El término ‘emplumar’ como sinónimo de castigar a alguien proviene de un antiguo castigo público que consistía en cubrir al condenado con miel o resina...
El término ‘emplumar’ como sinónimo de castigar a alguien proviene de un antiguo castigo público que consistía en cubrir al condenado con miel o resina y luego pegarle plumas por todo el cuerpo.
Esta práctica se realizaba principalmente en Europa durante la Edad Media y posteriormente en América en tiempos de la era colonial.
Las víctimas, frecuentemente acusadas de delitos como el robo o adulterio, eran expuestas públicamente para ser humilladas y castigadas. Este método buscaba no solo infligir dolor, sino también ridiculizar al castigado frente a la comunidad.
En inglés, esta práctica se conocía como ‘tarring and feathering’, donde se usaba resina en lugar de alquitrán caliente, evitando así las quemaduras.
En España, el castigo de ‘emplumar’ era frecuentemente aplicado a mujeres, especialmente aquellas acusadas de delitos como adulterio, brujería o comportamiento inmoral. Este método de humillación pública servía no solo para castigar físicamente sino también para deshonrar a las mujeres frente a su comunidad.
En otros lugares se utilizó para castigar delitos percibidos como traición o deslealtad. Por ejemplo, en América colonial los patriotas americanos lo usaban contra los lealistas británicos durante la Revolución Americana. La humillación y el dolor infligidos servían como una advertencia a otros, y en Francia, se aplicaba a los traidores durante las guerras religiosas. Este castigo, además de la violencia física, buscaba un impacto psicológico, marcando al individuo como un paria en su comunidad, por lo que la vergüenza y el estigma resultantes del emplumado tenían consecuencias duraderas, afectando la reputación y la posición social de las personas ‘emplumadas’.
En el Diccionario de Autoridades, publicado en 1732, se recoge el término ‘emplumar’ con la acepción de […]castigar a uno y afrentarle, por haber sido alcahuete: lo que se ejecuta por mano del verdugo desnudándole de medio cuerpo arriba, untándole con miel, y después cubriéndole con pluma menuda[…].
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