La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) comparte consejos sobre la distribución óptima de los alimentos en el refrigerador para conservarlos de manera segura y evitar el crecimiento de bacterias dañinas.
Conservar adecuadamente los alimentos es fundamental para prevenir el desarrollo de bacterias causantes de intoxicaciones alimentarias, como la Campylobacter, la Escherichia Coli y la Salmonella. En España, la AESAN ofrece pautas sobre cómo almacenar los alimentos en la nevera para reducir al máximo el riesgo de proliferación bacteriana y extender la vida útil de los productos.
Según la AESAN, la temperatura ideal del frigorífico debe oscilar entre los 0 y los 5 ºC. Además, es crucial mantener la puerta abierta el menor tiempo posible para evitar fluctuaciones de temperatura. Para conservar los alimentos de la mejor manera, se recomienda la siguiente organización:
Puerta de la nevera
Este espacio es ideal para almacenar alimentos listos para consumir, como mantequilla, mermelada, kétchup y bebidas. Al estar expuesta a más cambios de temperatura, no es adecuada para productos perecederos.
Estantes superiores e intermedios
En los estantes superiores deben colocarse los alimentos ya cocinados, listos para el consumo, quesos, yogures y sobras de comida. Estos estantes mantienen una temperatura estable y alejada de alimentos crudos. Mientras que en los intermedios deben estar los huevos, lácteos, embutidos y platos precocinados. Y es que, su ubicación central permite un fácil acceso y una temperatura adecuada para su conservación.
Estantes inferiores y cajones inferiores
Las frutas y vegetales deben almacenarse en los cajones inferiores, que son los espacios más fríos y húmedos de la nevera. Estos productos se deterioran rápidamente, por lo que requieren condiciones específicas para mantener su frescura.
Es importante destacar que algunos alimentos no deben guardarse en la nevera. Los plátanos y los tomates, por ejemplo, no madurarán adecuadamente en el frío. Del mismo modo, las patatas, las cebollas y los ajos deben almacenarse en un lugar fresco y seco fuera del refrigerador.
Al seguir estas pautas de almacenamiento, no solo se prolonga la vida útil de los alimentos, sino que también se reduce el riesgo de intoxicaciones alimentarias. La AESAN recomienda a los consumidores españoles estar atentos a estas recomendaciones para disfrutar de alimentos seguros y saludables.
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