguetoneros con pantalones caídos y camisas abiertas. Fue una amiga quien la puso en el camino. "Gracias a una conversación intervenida, supimos que le explicó: 'Si tú quieres vivir de esto, tienes que crearte un perfil, instalarte…'. La enseñó para que siguiera sus pasos", comenta el mando policial, que considera que la alumna superó a la maestra.

P. D. Almoguera. Málaga

La joven, madre de un niño de cuatro años, comenzó a visionar tutoriales sobre el manejo de app y aplicaba esos nuevos conocimientos a los videos eróticos que protagonizaba. Con las herramientas digitales, esculpía su cuerpo. Reducía su cintura y aumentaba sus glúteos, utilizaba filtros para lograr una piel de porcelana y cambiaba sus cortes de pelo.

"El perfil era especialmente seductor porque el físico —artificial— se retroalimentaba con la imagen en movimiento y la voz. Y eso no es muy frecuente". Esta novedad explicaría que lograse acumular más de 13.000 seguidores. Víctimas propicias porque "no ven la realidad, sino lo que sus necesidades le transmiten". "El problema no es que exista un ciberdelincuente, que exista un truhan, sino que tenemos vulnerabilidades que se multiplican en Internet", explica Román, que profundiza en esta idea: "Lo virtual provoca alteraciones en la percepción del riesgo. Creemos ver lo que queremos ver. En este caso, la debilidad era la libido. En el de la estafa amorosa, las necesidades emocionales".

Los ciudadanos, según advierte, se enfrentan a "parásitos que detectan esas debilidades". Y Curvy sexy —una de las identidades que utilizaba la investigada— era una de ellas.

"Borra, por favor"

Pero vayamos al principio. A septiembre de 2023. Cuando los investigadores tramitaron la denuncia de un vecino de Málaga que relató que estaba siendo víctima de una sextorsión por parte de una chica a la que había conocido a través de una red social. El modus operandi era el habitual en esta tipología delictiva: la chica se ganaba la confianza de los varones que contactaban con ella y, tras sonsacarles imágenes comprometidas de carácter sexual, los amenazaba con difundirlas entre sus familiares y conocidos si no realizaban una serie de pagos a través de transferencias bancarias. Pero en ese caso había una novedad. La sospechosa utilizaba videos en los que exhibía sensualmente un "cuerpo irreal" que moldeaba con aplicaciones de IA para transformarse en un objeto de deseo de incautos que llegaban hasta su perfil.

"Trabajamos con una perspectiva global para poder hilvanar las piezas que componen este tipo de delitos y para nosotros es fundamental grabar datos para detectar denominadores y crear sinergias". Por eso, "cuando recibimos la denuncia, nos percatamos de que existían otras dos personas, vecinas de Melilla, que habían denunciado casos con un patrón similar y que investigaba la Comisaría de San Sebastián".

La investigación tecnológica permitió trazar las rutas de los dispositivos y las indagaciones patrimoniales detectaron "envíos de mucho dinero a Marruecos". Ambas líneas de trabajo acabaron confluyendo en un pequeño pueblo de Guipúzcoa donde ubicaron a la mujer que estaba detrás de este "trabajo artesanal" realizado por una freelance que se había convertido en una "profesional" de las sextorsiones.

Para los expertos, este caso representa "es la democratización de la ciberdelincuencia". La obra de una autodidacta formada con tutoriales

Se trataba de una chica española de 26 años y origen magrebí que decía ser malagueña. Madre de un niño de cuatro años con el que compartía un piso convertido en un vertedero como consecuencia del síndrome de Diógenes que padece. Este escenario nauseabundo, entre bolsas de basura, colchones y excrementos en el suelo, era el plató donde grababa los videos eróticos con los que enganchaba a sus víctimas. Material que iba renovando con imágenes en los que mostraba nuevos looks y que exhibía para conservar la atención de sus seguidores y desmentir a quienes cuestionaban su existencia.

"Buenas noches a todos. Lo primero, no soy una cuenta falsa. Porque muchos creías que lo era. Así que no soy una cuenta falsa. ¿Ok?", advertía en uno de los videos que ha podido visionar El Confidencial, mientras que en otro se aprecia la importancia de la voz en el engaño cuando —en ropa interior— mira a la cámara y sensualmente dice: "Estoy aquí, si quieres venir, ven".

La joven realizaba planos medios porque le permitían centrar los retoques con Inteligencia Artificial en la cintura —que reducía de forma exagerada—, el trasero y la cara. Formaba parte de un proceso de aprendizaje que inició cuando descubrió en las aplicaciones y los "tutoriales de estilización" una especie de cirujano plástico con el que mutar otra persona más atractiva.

Antes de esta fase fingía ser una escort —acompañante o prostituta de lujo—. Y tenía éxito. "Era tal el morbo que generaba y la dependencia que provocaba en sus víctimas que volvió a engañar a un tipo al que con anterioridad dejó plantado en una habitación de hotel", recuerda el inspector jefe, que apunta que este hombre "no se sintió estafado, al contrario, la situación le excitó mucho más".

