Crítica de 'Smile 2': sonrisas demoníacas, cantantes con problemas de drogas y una secuela que da escalofríos


         Crítica de 'Smile 2': sonrisas demoníacas, cantantes con problemas de drogas y una secuela que da escalofríos

Con Parker Finn de nuevo tras la dirección de este espeluznante universo, una brillante Naomi Scott se sitúa en el papel de una artista a punto de realizar la gira más importante de su carrera.

Un suicido inesperado, un parásito demoníaco que se introduce en la mente que lo presencia, una sonrisa aterradora y siete días antes de que pierda la cabeza, estas son las normas con las que el cineasta Parker Finn conquistaba a los amantes del cine de terror en 2022. Ahora, el norteamericano regresa con Smile 2, una secuela que consigue estar a la altura de aquella película que ya nos causó escalofríos a través de sus sonrisas más perturbadoras.

Aprovechando los mismos fundamentos presentados en la primera entrega y dándoles una mayor profundidad en el guion, así como aumentando la complejidad técnica con un mayor presupuesto evidente, Parker Finn se sitúa de nuevo en la silla del director y aporta un giro de tuerca a una historia que resultaba ya de por sí redonda.

Con una secuencia inicial adrenalínica y potente protagonizada por el actor Kyle Gallner, quien recientemente destacaba con Strange Darling, su personaje sirve de nexo entre las dos películas para explicar cómo el ente desconocido acaba introduciéndose en la mente de una cantante de éxito que prepara una gira internacional. Un momento especialmente vulnerable para ella tan solo un año después de un trágico accidente de automóvil provocado por sus problemas con las drogas y el alcohol.

Smile 2 hace uso de los elementos del cine de terror más efectistas, con algún que otro jumpscare que te hará saltar de la butaca, pero sin hipotecarse tan solo a eso al generar una atmósfera realmente horripilante. Con reminiscencias a títulos como Vox Lux: el precio de la fama o Her Smell, la actriz Naomi Scott brilla al situarse en el papel de esta artista con delirios de grandeza y enfrentada a sus peores fantasmas, haciéndonos partícipes de su caída en desgracia sangrienta.

Scott recoge magistralmente el testigo de Sosie Bacon, la actriz principal de la primera entrega, en un filme que también incluye una nueva capa más al abordar los peligros detrás de la industria musical. Una doble lectura que retrata los excesos de la vida de aquellos juguetes rotos que acaban muriendo prematuramente o arrastran problemas de por vida al ser engullidos por las majors.

A pesar de todos sus aciertos, Smile 2 no consigue sobrepasar la creatividad de la primera película, pero es una digna sucesora. Una comparación inevitable entre ambos títulos que se salda con una pérdida del factor sorpresa en su secuela, así como con una mejora de los aspectos técnicos que, contra todo pronóstico, hacen que pierda parte del encanto indie del filme original (al menos todos lo independiente que pueda ser una película de Paramount).

El thriller sobrenatural Smile 2 continúa abriendo nuevas puertas a la continuación de esta sonriente y delirante franquicia que juega gustosamente con la mente del espectador entre lo real y lo ilusorio, aportando frescura al cine de terror en una de sus mayores épocas de esplendor.

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