Había sido internacional con la selección de Escocia y contaba tan solo con 21 años.
La época victoriana es la de los orígenes del fútbol, y en ella encontramos historias realmente llamativas, como la que os voy a traer este domingo: vamos a conocer más de cerca a James Dunlop, el futbolista que murió tras hacerse un corte en la pierna jugando un partido.
Dunlop nació el 17 de mayo de 1870 en Gourock, Escocia. Nació en un pub, regentado por su madre, mientras que su padre era comerciante de bebidas. En 1873 se mudaron a Paisley, cerca de Glasgow.
En 1877 se fundó en la ciudad el St Mirren FC y Dunlop, entonces un niño, se aficionó al fútbol. Empezó a jugar y cuando tenía 17 años, el club lo contrató.
Pero además de ser buen jugador de fútbol, el joven James Dunlop era muy espabilado, porque con 18 años ya trabajaba en la compañía telefónica National Telephone Exchange, de la que poco después llegaría a ser gerente.
La meteórica carrera de James Dunlop le hizo ser capitán de los Saints en 1890, año en el que también debutó con la selección nacional de Escocia en un partido ante Gales que se disputó, precisamente, en St. Mirren. Sería su único partido internacional.
Dunlop, que jugaba de interior izquierdo, recibió ofertas de varios equipos de Escocia e Inglaterra. Él nunca quiso abandonar el St. Mirren, y declaró que "viviría y moriría como un Saint". No sabía lo premonitorias que iban a ser esas palabras. Tal era el amor de Dunlop por su equipo, que llegó a renunciar a jugar con la selección para no abandonar al St Mirren.
El día de Año Nuevo de 1892, el St Mirren disputó la final de la Copa de la Caridad de Paisley ante otro equipo de la ciudad, el Abercorn. En el segundo tiempo, y con ventaja de 2-0 para el Abercorn, James Dunlop sufrió un corte en una rodilla con un vidrio roto que había en el terreno de juego, al parecer procedente de una botella que había lanzado un hincha.
El jugador fue atendido en el vestuario por el doctor Bruce. Hay que tener en cuenta que aunque hoy en día un corte puede parecer algo trivial, a finales del siglo XIX las vacunas y los antibióticos no estaban generalizados, por lo que accidentes de este tipo podían ser graves.
El St Mirren tenía un viaje programado a Inglaterra para jugar contra el Sheffield Wednesday, pero Dunlop se quedó en Escocia para recuperarse de su lesión. Pero la cosa no fue bien. El día 8 de enero de 1892, Dunlop ingresó en un hospital de Paisley con tétanos, que entre otros síntomas se manifiesta con rigidez muscular que suele afectar a la mandíbula y al cuello.
Esto fue resultado directo del corte sufrido en partido. La bacteria del tétano atacó la herida y se introdujo en el sistema nervioso, provocando finalmente dolor muscular y espasmos.
Hoy en día la vacuna del tétanos está más que extendida, e incluso el ibuprofeno puede tratar los espasmos de la mandíbula, pero en 1892 ambos remedios aún no existían.
El bloqueo de la mandíbula de James Dunlop empeoró y pese a los esfuerzos de los doctores, el futbolista moría el 11 de enero, incapaz de respirar o tragar. Tenía 21 años de edad.
Pese a que en aquella época la muerte podía sobrevenir a edades muy tempranas, el fallecimiento de Dunlop causó un gran impacto en Paisley. 300 personas acudieron al funeral del futbolista en la parroquia de St. James, y miles más siguieron al féretro hasta el cementerio. Al entierro acudieron representantes de todos los clubes de Escocia: el Rangers, el Celtic o el Hearts, y también de clubes ingleses como el Sheffield FC. También acudieron directivos de la Federación Escocesa.
Tanto impactó la muerte de James Dunlop, que la ciudad de Paisley decidió erigir un monumento funerario en su memoria, que fue inaugurado en diciembre de aquel 1892.
Todavía hoy James Dunlop es recordado en Paisley. El pasado mes de abril se instaló, en el punto donde estaba su casa, una lona con su efigie y su famosa frase: "Viviré y moriré como un Saint".
Espero que os haya gustado el artículo. Hasta la semana que viene.
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