Este histórico puente es el más antiguo del Imperio Romano que se conversa en su estado original


         Este histórico puente es el más antiguo del Imperio Romano que se conversa en su estado original

Con una longitud de 62 metros y un ancho de 5,5 metros, este puente sigue en uso en la capital de Italia sobre el río Tíber.

El Ponte Fabricio, también conocido como el Ponte dei Quattro Capi, es un símbolo de la historia viva de Roma y una obra maestra de la ingeniería romana. Este puente sobre el río Tíber es el más antiguo de Roma que ha llegado a nuestros días en su estado original, según informa Turismo de Roma. Fue construido en el año 62 a.C., reemplazando un antiguo puente de madera que, según el historiador Livio, ya existía en 192 a.C., aunque probablemente era anterior.

Historia del puente

El encargado de su construcción fue Lucius Fabricius, quien en su época ocupaba el cargo de curator viarum, es decir, el responsable de la administración y el mantenimiento de las carreteras. Este dato ha llegado hasta nosotros gracias a las inscripciones que se pueden observar en los arcos del puente. Como señala la fuente, "el puente conecta la Isla Tiberina con la orilla izquierda del Tíber, manteniendo su función original a lo largo de más de dos mil años" .

El puente conecta la Isla Tiberina con la orilla izquierda del Tíber, manteniendo su función original a lo largo de más de dos mil años

El puente también ha pasado por varias restauraciones importantes a lo largo de los siglos. Una pequeña inscripción menciona las obras realizadas por Marco Lolio y Quinto Lépido en el siglo I a.C., tras dos desbordamientos del Tíber. En el año 1447, el papa Eugenio IV llevó a cabo una restauración que incluyó la pavimentación con losas de travertino, mientras que en 1679 el papa Inocencio XI reforzó la estructura y reconstruyó los parapetos .

El Ponte Fabricio cuenta con dos amplios arcos que descansan sobre un pilar central, el cual está perforado por un arco menor que ayuda a reducir la presión del agua durante las crecidas del río. Su construcción se realizó con hormigón, piedra de gabina y toba, y presenta elementos recubiertos de travertino. Las restauraciones del siglo XVII introdujeron ladrillo en ciertas secciones. Además, el antepecho del puente está adornado con las célebres hermas de mármol de cuatro lados, que le han dado el nombre moderno de "Ponte dei Quattro Capi" .

Una popular leyenda romana sostiene que las cuatro cabezas que adornan las hermas representan a cuatro arquitectos decapitados por orden del Papa Sixto V, debido a una disputa durante las restauraciones del puente. Según la leyenda, estos arquitectos fueron inmortalizados en un monumento de mármol con las cuatro cabezas unidas, en un simbolismo de contacto eterno. Aunque esta historia es parte del folclore local, añade un toque de misterio al ya fascinante puente.

En la antigüedad, el Ponte Fabricio también era conocido como el Puente Lapideus tras la restauración efectuada por el cónsul Emilio Lépido. Durante la Edad Media, cuando la comunidad judía de Roma se situaba en la orilla izquierda del Tíber, se le conocía como el Puente de los Judíos debido a su proximidad a esta comunidad .

El puente es más que una simple vía de comunicación; ha sido testigo de innumerables eventos históricos y figura en los textos de poetas como Horacio, quien lo menciona como un lugar donde las personas, en su desesperación, se arrojaban al río. Con una longitud de 62 metros y un ancho de 5,5 metros, el puente sigue en uso, conectando el Campo de Marte con la Isla Tiberina, y se ha convertido en una parte integral del paisaje de Roma.

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