El círculo de luz que empleaba la investigada para iluminar sus videos eróticos rodeado de bolsas de basura, desperdicios y excrementos. (EC)El círculo de luz que empleaba la investigada para iluminar sus videos eróticos rodeado de bolsas de basura, desperdicios y excrementos. (EC) El círculo de luz que empleaba la investigada para iluminar sus videos eróticos rodeado de bolsas de basura, desperdicios y excrementos. (EC)

Convertirse en un deseo inalcanzable era "su objetivo", pero su gran acierto era "perpetuar el contacto, mantener una relación", porque el fin último era que la agregaran en las redes para tener acceso a los contactos de los familiares y amigos de las víctimas. Una vez lo conseguía, creaba grupos en los que incluía a estas personas, y difundía las imágenes de contenido sexual protagonizadas por los extorsionados.

No las retiraba hasta que le ingresaran las cantidades exigidas y los conceptos de los pagos a los que han tenido acceso los investigadores reflejan muy bien la desesperación de quienes cayeron en sus garras: "Bórralo", "Envío por acuerdo de parar amenaza" o "Borra, por favor".

Instagram y Facebook eran los principales cotos de caza de Curvy Sexy. En ambas redes sociales difundía el contenido erótico que producía y, cuando alguno picaba y pretendía ir más allá, se intercambiaban los teléfonos para "comenzar a trabajárselo en WhatsApp". Esta aplicación era el canal por el que —si era necesario— enviaba videos gancho con alto contenido sexual que "pensamos que descargaba" de páginas pornográficas.

Tras la ilusión, había miseria

El pasado 6 de junio se cerró el círculo. Fue el día en el que culminaron meses de trabajo de recopilación de indicios que conformaron la imputación que "nos permitió entrar en la madriguera" e incautar el móvil de la sospechosa. "Para nosotros es fundamental", señala Andrés Román, "porque nos incautamos algo que es intangible: los datos que están en los terminales y equipos informáticos. Nuestra materia prima".

Los investigadores recuperaron 3.500 chats, de los que 1.000 eran con hombres y cifro en 311 los extorsionados. Sólo cuatro han denunciado

En ese mismo instante que se precintó el teléfono "comenzó la segunda fase" de la operación Curvas. Durante un periodo de cinco meses, los investigadores "explotaron la información" rescatada por los forenses informáticos. Más de 3.500 conversaciones que llevaban el caso hasta otro nivel. Porque las cuatro denuncias que les habían llevado hasta allí eran una minucia dentro del verdadero trasfondo.

El análisis de estas interacciones mostró que 1.000 eran con varones, de los que 311 "picaron". "Un tercio de acierto", destaca el mando policial, que incide en que la joven era implacable. Si no pagaban, "ejecutaba su venganza". Lo que provoco más de una situación conflictiva. Como la que tuvo con la esposa de una de las víctimas, que comenzó a increparla tras conseguir su número de teléfono.

"Ella jugaba con la coacción", pero también con el sentimiento de vergüenza y el " miedo a la exposición" de los extorsionados. Y este hecho lo deja claro: "Hemos contactado con 25 víctimas que nos dijeron que iban a denunciar, pero aún no lo han hecho. Muchos no nos han cogido el teléfono, y otros nos han colgado tras explicarles el motivo de la llamada".

Pablo D. Almoguera. Málaga

Hablamos de gente de muchos perfiles, "padres de familia", a los que sangraba exigiendo dinero a través de Bizum o transferencias y que no quieren volver a sentirse expuestos tras lograr que los liberase. "El pago más elevado que consiguió fue de 500 euros" y, aunque normalmente "se olvidaba del tío en el momento que pagaban", hubo "algún reexprimido".

La investigada "creía que no le iban a denunciar, cosa que era cierta, teniendo en cuenta que solo cuatro personas decidieron hacerlo". Este hecho, y a pesar de las cifras que han trascendido, no permite dimensionar con exactitud el caso en su totalidad. Sobre todo porque Curvy Sexy no tenía un reporsitorio. "Iba borrando cosas". "Vivía al día".

Hasta el día en que los agentes de la Sección de Ciberdelincuencia entraron en su casa. La chica se tiró en el suelo y comenzó a llorar. "¡No he hecho nada! ¡No he hecho nada!", comenzó a justificarse, mientras un detalle llamó la atención de los investigadores que trataban de ponerla en pie: el círculo de luz que utilizaba para iluminar sus videos rodeado de bolsas de basura y otros desperdicios. "Detrás de la ilusión había miseria", apunta Román, que confirma que la arrestada "está en libertad". "Los servicios sociales se hicieron cargo del niño y le limpiaron la casa", pero ella se enfrenta a un delito continuado de extorsión, al que se podría sumar otro contra la integridad y el honor.



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