Me vi esta comedia romántica y pienso que es la serie más importante de Netflix


         Me vi esta comedia romántica y pienso que es la serie más importante de Netflix

Una relación sana, un 'chico bueno' irresistible y el mejor primer beso de la televisión: así se ha convertido 'Nadie quiere esto' en la rom-com con más éxito de la plataforma roja.

[ESTE ARTÍCULO CONTIENE SPOILERS DE NADIE QUIERE ESTO]

Me vi Nadie quiere esto en dos tardes. Nada más acabarla, compartí una foto de la serie en las historia de Instagram y las reacciones no tardaron en llegar. Todas positivas: "¡Qué maravilla de serie!", "No lo supero", "Que clonen a Adam Brody"... Solo hubo una nota discordante, una crítica a lo "demasiado perfecto" y "fácil" que era todo entre la pareja protagonista.

No estoy de acuerdo con esta opinión, pero me hizo pensar en todas las ideas erróneas y dañinas que la ficción romántica nos ha metido en la cabeza, sobre todo a nosotras, mujeres, consumidoras mayoritarias del género. Que el amor tiene que ser difícil, que quien bien te quiere te hará llorar, que puedes cambiar al chico malo, que cuanto más rebuscado y complicado más real.

No es ningún secreto que la comedia romántica ha sido considerada injustamente un género menor dentro del 'alto cine', dentro de ese séptimo arte elevando y orgulloso al que se le hincha el pecho con los dramas, los thrillers, el blanco y negro, los planos secuencia y todo lo que huela a intenso.

Richard Curtis y Nora Ephron están bien, pero ni se nos ocurre compararlos con Stanley Kubrick, Alfred Hitchcock o Francis Ford Coppola. Si eso, Woody Allen y Annie Hall tienen un pase, pero ya. Hechizo de luna, Notting Hill o Cuando Harry encontró a Sally son entretenimiento pasajero, no una experiencia artística.

Cuántos prejuicios y cuánta estupidez elitista ha perseguido siempre a la rom-com, cuánta vergüenza reconocer que una película del género nos gusta, cuánto complejo incluso dentro de la propia industria, que si ya es reacia a premiar comedias, aún más comedias románticas.

Este tipo de películas y series siempre han sido subestimadas, arrojadas a la casilla de ficciones tontas y superficiales con las que pasar el rato. Y, sin embargo, nos moldean más que cualquier thriller o fantasía épica. Porque, lógicamente, nos vemos más reflejados en actitudes y comportamientos de La boda de mi mejor amigo que de Juego de tronos.

¿El complejo de salvadora? ¿El apego ansioso más vinculado a la mujer y el evasivo ligado al hombre? ¿La ansiedad romantizada como mariposas en el estómago? ¿La media naranja? ¿La fijación por el chico malo? La presencia en nuestra mentalidad de todos esos peligrosos preconceptos a través de la pantalla se lo debemos a la ficción romántica en general y a la comedia romántica en particular.

Esto lo escribe la máxima defensora del género, que considera Notting Hill su película favorita y ve 10 razones para odiarte una vez al año. Siempre se han hecho buenas comedias románticas, de esas que merecían un lugar en el 'alto cine', pero es cierto que todas caían en el enredo tóxico, la codependencia y la romantización del daño mutuo.

Nadie quiere esto, que ya ha sido renovada por una segunda temporada, no es el epítome de la 'rom-com', pero reivindica el amor sano sin sacrificar ni pizca de entretenimiento y cursilería, y ya solo por eso Netflix ha firmado con ella su fenómeno más relevante y revolucionario.

'Nadie quiere esto', el amor que mereces

No lo llames serendipia o destino, llámalo suerte y predisposición. No lo llames príncipe azul, llámalo hombre en sintonía con su vulnerabilidad y sus sentimientos. No lo llames final feliz, llámalo presente seguro y futuro incierto. No lo llames amor de tu vida, llámalo trabajo y comunicación diarias.

Nadie quiere esto ha perfeccionado los mandamientos del romance dejando la fantasía para abrazar la realidad, sin por eso prescindir de ese 'cuteness' que tanto nos gusta a los fans del género. La creadora Erin Foster se inspira en su propia historia de amor para contar el idilio entre Joanne (Kristen Bell), una presentadora de podcast agnóstica, y Noah (Brody), un rabino que acaba de romper con su ex.

El inicio de su romance no está exento de escollos. Por un lado, tenemos a la ex como un miembro fantasma presente en la mejor amiga que no soporta a la protagonista, la caja de objetos de la que él aún no se ha deshecho, la inseguridad que todo esto genera en Joa... {getToc} $title={Tabla de Contenidos}

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