Así es la vida de un daltónico en el Metro de Madrid: "Al final, el color es solo un concepto"

Así es la vida de un daltónico en el Metro de Madrid:

Mauricio Fossa, de 36 años, no recuerda cuántos años tenía, pero sí el momento exacto en el que supo que era daltónico. "Estaba en el colegio y nos pedían sacar ciertas pelotas de un determinado color y ponerlas en una cesta. Yo no paraba de equivocarme, y fue así que descubrí que el verde y el rojo no eran lo mismo", recuerda. Fossa explica que es difícil saber que uno es daltónico porque nadie lo avisa.

"Es bastante probable que tu entorno ignore que lo puedas ser, dado que en el colegio a ti te enseñan el color verde y tú lo aprendes de esa forma, basado en lo que tú ves, sin saber si tonalidad del color que estás percibiendo es igual o diferente a lo que ven el resto de las personas". A lo largo de su vida, ha aprendido que ciertos colores corresponden a algunos objetos o señales. “Sé que la luz del semáforo es roja porque me han dicho que es roja, por ende, sé que ese es el color rojo. Al final el color es un concepto y tú aprendes dicho concepto como tal y no tienes otra forma de explicarlo”, dice.

A Fossa el ser daltónico le influye de diferentes maneras en su día a día. "Cuando juego fútbol, las camisetas me parecen todas iguales y no tengo idea de quién le puedo dar el pase, y en los juegos del ordenador muchas veces termino matando a mis compañeros porque confundo el color del equipo", asegura entre risas. Sobre todo, lo pasa mal cuando sale a la calle vestido con prendas que no combinan o hace presentaciones en el trabajo completamente antiestéticas.

Se estima que actualmente en el mundo tienen discromatopsia o daltonismo unos 350 millones de personas, de los que, cerca de dos residen en España, afectando mayoritariamente a hombres. Esta alteración de origen genético afecta a la capacidad de distinguir algunos colores, lo que puede dificultar los desplazamientos de muchos madrileños por los intercambiadores y el acceso a autobuses y suburbano. "Al inicio la mayoría de mis amigos no me creían, o se lo toman muy de broma, y si bien no es una cosa tan grave, a veces te quedas preguntando cómo luce la realidad y en qué difiere de la que te reflejan tus ojos", se pregunta Fossa a sus 36 años.

Un cambio en el transporte público

Para hacerle la vida más fácil a estas personas, ⁠la Comunidad de Madrid acaba de aprobar un proyecto piloto para facilitar los desplazamientos de las personas con daltonismo en el transporte público. "Este sistema consiste en la utilización de cinco símbolos gráficos que representan los tres colores primarios, más el blanco y el negro, que se colocarán en la señalética de los intercambiadores y que son fácilmente identificables por los ciudadanos con discromatopsia", aseguran desde el consistorio regional.

Fossa se maneja en el transporte público madrileño guiándose por los números de las líneas de metro y no por sus colores. "Por ejemplo, la línea roja es de una tonalidad suficientemente roja para darme cuenta de que es de dicho color y poder diferenciarla, pero eso es por mi tipo de daltonismo, puede haber otro tipo que no las distinga y que tengan muchos más problemas que yo", asegura.

El Confidencial

Porque sí, no todos los daltónicos son iguales La deuteranomalía afecta sobre todo al color verde, la protanomalía al rojo, y la tritanomalía al azul y la combinación de ellos. "El Gobierno debería tener en cuenta para el proyecto que existen todos estos tipos de daltonismo para hacer el transporte más accesible", afirma Fossa.

Por ahora, la estación de Moncloa será la primera de las infraestructuras del Consorcio Regional de Transportes (CRTM) en la que se aplicará, a partir de septiembre, esta nueva simbología, que estará presente en estaciones, dársenas, directorios, mapas y también en los accesos al metro. Una vez demostrada su utilidad, la medida se extenderá al resto de instalaciones.

"Para su puesta en marcha, el CRTM, organismo adscrito a la Consejería de Vivienda, Transportes e Infraestructuras, ha firmado un acuerdo con la empresa portuguesa ColorADD, encargada del desarrollo de este alfabeto especial y universal cuyo objetivo es mejorar la accesibilidad y la inclusión de estas personas", reza el comunicado del consistorio.

Fossa considera que los semáforos se podrían hacer también más accesibles para las personas daltónicas. "Creo que la implementación de indicadores LED que incluyan patrones diferenciados podrían ayudar. Por ejemplo, que el color verde fuera un triángulo, el naranja un círculo y el rojo, un rombo. Este tipo de lenguaje se aleja del color, puede ayudar al conductor y transeúnte", propone Fossa.



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