El Gobierno retoma los contactos con Junts en busca de la anhelada reconciliación

El Gobierno retoma los contactos con Junts en busca de la anhelada reconciliación

El optimismo legendario de José Luis Rodríguez Zapatero empapa también a este Gobierno. Junts no hace ni una señal de que puedan aprobar los próximos presupuestos y, pese a ello, la Moncloa defiende que hay tiempo para convencerlos. Con el propósito de impulsar una reconciliación, el ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, se reunió este miércoles en el Congreso con la portavoz parlamentaria de Junts, Míriam Nogueras. La cita duró poco tiempo. El Gobierno se escuda en que es un primer contacto de otros muchos a nivel parlamentario. Un primer movimiento para el deshielo.

El día tampoco era el más propicio para un largo encuentro. Los diputados de la formación de Carles Puigdemont se marcharon del pleno antes del mediodía para llegar a la manifestación independentista de la Diada. Pero que Bolaños y Nogueras se vieran solo unos minutos, no parece un síntoma muy positivo. Junts no afloja en sus críticas al Ejecutivo. Ni cesa el cuestionamiento del acuerdo del PSC y ERC para una financiación singular de Cataluña ni se muestra partidario de apoyar los objetivos de déficit, el paso previo a los presupuestos.

La propia Nogueras exigió a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que "si quiere resultados diferentes, haga cosas diferentes", en alusión a que su partido ya tumbó la senda de déficit y el Gobierno la ha aprobado de nuevo sin cambios. En Junts defienden que si la Moncloa tuviera alguna voluntad de acuerdo les habrían llamado durante estas semanas. Su tesis es que a Pedro Sánchez le viene mejor no tener presupuestos. Porque las cuentas de 2023, explican, que volverían a prorrogarse, son expansivas y le dan margen de gasto.

El discurso del Gobierno es diametralmente distinto y la consigna es que van a presentar los PGE aunque no dispongan del respaldo suficiente para aprobarlos. En estos momentos no existe inquietud ante la votación de los objetivos de déficit porque los presupuestos de 2025 podrían elaborarse igual, con el anterior dato remitido a la Comisión Europea en el Programa de Estabilidad.

Marisol Hernández

La preocupación del Ejecutivo por la inestabilidad de sus relaciones con Junts no está ligada a la senda de estabilidad, que el Ministerio de Hacienda tiene salvada, sino a la necesidad de recuperar la interlocución y que no tumben las cuentas del próximo año. Pero, para los de Puigdemont su confianza en el PSOE está seriamente dañada por el fracaso de la aplicación de la ley de amnistía. Y a este recelo no contribuye nada el pacto alcanzado entre el PSC y ERC, que ha convertido a Salvador Illa en presidente de la Generalitat. "Les ha sentado mal", reconocen en la Moncloa.

Pese a ello, la comunicación entre el secretario general de Junts, Jordi Turull, y el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, se mantiene abierta, y las reuniones mensuales en Suiza con un verificador internacional para explorar soluciones al "conflicto político" catalán prosiguen. Los socialistas aseguran que en esos encuentros sólo se abordan temas "de fondo", vinculados al encaje de Cataluña en España. Desde Junts niegan esta versión y señalan que sirven también para tratar todos los asuntos pendientes con el PSOE.

Marcos Lamelas. Barcelona

Ese canal no es óbice para que el ministro de Justicia, Presidencia y Relaciones con las Cortes engrase su relación con la portavoz parlamentaria, que ayer acudió a la entrevista con él con una carpeta. La postura de Junts es que la ley de amnistía era sólo el precio para que Sánchez pudiera continuar en la Moncloa y que después "todo lo demás era pieza a pieza", en referencia a que su voto siempre tiene un precio.

Al comienzo de la legislatura, una vez que se logró pactar la investidura, la sensación en la Moncloa era que podían domar a Junts porque después de una legislatura ausentes habían accedido a participar de la gobernabilidad. El paso de los meses ha demostrado que esa visión era excesivamente entusiasta. Aun así, el Gobierno todavía se aferra a que puede sacar adelante los presupuestos. Es más un empeño de ver el vaso medio lleno, con el argumento de que "hay tiempo" para hacerles cambiar de opinión y de que Junts aún no ha cerrado definitivamente la puerta. "No nos han dicho que no", reiteran en la Moncloa, pese a la frialdad con la que socialistas y posconvergentes se tratan.

En cualquier caso, el Ejecutivo aprobará los presupuestos, aunque no puedan salir adelante en el Congreso, porque quiere transmitir que tiene un proyecto político, medidas para que "el país avance", pese a que la política española sólo destila inestabilidad.



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