El Partido Comunista de Andalucía (PCA) ha dado el pistoletazo de salida al calendario electoral en la comunidad con una propuesta al resto de fuerzas de la izquierda para consolidar la coalición que nació en 2022 y llegar en las mejores condiciones a las elecciones previstas en 2026. En un informe al Comité Central de la formación, el secretario general, Ernesto Alba, lanza una propuesta a IU para afianzar Por Andalucía y alejar un escenario de confrontación, como ocurrió en los anteriores comicios. "El debate en estos momentos en Andalucía no es, 'unidad sí o unidad no'; el reto es cómo consolidar Por Andalucía y cómo ampliarla", expresa Alba en su informe, que bebe de un escrito que Julio Anguita presentó al mismo organismo en 1984, antes de la conformación de IU.
El documento que firma el político gaditano constata que el estado de las alianzas de la izquierda en Andalucía es distinto al del resto del país, ya que es el único territorio con una coalición donde conviven partidos que en otros espacios son como el agua y el aceite. En Por Andalucía participan IU y Podemos, así como Equo y Alianza Verde, pero también Sumar, a pesar de que la formación de Yolanda Díaz es posterior. Esto es así porque Más País se ha disuelto dentro de la formación magenta y Esperanza Gómez, que era la líder del partido de Íñigo Errejón en la región, se ha integrado incluso en el grupo coordinador de Sumar en Madrid. El informe que se ha abordado en el Comité Central del PCA propone comenzar el proceso para que no ocurra como en 2022 y la coalición se conforme "en el último minuto".
Alba quiere dejar atrás las "idas y venidas" que han marcado las confluencias de las fuerzas a la izquierda del PSOE y para lograrlo propone un procedimiento reglado, pero, sobre todo, parte de la autocrítica. "No se pueden seguir señalando culpables", reza el documento al que ha tenido acceso este periódico y que rechaza la elaboración de las listas por medio de la "negociación entre aparatos" y las "constantes guerras públicas" que han derivado en un "distanciamiento" del electorado. Alba también reniega de los "hiperliderazgos", del "adanismo" y de las "imposiciones de las mayorías" en los procesos de la última década que van desde Unidas Podemos a Adelante Andalucía pasando por Sumar
La propuesta lanzada a IU por parte del PCA pretende llegar al máximo número de organizaciones políticas, aunque parece imposible que Adelante Andalucía vaya a participar de este proceso después de la traumática ruptura de Teresa Rodríguez, expulsada por sus antiguos socios después de registrar la marca y crear un partido que ocupa parte del espacio que hay en Andalucía a la izquierda del PSOE. El resto de actores están por la labor de volver a tender puentes, aunque es cierto que Podemos celebra en noviembre una asamblea que decidirá definitivamente si quiere seguir construyendo Por Andalucía.
La situación ahora dista de los momentos mas tensos de la conformación de la coalición y los primeros pasos como grupo parlamentario, pero en el espacio admiten preocupación por la posición que puedan tomar los morados en Madrid, donde mantienen la distancia con Sumar. Es cierto que esa distancia es recíproca, pero la dirección de Yolanda Díaz no tiene intención de inmiscuirse en el proceso andaluz, en parte por la debilidad de los magentas en la comunidad.
Para alejar las suspicacias de unos y otros, el líder del PCA propone en su informe al Comité Central un proceso reglamentado que impida las "exclusiones y vetos" que han sido marca de la casa en la izquierda estatal. Alba también descarta la unidad orgánica y la creación de nuevas estructuras y establece como necesario que las decisiones se tomen por consenso. Si no fuera posible un acuerdo, la propuesta de los comunistas es dirimir las divisiones por medio de primarias, aunque con mecanismos de corrección para que las mayorías no acaben laminando a las minorías. Este detalle no es baladí, ya que en el momento actual IU y el PCA, con sus direcciones alineadas, estarían en condiciones de vencer en un proceso democrático sin grandes problemas.
Además de la propuesta formal, lo más importante de la iniciativa del PCA es que abre la carrera electoral y propone activar ya a la izquierda del PSOE para consolidar los buenos datos en las encuestas y llegar a 2026 en buenas condiciones. "Hemos hecho muchas veces el ridículo", expresa una fuente. La idea es activar una "campaña permanente" una vez se alcance un acuerdo para poder ponerse manos a la obra con la designación del candidato o candidata, aunque nadie en el espacio se atreve a dar un nombre todavía. Sí está claro que Inma Nieto no repetirá, ya que lleva como diputada en el Parlamento de Andalucía desde 2015.
En el documento que firma Ernesto Alba, que ha recibido un apoyo del 95% en la reunión orgánica celebrada este viernes, se apela a sindicatos, movimientos sociales, referentes individuales de la izquierda en una apuesta por ampliar la base que bebe precisamente de las tesis que defendía Julio Anguita. El diagnóstico del PCA detecta varias coincidencias entre el momento político de la izquierda en 1984 y en 2024. Entonces la crisis de la izquierda llegó después del éxito de Felipe González y su mayoría absoluta, que dejó al PCE escuálido después del peso que tuvo durante la oposición a la dictadura, en contraste con el PSOE. El resultado de la reflexión impulsada por Anguita fue la creación de Convocatoria por Andalucía, el germen de Izquierda Unida a nivel nacional y es en ese movimiento en el que ahora los comunistas buscan inspiración.
Alba se propone también cambiar las formas para llegar a las capas más jóvenes de la población y competir con otras fuerzas. "Nuestra sociedad ha cambiado y por ello, nuestros métodos y canales de comunicación deben ajustarse", expresa el informe, que también alerta contra la capacidad de la extrema derecha para llegar a esas cohortes por medio de redes como TikTok. Pero esta revisión va más allá de las formas, ya que el PCA se propone atender "al estado emocional" de la ciudadanía en un momento en el que el "individualismo" prima sobre lo colectivo y trascender las batallas clásicas de la izquierda como la sanidad pública o la defensa de los trabajadores, pero sin desatenderlas.
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