Conocida como la ruta dos Muiños de Samieira, hace un recorrido por todos esos molinos que están situados a lo largo del curso del río Freiría.
Galicia es un destino ideal para visitar en España, especialmente en otoño. Es una de las comunidades del norte del país para recorrer algunas rutas espectaculares. Quizás la más conocida por todos es el Camino de Santiago, pero en toda la región existen otros recorridos perfectos para conocer los paisajes y la naturaleza propia de la zona.
La ruta del Monte Pindo, con unas increíbles vista a la Costa da Morte; O Camiño Dos Faros, el recorrido que une Malpica con Finisterre o la ruta del Cañón del Sil, que da a conocer los bosques de este lugar. Estas son solo algunas de las grandes conocidas, pero en Pontevedra hay otra en la que se pueden descubrir hasta 23 molinos de agua diferentes: la Ruta dos Muíños de Samieira.
Así es la ruta dos Muíños de Samieira
Samieira es un lugar encantador que se encuentra en el municipio pontevedrés de Poio. Es aquí donde encontramos la ruta dos Muíños, un recorrido por la historia del río Freiría en la que se pueden descubrir hasta 23 molinos que se encuentran situados en la zona. El nombre del río, que también se conoce como Rego dos Muíños, tiene su origen en la palabra 'frailes'. Y es que en el lugar de su nacimiento un noble convertido en fraile construyó un monasterio pequeño del que a día de hoy no queda nada.
El recorrido, en el que se atraviesan paisajes con fresnos, abedules, avellanos, sauces y robles, comienza en la plaza de Alfredo Romay Besadas. Tendremos que ir en dirección sur para encontrarnos con el primer molino, conocido como el Molino de Cubo de Abaixo. Si seguimos por este camino encontramos Fontemulleres, pero si regresamos a la plaza y subimos al norte es donde podremos ver el resto de molinos.
Los primeros molinos que vamos a ver en este recorrido han sido restaurados. Además, durante el primer kilómetro estamos en Samieira. Aquí es donde se encuentran la gran mayoría de los molinos, que están repartidos por todo el cauce del río. Al pasar el área de descanso de Xirome, nos estaremos adentrando en una parte del bosque que sube hasta 'Foxo das Vacas'.
La función de estos molinos era clara: utilizar la fuerza del agua del río para moler. La corriente movía las piezas que estaban en la parte baja de esta construcción y a su vez hacía girar dos piedras en el interior que molían los granos de trigo, maíz o centeno para convertirlos en harina. Además, estas edificaciones eran lugares de reunión y encuentro, tanto de día como de noche, en los que no faltaba la música típica.
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