Si uno agarra un vaso al que tan solo le queda un dedo para llenarse y lo coloca durante unos segundos debajo del grifo, terminará derramado al completo. Da igual si el agua estaba ahí antes o después de abrir la llave; acabará fuera del recipiente. Con esta explicación argumenta Paco, un hostelero con más de cuatro décadas de experiencia a sus espaldas, lo que ocurrió durante nueve años con el festival Dreambeach en el pequeño pueblo de Villaricos (715 habitantes), en Almería.
"El agua que había antes es el turismo familiar de aquí, al que no hace falta atraer con nada porque siempre viene. Si le añadimos agua al vaso, los festivaleros del Dreambeach, lo que ocurre es que las familias se marchan y se quedan cuatro días miles de sujetos borrachos que hacen vandalismo y orinan en la calle", detalla. Esto es lo que, según su testimonio, ha ocurrido en esta localidad —perteneciente al municipio de Cuevas de Almanzora— durante la década que se celebró allí el macrofestival.
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Roberto Ruiz Anderson
El hombre, al frente del Chiringuito El Faro de Villaricos, es especialmente reacio con este tema: "Conozco a gente [el perfil de cliente al que él se enfoca] del pueblo que esos días se iba. Armaban follón, algunos llevaban malas pintas y se vende un turismo que nada tiene que ver con el nuestro. ¿Beneficio económico? ¡Y una mierda!". La edición de 2023, según datos de la Guardia Civil, se saldó con seis detenidos y 700 multas.
El evento —la cita de electrónica más importante de España y un referente europeo en los macrofestivales de este estilo musical— lleva meses en el punto de mira por su nueva ubicación en la capital de la provincia. La edición de 2024, que terminará este domingo, es la primera que se celebra fuera de Villaricos. Esta vez se ha trasladado hasta la ciudad de Almería; un movimiento que ha cabreado a un sector vecinal de El Toyo. "Será un martirio", dicen ellos, que han conformación una asociación para pelear en conjunto contra la cita musical. Sus quejas y denuncias empaparon los medios de comunicación, pero, ¿es que nadie piensa en los otros vecinos de Villaricos que convivieron durante nueve años con el festival?
La realidad es que, entre ellos, existen opiniones dispares. "Lo mejor que han podido hacer es llevárselo", reseña Francisco, que lleva 13 años trabajando en un bar del pueblo. "Al final, consumían dentro del festival", continúa, sentenciando que los ingresos generados por la cita no se producían en su negocio. Kelly, que lleva dos años trabajando en la pizzería del pueblo, reconoce que de tanto en tanto sí se acercaban algunos "chicos jóvenes a comerse unas pizzas".
Por otro lado, el dueño del Hostal Casa Verde siempre se ha dedicado al alquiler de apartamentos en estas fechas y reconoce que los días del Dreambeach siempre lo tenía todo lleno. Los hosteleros, en cambio, insisten en que dejaron de hacer el agosto hace tiempo.
Los organizadores del Dreambeach, por su parte, defienden que nunca han tenido ningún inconveniente con los vecinos en los casi 10 años que se celebró ahí el festival. Atribuyen el cambio de ubicación a la necesidad de mejorar la accesibilidad, la logística y la oferta turística para los dreamers.
"El que crea que este evento riega de millones, que explique a los vecinos cómo llega esa lluvia de dinero que en Villaricos y Palomares no existió", defienden los de El Toyo en una entrada de su página web. La realidad es que la localidad no tenía "capacidad" física para albergar semejante fiestón. De hecho, y según fuentes de la organización del Dreambeach, esta fue una de las razones por las que optaron por trasladar el evento. Además, el espacio destinado estaba alejado el núcleo urbano.
"No son solo gente joven, los mayores de 50 también quieren ver a David Guetta"
El pueblito es muy pequeño; apenas hay oferta hotelera y de apartamientos como para acoger a más de 100.000 asistentes. Por eso la gran mayoría de personas optaban por quedarse en el camping del propio festival. Tras la edición de 2023, la organización determinó que el impacto económico directo fue de 12,5 millones de euros y mil puestos de trabajo.
Diversificar el turismo
La principal denuncia de Paco sobre el cambio del modelo turístico en la región de Almería es precisamente lo que busca el Ayuntamiento de la capital. "El Dreambeach coloca a Almería en la primera línea", señalan fuentes del consistorio. La Administración está buscando diversificar el modelo turístico, limitado a las familias en busca de sol y playa. Quieren ampliar los espectáculos culturales y musicales y atraer a todo tipo de ciudadanos. "En el festival hay gente con la Ikurriña, la bandera LGTB… Es muy diverso y hay de todo. No son solo gente joven, los mayores de 50 también quieren ver a David Guetta", reseñan.
Lo cierto es que la zona es conocida por atraer tanto a turistas nacionales como internacionales. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), son los vecinos de países europeos los que más se acercan a pasar el verano a las cosas de Cuevas de Almanzora. De hecho, el municipio ha tenido un ligero repunte de población en los últimos años por el impacto de la pandemia. Una mujer británica, por ejemplo, decidió convertir Villaricos en su estancia permanente con la llegada del covid.
"Llevamos años explorando otros segmentos", puntualizan. De esta forma, el ayuntamiento almeriense trabaja en la celebración de diferentes congresos internacionales sobre turismo y eventos musicales. "Queríamos estar dentro de este grupo de ciudades donde el turismo musical despierta interés". Por ello, hace siete años empezaron el Cooltural Fest hace siete años y el Solazo Fest hace cuatro; además del conocido Festival de Flamenco con medio siglo de antigüedad.
El macroevento acabará este domingo y, por el momento, está siendo todo un éxito. Al margen de las polémicas, fuentes de la organización aseguran que están recibiendo más aforo que los años anteriores.
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