La personalidad del personaje de Michael Scott cambió en la segunda temporada de la serie
Michael Scott dijo una vez: "¿Prefiero ser temido o amado? Fácil. Ambas. Quiero que la gente tema lo mucho que me ama". Finalmente, el público amó al jefe poco convencional de Dunder Mifflin, interpretado por Steve Carell en la versión americana de The Office.
Cuando la serie se trasladó de Reino Unido a EE UU, la primera temporada tuvo problemas de audiencia y su futuro estaba en el aire. Una de las razones era que, al ser el humor británico y el americano tan diferentes, el público no llegaba a conectar con Michael porque el personaje era "muy aburrido y mezquino", más parecido a su homólogo en la versión británica David Brent, interpretado por Ricky Gervais.
Todo cambió cuando los productores se dieron cuenta de que el personaje de Michael, a diferencia del de David Brent, "no solo era un idiota, sino un idiota bienintencionado". En el podcast de Jesse Tyler Ferguson, Dinner's on Me, el que fuera productor y director de varios episodios Paul Feig recordó, no solo el cambio del personaje en el comienzo, respecto al resto de la serie.
El episodio que lo cambió todo
La primera temporada de The Office se asemeja más a su predecesora, con un Michael Scott mucho más desagradable e insoportable, sin embargo, en la segunda temporada, su comportamiento se suaviza. En ese momento, Steve Carell había protagonizado Virgen a los 40, por la que ganó gran popularidad. "De repente Steve se convirtió en una gran estrella. Teníamos una gran estrella en una serie que no estaba funcionando", expicó Feig.
Según contó, el punto de inflexión para el desarrollo del personaje vino durante el rodaje del tercer episodio de la segunda temporada, Olimpiadas en la oficina —dirigido por Feig—. El actor tomó una decisión interpretativa que cambió para siempre el curso de la evolución de Michael Scott: "Era la escena en la que se suponía que todo el mundo estaba trabajando y, para no meterse en problemas con Michael, le dan una medalla de oro. Pero lo estábamos rodando y Steve se emocionó. Steve como personaje, porque había tenido un día terrible. Y empieza a llorar".
Fue en ese momento en el que se dieron cuenta de que Michael Scott "no era un idiota", sino "un idiota que intentaba ser gracioso" y que, a pesar de todo, tenía sus buenas intenciones y su corazoncito.
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