Llenar la nevera en los hogares españoles es cada vez un reto más costoso porque el precio de los alimentos continúa creciendo. Para hacer frente al problema de la inflación, el Gobierno central ha renovado recientemente una prórroga a la lista de alimentos sin IVA o con este impuesto reducido. Comer fuera tampoco es la opción más económica: las cartas de los restaurantes subieron un 6,3% en el último año. Sin embargo, hay un lugar donde la inflación afecta menos al bolsillo y comer un menú del día en el centro de Madrid sigue siendo posible por solo 6,45€ : el Congreso de los Diputados.
El menú diario que pueden disfrutar sus señorías y quienes acuden a la Cámara, incluyendo muchos periodistas, cuenta con un primer y segundo plato, postre, pan y una bebida. El menú no tiene competencia en Madrid: cinco céntimos más pagan los estudiantes de la Universidad Complutense por el menú sin servicio en mesa, que se compone de primer y segundo plato, bebida y postre. Algo superior es la cantidad que abonan los alumnos de la Universidad Carlos III de Madrid en su sede de Puerta de Toledo: 7,2 euros, que incluyen plato principal, pan, bebida y postre, es decir, 75 céntimos más que en el Congreso y un plato menos.
Las bebidas calientes también suponen un mayor esfuerzo para los estudiantes que para los políticos: un café solo, con leche, descafeinado o cortado, cuesta 1,10 euros en la Cámara Baja y 1,20 tanto en la Universidad Carlos III como en la Complutense, ambas, universidades públicas. Con las bebidas frías ocurre algo similar. En la cafetería del Congreso las latas de refrescos tienen un coste de 1,30 frente a los 1,60 de la Complutense y los 1,70 de la Carlos III. Lo mismo pasa con las cañas de cerveza, que se pagan a 1,2 en las Cortes y en Puerta de Toledo y a 1,5 euros en la Complutense.
Desayunar en la Carrera de San Jerónimo también es una buena opción: los precios varían desde 1,3 del desayuno continental hasta 2,70 euros el almuerzo superior. Mientras, estos mismos platos en las universidades públicas cuestan 1,75 en la Complutense y 2,2 euros en la Carlos III. También varía el precio de un plátano, melocotón o manzana dependiendo de quién o dónde se compre. La pieza de fruta tiene un coste de un euro para los parlamentarios, pero los asistentes a las clases de la Complutense tendrán que abonar 20 céntimos más por estos productos.
Los diputados, y demás usuarios que frecuentan el Congreso, no disfrutan únicamente de la comida de la cafetería en el interior del Congreso. También tienen la posibilidad de pedir más de una ración para llevar y tomarla posteriormente en casa.
Subida en 2023 por la guerra
Estos precios de la cafetería del Congreso han sufrido en el último año. En marzo de 2023, y tras una solicitud de la empresa adjudicataria del contrato que veía cómo sus gastos se disparaban a consecuencia de la pandemia de COVID-19 y de la guerra en Ucrania, el Congreso autorizó una subida. En el escrito presentado ante la Dirección Técnica de Infraestructuras y Contratación de la Mesa del Congreso, la empresa adjudicataria, CAFESTORE S.A.U, subrayaba que experimentaron un "incremento extraordinario de ciertos costes que era imprevisible en el momento de la licitación". La empresa también sostenía en ese mismo escrito que "esta situación tan deficitaria está impidiendo que CAFESTORE pueda asumir determinadas peticiones de los trabajadores que también se ven perjudicados por esta situación, como es el incremento de la retribución de las horas extraordinarias". Finalmente, el Congreso aceptó las modificaciones de la empresa, pero hasta ese momento los precios en la cafetería de la Cámara Baja eran todavía inferiores: por 4,5 euros comían el menú del día los representantes políticos.
Los precios de los que disfrutan en el Congreso sus señorías son aún más llamativos cuando se compara el nivel adquisitivo de sus sueldos. Estudiantes y legisladores tienen precios similares en sus cafeterías, siempre más bajos para los segundos, pero están separados por el abismo de sus retribuciones anuales. Según la última encuesta de estructura salarial del Instituto Nacional de Estadística (INE) publicada el pasado mes de junio, el salario medio de los jóvenes de entre 20 y 24 años, los que habitualmente frecuentan la universidad, fue de 15.181 euros anuales en 2022 y de quienes estaban en la franja de edad de 25-30 años de 20.459 euros.
Por su parte, el sueldo base de los diputados fue de 3.142,14 euros brutos al mes en 2023, según datos del Portal de Transparencia del Congreso. A esta cuantía hay que sumar los cobros por indemnizaciones mensuales, que oscilan desde los 963,43 euros que cobran los electos por Madrid hasta los 2.018,41 que perciben los elegidos por otras provincias. Es decir, la banda salarial mínima de los diputados se mueve entre los 57.477,98 y los 72.247,7 euros anuales, cantidades que se ven aumentadas por las dietas y los complementos que perciben si los representantes políticos ocupan un puesto en la Mesa o en la Junta de Portavoces.
La pobreza cada vez más agudizada de los jóvenes se enfrenta a la cómoda posición de una clase política que se ve reforzada por las subidas salariales y beneficios en lugares públicos como el Congreso. En 2023 el Gobierno de Pedro Sánchez aprobó una subida del 3,5% en los sueldos de los representantes políticos, mientras que un año antes, en 2022, el salario medio de los españoles perdió 4,3 puntos de poder adquisitivo. Diferencias que afectan directamente a la vida diaria de unos jóvenes que cada vez se sienten más alejados de sus representantes políticos.
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