La calabaza es uno de los ingredientes estrella durante el otoño y el invierno gracias a su versatilidad, pudiendo hacer desde cremas para paliar el frío hasta postres.
En España, la calabaza es un ingrediente imprescindible en la cocina, especialmente durante los meses de otoño e invierno. Esta popularidad en las despensas de los hogares es gracias a su versatilidad, pudiéndose usar en cremas para los días más fríos, en guisos, en postres y hasta en bebidas.
Sin embargo, conservarla correctamente para aprovechar al máximo su vida útil y que no se estropee con facilidad puede ser todo un reto. ¿La nevera? ¿El frutero? Ninguno de estos lugares es ideal si queremos que dure más tiempo. La clave está en saber si la cabaza está madura o no, para guardarla en un lugar u otro de la casa.
¿Dónde guardar la calabaza según su madurez?
El truco para conservar la calabaza empieza por identificar si está madura o no. Si la calabaza que hemos comprado aún está verde, lo mejor es dejarla en una zona cálida de la casa para que el ambiente favorezca que termine de madurar y pueda sacar así su característico sabor dulce y su textura tierna. La podemos dejar en un rincón bien ventilado de la cocina o en cualquier lugar con temperatura ambiente constante.
Por otro lado, si la calabaza ya ha alcanzado su punto perfecto de maduración, la clave está en guardarla en un sitio fresco, seco y oscuro, como una despensa o un sótano. La explicación está en que la luz directa y la humedad son los mayores enemigos de esta fruta, ya que pueden acelerar el proceso de descomposición.
Así, al no meterla en el frigorífico, también prevenimos que pierda su textura y sabor debido al exceso de frío.
¿Por qué no en la nevera ni en el frutero?
Aunque el frigorífico es el lugar habitual para conservar muchos alimentos, no siempre es la mejor opción ni mucho menos. En el caso de la calabaza madura, como comentábamos más arriba, las bajas temperaturas de la nevera pueden modificar su sabor y textura.
Además, la humedad que se genera en este electrodoméstico puede provocar que aparezcan manchas blandas, lo que aceleraría su deterioro y puede hacer que acabe en la basura.
Sin embargo, el frutero, tampoco es una opción ideal porque exposición directa a la luz que entre y al aire puede hacer que la calabaza se oxide con rapidez, sobre todo si ya la hemos empezado.
Además, al dejarla cerca de algunas frutas como manzanas o plátanos, que emiten gas etileno, se puede acelerar aún más su maduración y reducir su vida útil.
Otros consejos para conservar la calabaza cortada
Si ya hemos empezado una calabaza y no la hemos consumido por completo, lo mejor es que envolvamos los trozos sobrantes en papel film o que los guardemos en un recipiente hermético dentro de la nevera. De esta manera, se puede conservar durante unos días sin que se eche a perder.
Aun así, también se puede optar por congelarla y es muy útil ya que estará disponible en cualquier momento para usarla en alguna receta. Tan solo hay que pelar la calabaza, córtala en trozos y guárdala en bolsas herméticas o de ‘zip’.
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